El nuevo terrorismo
Las amenazas surgen del calentamiento global, la pandemia de gripe, la aparici¨®n de Estados descontrolados, la globalizaci¨®n, la pobreza mundial y la proliferaci¨®n de armas y mafias
Se dice que muchos peligros, desde las inundaciones hasta la gripe, constituyen el nuevo terrorismo, pero todav¨ªa tenemos que abordar las ra¨ªces del terrorismo real.
?Las inundaciones son el nuevo terrorismo? ?O lo es el cambio clim¨¢tico? ?O la pobreza mundial? ?O la gripe asi¨¢tica? A principios de esta semana, el responsable de la investigaci¨®n sobre las grav¨ªsimas inundaciones sufridas el verano pasado en Gran Breta?a, sir Michael Pitt, dijo que la amenaza que representan las inundaciones para la isla es tan seria como la del terrorismo. El principal asesor cient¨ªfico de Tony Blair, sir David King, inici¨® esta tendencia hace unos a?os, cuando afirm¨® que el cambio clim¨¢tico es un problema "incluso m¨¢s grave que la amenaza del terrorismo". Hace unos d¨ªas, sir Richard Mottram, hasta hace muy poco m¨¢ximo responsable de los servicios de inteligencia y seguridad, dijo en Demos que -respiren hondo- "el calentamiento global, la pandemia de gripe, la aparici¨®n de Estados descontrolados, la globalizaci¨®n y sus repercusiones en los equilibrios de poder, la pobreza mundial y sus repercusiones en los movimientos de poblaci¨®n, la seguridad energ¨¦tica, la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n y el gran crimen organizado" son problemas de seguridad importantes, y no debemos dar una importancia desmesurada a la amenaza del terrorismo internacional.
La ¨²nica amenaza que no sufre Gran Breta?a, por el momento, es la que sufri¨® durante gran parte del siglo XX
El sue?o de Bush de lograr la democratizaci¨®n de la zona, empezando con la invasi¨®n de Irak, no va a hacerse realidad
?Ven la tendencia? Un alto funcionario, acostumbrado a hablar para los medios, desea destacar un problema, seguramente con la esperanza no s¨®lo de llamar m¨¢s la atenci¨®n, sino de que se dedique m¨¢s dinero p¨²blico a ¨¦l. De modo que, en colaboraci¨®n con alg¨²n periodista bien relacionado, propone su candidato, como en una especie de concurso de belleza a la inversa: Y ahora les presento a Miss Pandemia de Gripe; sus aficiones son devorar la carne y volver locas a las personas; Dios m¨ªo, f¨ªjense qu¨¦ muslos tan horrorosos. La revista sat¨ªrica Private Eye publica de vez en cuando una divertida columna que recoge todos los elementos estil¨ªsticos que pretenden ser "el nuevo negro". Tendr¨ªan que publicar otra en busca de "el nuevo terrorismo".
En cualquier caso, todo esto despert¨® mi curiosidad. As¨ª que la semana pasada, en Londres, fui a escuchar la conferencia de Mottram en Demos, pero lo que o¨ª no fue exactamente lo que hab¨ªan asegurado que iba a decir. Por el contrario, se limit¨® a enumerar 10 problemas de seguridad, desde el cambio econ¨®mico en el mundo y la pobreza mundial hasta el gran crimen y los "micropeligros" que preocupan a la gente corriente, y sugiri¨® que era posible establecer cierta clasificaci¨®n.
La primera es muy sencilla: ?Qu¨¦ ha sido del plan estrat¨¦gico de seguridad nacional? En una declaraci¨®n hecha ante la C¨¢mara de los Comunes el 25 de julio de este a?o, despu¨¦s de que se desbarataran varios atentados terroristas, el reci¨¦n nombrado primer ministro, Gordon Brown, dijo que en oto?o se iba a publicar y presentar un nuevo plan estrat¨¦gico de seguridad nacional. Ya s¨¦ que, en cierto modo, el tiempo en Inglaterra siempre es oto?al, pero normalmente se supone que Navidad cae en invierno. As¨ª que ped¨ª al gabinete de prensa del n¨²mero 10 de Downing Street que me diera una explicaci¨®n. Me respondieron que se espera tener el documento con el nuevo a?o. ?Por qu¨¦ el retraso? "Estamos esperando una o dos colaboraciones".
En otras palabras, todav¨ªa est¨¢n discutiendo, y la conferencia de Mottram deja ver por qu¨¦. Cuanto m¨¢s se piensa, m¨¢s dif¨ªcil resulta decidir qu¨¦ es y qu¨¦ no es hoy un problema para la seguridad. La ¨²nica amenaza que no sufre Gran Breta?a, por el momento, es la que sufri¨® durante gran parte del siglo XX: una gran potencia extranjera que pretenda atacar el pa¨ªs por medios militares. En su lugar tenemos esta pl¨¦tora de peligros, a corto y a largo plazo, directos e indirectos, individuales y colectivos. Todos tienen posibles repercusiones en la seguridad, pero ?eso quiere decir que todos ellos son amenazas contra la seguridad?
