El rey chino
Fin de curso y respiro: el canon seguir¨¢ vigente, aunque la derecha espa?ola, en pinza con una izquierda catalana (ICV) suicidamente inculta, haya intentado confundir al personal. Si queremos que siga habiendo un loro nacional, paguemos una m¨ªnima onza de su chocolate. Gabilondo (Noticias Cuatro) no se pronunci¨® sobre el asunto de la manera tajante que tanto nos gusta, pero al menos reparti¨® le?a al mono comentando las im¨¢genes del "contumaz Pujalte" en el pleno y vaticinando una derrota electoral del PP por "la magnitud de su deslealtad" institucional en esta legislatura que acaba.
El rey cumple 70 a?os, y Antena 3 ofreci¨® un interesante especial informativo. Aunque los historiadores entrevistados eran un poco marcianos, don Juan Carlos nos bajaba enseguida a la tierra con su campechan¨ªa bromista, que viene de familia; se cont¨® la an¨¦cdota de que al nacer, en Roma en 1938, su abuelo, el desterrado Alfonso XIII, le gast¨® una broma al padre, don Juan, mostr¨¢ndole cuando ¨¦ste lleg¨® a la cl¨ªnica a ver al reci¨¦n nacido un beb¨¦ chino. Pasado el primer susto, apareci¨® en su cunita el futuro y rubicundo rey de Espa?a. Se mencion¨® la tragedia del disparo accidental con el que el ni?o Juan Carlos mat¨® a su hermano don Alfonso, su gusto mujeriego y su estatura; la princesa Gabriela de Saboya, con la que tuvo un noviazgo, confes¨® que el idilio fue m¨¢s bien cuesti¨®n de cent¨ªmetros, pues el adolescente Juan Carlos era "el ¨²nico chico alto que hab¨ªa en Portugal", y cuando bailaban, ella, tambi¨¦n alta, le pod¨ªa mirar a la cara. Im¨¢genes de pesadilla de las ¨²ltimas Cortes franquistas recibiendo al nuevo rey y de la entrada del golpista Tejero en el hemiciclo, e im¨¢genes de calma: el valeroso discurso regio del 23-F y el Monarca corriendo por el campo unos d¨ªas despu¨¦s en ch¨¢ndal y con su hijo Felipe.
Seg¨²n No disparen al pianista (La 2) ha nacido el antikaraoke en el legendario garito madrile?o El Sol. No parec¨ªa muy distinto del karaoke tradicional, pero todo lo que vaya contra ese engendro hay que celebrarlo.
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