Lo obvio y lo obtuso

"Admir¨®se un portugu¨¦s" -escribi¨® Morat¨ªn en un c¨¦lebre epigrama- "que todos los ni?os en Francia supiesen hablar franc¨¦s...". No se me ocurre mejor comienzo para comentar el nombramiento de Manuel Borja-Villel como director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa (MNCARS), porque, en efecto, la anterior titular del Ministerio de Cultura del mismo Gobierno socialista de Zapatero, Carmen Calvo, no sin proclamarlo, ofreci¨® el cargo al susodicho, una vez que declin¨® la oferta el otro dios medi¨¢tico: Vicente Todol¨ª, aunque en ambos casos con resultado negativo. No obstante, por si hubiera alguna duda al respecto, en las 420 entrevistas que, durante el ya declinante a?o de 2007, ha concedido Manuel Borja-Villel, mucho antes, antes, durante y despu¨¦s de la dimisi¨®n de Ana Mart¨ªnez de Aguilar, no se ha cansado de proclamar que ¨¦l asumir¨ªa encantado la direcci¨®n del MNCARS. En realidad, teniendo en cuenta que los medios de difusi¨®n de masas, los "enterados del arte", los "listos" y hasta los "tontos", hablaban, desde hace un a?o, de que Borja-Villel deber¨ªa ser el director del MNCARS, cabe suponer que todos lo sab¨ªan salvo los expertos del Ministerio de Cultura, que han tenido a bien formar una comisi¨®n para averiguarlo aunque al alto precio de haber dejado el Reina Sof¨ªa varios meses descabezado.

Distingamos, en todo caso, los dos aspectos del asunto. El primero: la idoneidad del nuevo candidato, un reputado profesional cuya calidad, por el momento, s¨®lo discuten los esquimales. El segundo: el foll¨®n organizado por los pol¨ªticos que quiz¨¢ desean ser m¨¢s protagonistas en el arte que los propios artistas y que han armado un l¨ªo procedimental enorme para llegar a la conclusi¨®n de todo el resto de los mortales.

?Ah¨ª acaba todo? Pues no; porque hay da?os permanentes y colaterales. Entre los primeros est¨¢ el de haber generado la sospecha acerca de qui¨¦nes han ocupado y c¨®mo antes la direcci¨®n del MNCARS durante la ¨¦poca democr¨¢tica -gentes tan sospechosas e incompetentes como Carmen Gim¨¦nez, Tom¨¢s Llorens, Mar¨ªa Corral, Jos¨¦ Guirao, Juan Manuel Bonet y Ana Mart¨ªnez de Aguilar-, todos nombrados -hay que suponerlo- por ser respectivamente los "primos" de los correspondientes ministros. Mientras que, entre los da?os colaterales, nos asedian el sospechar el porqu¨¦ no son nombrados con "buenas pr¨¢cticas" los restantes directores de los museos nacionales, los dem¨¢s altos cargos del Ministerio de Cultura y hasta el propio ministro. ?O es que, acaso, ellos tienen bula "antidemocr¨¢tica"?

De manera que bienvenido sea el muy reputado y solvente nuevo director del MNCARS, pero malhalladas sean todas las malas pr¨¢cticas que el actual Ministerio ha perpetrado para este nombramiento, y, lo que es peor, ha dejado como p¨¦sima herencia para que otros, esperemos, resuelvan. Entre los puntos oscuros est¨¢ el de la p¨¦rdida de la autonom¨ªa del director del MNCARS, que, dejando su condici¨®n de director general para ser nombrado como ejecutivo de alta direcci¨®n, ver¨¢ aumentado sus emolumentos personales a costa de ceder su credencial administrativo. ?O no? Y si es no, debe sernos explicado c¨®mo, porque cabe suponer que con esta decisi¨®n volvemos a la etapa de sumisi¨®n de un museo nacional al ministerio como en la ¨¦poca de Franco, que felizmente interrumpi¨® un ministro socialista, llamado Javier Solana.