Courbet indomable
Pocos artistas habr¨¢n sido m¨¢s vapuleados por la represi¨®n pol¨ªtica que Gustave Courbet (1819-1877). Cierto, Franco encarcel¨® a bastantes artistas y oblig¨® a otros a exiliarse; el estalinismo hizo lo mismo y los envi¨® a campos de concentraci¨®n. El propio Malevich -comparable a Courbet en importancia hist¨®rica- fue arrestado en 1930 acusado de ser esp¨ªa por el solo hecho de haber sido invitado por la Bauhaus, en Alemania; presos de p¨¢nico, sus amigos destruyeron entonces valiosos documentos y manuscritos. McCarthy depur¨® a guionistas, actores y directores de cine afines a la izquierda. Y m¨¢s recientemente un senador norteamericano inici¨® una campa?a contra los fot¨®grafos Mapplethorpe y Andr¨¦s Serrano por considerar sus obras pornogr¨¢ficas e irreverentes. Pero el ensa?amiento contra Courbet acab¨®, literalmente, con su vida.
Hoy resulta evidente la frase de su hermana Zo¨¦: "Todos los temas de Courbet son retratos"
Era un gran provocador: "Quer¨ªa saber el grado de libertad que nos concede nuestra ¨¦poca", escribi¨® el artista
Conoc¨ªa bien el caso de Courbet por haber sido objeto de mi tesis doctoral en 1983. Pero ahora, al ver su excelente retrospectiva en el Grand Palais de Par¨ªs, se me ha hecho evidente la frase de su hermana Zo¨¦: "Todos los temas de Courbet son retratos". Sus impresionantes truchas de 1872 y 1873, con ojos vidriosos y desesperados, fuera del agua y colgando de un anzuelo, son una de las met¨¢foras m¨¢s claras del ahogo f¨ªsico y psicol¨®gico que el pintor sufri¨® desde que fue arrestado el 7 de junio de 1871 hasta su exilio en Suiza en 1873, con dos meses de encierro en la c¨¢rcel de Sainte P¨¦lagie. Acusado de haber impulsado el derrocamiento de la Columna Vend?me durante la Comuna, le obligaron a pagar la reconstrucci¨®n del monumento y le incautaron sus cuadros y bienes. Fue difamado, injuriado y objeto de las s¨¢tiras m¨¢s crueles; se le impidi¨® exponer. Courbet deb¨ªa pagar el primer plazo de 300.000 francos en enero de 1878; muri¨® el 31 de diciembre de 1877.
Hac¨ªa treinta a?os que no se ve¨ªa en Par¨ªs una retrospectiva de Courbet; y diecinueve desde la gran muestra del Museo de Brooklyn. Esto convierte el acontecimiento en algo excepcional. Si, por un lado, a su enfoque le faltar¨ªa un poco de originalidad (el ¨²nico intento de una nueva interpretaci¨®n es la comparaci¨®n de los paisajes de Courbet con fotograf¨ªas de la ¨¦poca), por otro, posee la enorme virtud de que, al estar la exposici¨®n organizada por temas, la fuerza pl¨¢stica y la coherencia estil¨ªstica del pintor se refuerzan de forma espectacular.
La idea que yo sustentaba entonces -que Courbet es, por parad¨®jico que parezca, uno de los padres de la modernidad, junto con Goya, Manet y C¨¦zanne- est¨¢ hoy muy extendida. Incluso los semanarios y los textos de divulgaci¨®n hablan de la modernidad de Courbet. ?Por qu¨¦ es moderno, se preguntar¨¢, en cambio, el ne¨®fito? La respuesta est¨¢ en que Courbet rompe con las convenciones acad¨¦micas de representaci¨®n de la realidad para d¨¢rnosla "tal como es", es decir, sin los aditamentos de la idealizaci¨®n, el tema literario o la amabilidad de lo pintoresco. Para llegar, al cabo de pocos a?os, a la abstracci¨®n era preciso, por decirlo en breves palabras, poner la realidad otra vez "de pies en el suelo", pasar de la pintura de historia a la historia cotidiana, d¨¢ndole a ¨¦sta el rango de alta pintura. ?sta es su primera gran ruptura con la tradici¨®n, que ejemplifican sus Picapedreros y su inmenso Entierro en Ornans (trasladado aqu¨ª desde el Museo de Orsay) con todas las clases sociales puestas a un mismo nivel, a id¨¦ntica escala.
Pero Courbet es tambi¨¦n moderno en su posici¨®n como artista, contrariamente a lo que dec¨ªa Linda Nochlin, quien no lo contemplaba "en lucha consigo mismo" como suced¨ªa a un Flaubert o a un Baudelaire.
