Shalamov renacido
"Todos los sentimientos humanos -el amor, la amistad, la envidia, el ansia de gloria, la misericordia o la honradez- nos hab¨ªan abandonado con la carne con la que nos vimos privados durante nuestra prolongada hambruna. En la insignificante capa muscular que a¨²n quedaba adherida a nuestros huesos, y que a¨²n nos permit¨ªa comer, movernos, respirar, e incluso serrar le?a o recoger con la pala piedras en la carretilla por los inacabables tablones de madera en las mimas de oro, en esta capa muscular s¨®lo cab¨ªa el odio, el sentimiento humano m¨¢s imperecedero". Son los Relatos de Kolym¨¢, pr¨¢cticamente el ¨²nico libro -a excepci¨®n de un diario y varios poemarios- que escribi¨® Varlam Shalamov, un casi desconocido escritor ruso al que, sin embargo, le tiene reservado un sitio la posteridad.
Relatos de Kolym¨¢. Volumen I
Varlam Shalamov
Traducci¨®n de Ricardo San Vicente
Min¨²scula. Barcelona, 2007
354 p¨¢ginas. 18,50 euros
Shalamov (1907-1982), como Fernando Pessoa o Cesare Pavese, no ha comenzado a ser reconocido hasta mucho despu¨¦s de su muerte, pese a que inici¨® sus relatos en 1955, dos a?os despu¨¦s de ser liberado de Kolym¨¢, el m¨¢s grande y abyecto campo de concentraci¨®n de la era estalinista.
Nacido en Vologda, periodista y abogado, Shalamov fue un verdadero revolucionario y, como tal, pronto dar¨ªa con sus huesos en el gulag. En el de Kolym¨¢, en el extremo noroeste de Siberia, pas¨® 17 a?os de su vida. En ese tiempo pudieron perecer de hambre, fr¨ªo y extenuaci¨®n hasta tres millones de personas. M¨¢s de un tercio de los prisioneros mor¨ªa cada a?o en la llamada "tierra de la muerte blanca", dedicados a la explotaci¨®n de minas, la tala de bosques o la construcci¨®n de carreteras que se cimentaban con los huesos triturados de los esclavos muertos del padrecito Stalin, a quien tan vil como inconscientemente alabaran escritores como Alberti o Neruda.
Con vivencias tan estremecedoras, a Shalamov le podr¨ªa haber bastado la cr¨®nica period¨ªstica de la denuncia, como hizo el afamado Solzhenitsin. Pero opt¨® por el camino del estilo. Y es que los Relatos de Kolym¨¢ no son s¨®lo un testimonio del horror de los campos, sino todo un ejercicio ¨²nico de estilo que le convierten en uno de los grandes de la literatura rusa (o m¨¢s bien sovi¨¦tica) del siglo XX junto a Isaac Babel, asesinado tambi¨¦n por los verdugos estalinistas, o Andr¨¦i Plat¨®nov, otra v¨ªctima de la Gran Purga
En poco m¨¢s de un centenar de relatos breves, Shalamov trasciende el testimonio del sufrimiento, para allegarnos a terrenos del sentimiento que s¨®lo puede alcanzar la literatura con may¨²sculas. Y lo hace con un estilo seco, de frases breves, casi tan cortantes como los 50? bajo cero que tuvo que soportar muchos d¨ªas de su encierro en la inmensa c¨¢rcel helada de Kolym¨¢. Heredero del laconismo de Ch¨¦jov y del realismo atormentado de Babel, Shalamov es capaz de relatar con crudeza de acero el fusilamiento o la muerte por inanici¨®n de un prisionero, y envolvernos con minimalismo po¨¦tico en la descripci¨®n de un ¨¢rbol de la taiga. Sus relatos se titulan El pan, La leche condensada, o Vaska Denisov, el ladr¨®n de cerdos. Y aunque tienen cierto hilo argumental, se pueden leer como cuentos independientes, sin perder frescura. "No se mostraba el term¨®metro a los trabajadores, era adem¨¢s completamente in¨²til. Hab¨ªa que salir con cualquier temperatura. Los m¨¢s viejos se pasaban el term¨®metro, si hay neblina, hace 40? bajo cero; si respiramos sin mayor dificultad, pero el aire se exhala acompa?ado de ruido, quiere decir que hace menos de 45?; y si la respiraci¨®n es ruidosa y est¨¢ acompa?ada de una agitaci¨®n visible, hace menos 50?". Puro materialismo dial¨¦ctico, que dir¨ªa un cr¨ªtico de los setenta.
Shalamov vivi¨® perseguido y acab¨® sus d¨ªas como un maldito en 1982, en un manicomio en el que hab¨ªa ingresado en contra de su voluntad. En los sesenta sus relatos comienzan a circular clandestinamente en los c¨ªrculos culturales de Mosc¨², hasta que cruzan la frontera y se publican en Londres en 1972. En Rusia, los Relatos no ver¨ªan la luz hasta 1987 pero ya antes se hab¨ªan convertido no s¨®lo en un s¨ªmbolo de la disidencia sino en todo un mito literario, gracias en parte a la fundaci¨®n auspiciada por su viuda y financiada con aportaciones de sus admiradores. Su fama no para de crecer: ya ha merecido la profanaci¨®n de su tumba y hasta una serie de televisi¨®n. El centenario del nacimiento de Shalamov ha propiciado un redescubrimiento de su obra, y la edici¨®n en seis vol¨²menes de los relatos completos por la editorial Min¨²scula.
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