Lo sugerente de Courbet es que se considera "el hombre m¨¢s orgulloso de Francia" a la vez que, con sorprendente lucidez, constata el aislamiento del artista moderno respecto a una sociedad que ya no le comprende: "En la sociedad en que vivimos", escribe, "no hace falta trabajar mucho para encontrar el vac¨ªo (...) hasta tal punto que se duda de ejercitar la inteligencia por temor a encontrarse en una absoluta soledad". Y tambi¨¦n: "Esta poblaci¨®n que mira sin ver y que tiene su alma puesta en los negocios (...) Sobre quince camaradas, ?cu¨¢ntos buscan? descubrimos a veces a una decena que avanza para descubrir algo y en los cuales se funda el esp¨ªritu de los tiempos futuros". ?sta es una buena descripci¨®n del artista de vanguardia, experimental, incomprendido y visionario.
Tambi¨¦n es moderna su provocaci¨®n, completamente voluntaria -como har¨¢n los dad¨¢s cincuenta a?os despu¨¦s-, como cuando pinta El retorno de la conferencia (un cuadro representando a varios sacerdotes borrachos), que fue destruido por su comprador, un cat¨®lico integrista. "Quer¨ªa saber el grado de libertad que nos concede nuestra ¨¦poca", escribi¨® el artista a Albert de la Fizeli¨¨re en 1863 acerca de la selecci¨®n de un tema tan "pol¨ªticamente incorrecto".
Por otro lado est¨¢ la modernidad formal de Courbet, que aplana el espacio pict¨®rico, pinta con esp¨¢tula y es el palad¨ªn de las m¨²ltiples texturas.
En efecto, Courbet aplica texturas distintas sugiriendo propiedades f¨ªsicas distintas y trastoca texturas: as¨ª, por ejemplo, en algunas de sus impresionantes olas ocurre una suerte de terrenizaci¨®n de su consistencia l¨ªquida: son de un verde como de barro y est¨¢n coronadas por unas amenazantes nubes grises, como petrificadas y adelant¨¢ndose hacia nosotros, trayendo a primer plano lo que est¨¢ en el fondo. La sala de las marinas en esta muestra es a todas luces impresionante. Tambi¨¦n Courbet es un maestro en expresar estados f¨ªsicos de los representados (lo que sus coet¨¢neos calificaron de "groser¨ªa" o "animalidad") a trav¨¦s del color o de las texturas: en Les demoiselles du bord de la Seine (1856-1857), la morena, con los ojos entreabiertos pero en un estado de sopor, se ha dejado puestos sus guantes transparentes para que el pintor se?ale mejor la diferencia entre ¨¦stos y la blancura de su torneado brazo. Unas pinceladas verdes rematan su pelo, enlazando con las hojas del ¨¢rbol: es la manera del pintor de explicarnos que su cabeza reposa en la hierba y que unas briznas se han enganchado a sus cabellos. ?stas son las astucias formales que s¨®lo pueden verse en un cuadro al natural.
En esta exposici¨®n se hace patente, una vez m¨¢s, que Courbet es uno de los pintores que mejor ha sabido expresar la sensualidad del cuerpo femenino. En su famoso Las amigas (1866), dos lesbianas enlazadas sobre una cama, visiblemente exhaustas despu¨¦s de hacer el amor, se deleita con morosa complacencia en el cuerpo rosado y caliente de la morena frente al blanco y fr¨ªo de la rubia. En La mujer del loro (1866), la cabellera desparramada sobre el lecho, la boca entreabierta y los dedos separados que picotea un loro agresivo y voraz se convierten en una expl¨ªcita invitaci¨®n sexual. Pero el erotismo aumenta en La mujer en las olas (1866), cuyos pezones son sin duda los m¨¢s carnales y atractivos de toda la historia de la pintura. En cuanto a las cabelleras, vemos aqu¨ª las cuatro versiones de Jo, la bella irlandesa (Joanna Hiffermann), cuyas manos juguetean con sus rizos pelirrojos. No lejos aparece su obra m¨¢s rec¨®ndita: El origen del mundo, pintado para Kahil-Bey, un diplom¨¢tico otomano, y redescubierto a mitad de los a?os cincuenta en un anticuario por Sylvia Bataille, entonces esposa del psicoanalista Jacques Lacan (seg¨²n otros testimonios ser¨ªa Lacan mismo quien la compr¨®: sobre ello, el libro de Thierry Sabatier L'origine du monde, Par¨ªs, 2006, es espl¨¦ndido y apasionante). Este sexo femenino es hoy ya un icono de la libertad en materia sexual pintada y ha inspirado a m¨²ltiples artistas, de Picasso a Duchamp hasta los m¨¢s j¨®venes. Es otra delicia de la exposici¨®n, una de las obras maestras del arte del desnudo, escondido durante muchos a?os por el puritanismo de la ¨¦poca. Hoy ya cuelga del Museo de Orsay, tranquilamente, para mayor gloria de un pintor libertario y vital, y que jam¨¢s reneg¨® de sus principios.
Courbet. Galer¨ªas Nacionales del Grand Palais. Par¨ªs. Hasta el 28 de enero de 2008.
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