Adem¨¢s, ?a qu¨¦ nos referimos cuando hablamos de seguridad? El predecesor de Mottram, sir David Omand, escribi¨® en el plan estrat¨¦gico antiterrorista del Gobierno esta excelente definici¨®n del objetivo general: "que la gente pueda llevar adelante su vida diaria con libertad y confianza". Me parece dif¨ªcil de mejorar. Advi¨¦rtase, no obstante, que mezcla de forma deliberada la seguridad nacional y la seguridad personal. Seguramente no tiene m¨¢s remedio, puesto que la mayor amenaza que existe hoy d¨ªa no es el Ej¨¦rcito Rojo ni la Wehrmacht, sino el terrorista suicida que quiz¨¢ es vecino nuestro.
Ahora bien, por ejemplo, ?el hecho de que millones de personas en el ?frica subsahariana sufran una pobreza devastadora e inhumana significa que debemos llevar adelante nuestra vida diaria con menos libertad y menos confianza? La pobreza en ?frica es un desaf¨ªo moral, un esc¨¢ndalo para la conciencia del mundo, pero ?una amenaza contra la seguridad? Est¨¢ claro que se podr¨ªa elaborar un argumento en ese sentido: la pobreza produce flujos migratorios desestabilizadores que pueden traer a este pa¨ªs a individuos de entornos islamistas radicalizados o vulnerables a la radicalizaci¨®n, etc¨¦tera. Como es natural, los activistas que -con raz¨®n- quieren que se haga algo para ayudar a quienes mi colega de Oxford Paul Collier llama "el bill¨®n de abajo" defender¨¢n el argumento de la seguridad, aunque s¨®lo sea porque -con raz¨®n- lo consideran una baza fundamental en el debate pol¨ªtico. Pero yo dudo de que la pobreza mundial sea verdaderamente una amenaza contra la seguridad en el mismo sentido que, digamos, Al Qaeda y la proliferaci¨®n nuclear.
Por otro lado, si aplicamos una definici¨®n demasiado estricta, corremos el riesgo de tratar s¨®lo los s¨ªntomas, y no las causas. Por ejemplo, al hablar de la radicalizaci¨®n de los extremistas isl¨¢micos, la distinci¨®n entre el propio pa¨ªs y el extranjero importa cada vez menos. Los hechos que suceden en Gran Breta?a y Pakist¨¢n, en Espa?a y Marruecos, en Francia y Argelia, son las dos caras de una misma moneda. Se puede ver en la biograf¨ªa de pr¨¢cticamente todos los terroristas yihadistas descubiertos en cualquier lugar de Europa en los cinco ¨²ltimos a?os. Por tanto, para prevenir el terrorismo yihadista es necesario abordar los problemas de las sociedades de esos otros pa¨ªses, adem¨¢s de los de las nuestras.
Es posible que Gran Breta?a no tenga todav¨ªa un plan estrat¨¦gico de seguridad nacional -a diferencia de Estados Unidos (que ha tenido dos en los seis ¨²ltimos a?os), Canad¨¢, Holanda y Finlandia-, pero s¨ª dispone de una estrategia antiterrorista oficial. Consiste en cuatro pes -prevenir, perseguir, proteger y preparar-, que se han convertido en las categor¨ªas que permiten organizar gran parte de las ideas del Gobierno brit¨¢nico en este campo. Tengo la sensaci¨®n de que la que es seguramente la m¨¢s importante, prevenir, est¨¢ resultando tambi¨¦n ser la m¨¢s dif¨ªcil de llevar a cabo y la que con m¨¢s facilidad puede quedar olvidada, porque es una estrategia a largo plazo, indirecta, dif¨ªcil de medir y sin un ¨®rgano institucional que ejeza clara presi¨®n dentro de nuestro Gobierno. No hay duda de que se est¨¢ dedicando mucho dinero a intentar prevenir la radicalizaci¨®n en las comunidades musulmanas de las ciudades brit¨¢nicas; con qu¨¦ resultados, hay otros m¨¢s capacitados para juzgarlo. ?Pero por qu¨¦ no abordar las ra¨ªces de la radicalizaci¨®n en las sociedades en las que tienen sus or¨ªgenes familiares las poblaciones musulmanas de Europa, o con las que mantienen una estrecha relaci¨®n?
Algo se est¨¢ haciendo, entre el Ministerio de Exteriores brit¨¢nico, su Departamento de Desarrollo Internacional y la Fundaci¨®n Westminster para la Democracia, un departamento semiaut¨®nomo, imprudentemente abandonado, dentro del Ministerio; pero veo pocos indicios de que el Gobierno est¨¦ llevando a cabo un esfuerzo estrat¨¦gico. Y el trabajo tiene que ser de tipo estrat¨¦gico, o no servir¨¢ de nada. Ayudar a la modernizaci¨®n, liberalizaci¨®n y posible democratizaci¨®n de los pa¨ªses musulmanes en Oriente Pr¨®ximo es, por supuesto, un proyecto a largo plazo. Est¨¢ claro que el sue?o del Gobierno de Bush de lograr una r¨¢pida democratizaci¨®n de la zona, empezando con la invasi¨®n de Irak, no va a hacerse realidad. Pero sigue siendo cierto que ayudar al nacimiento de unas sociedades m¨¢s respetuosas de la ley, pr¨®speras, abiertas y, en ¨²ltima instancia, democr¨¢ticas en Oriente Pr¨®ximo ser¨ªa la mejor manera, a la larga, de arrancar las ra¨ªces extranjeras del terrorismo yihadista. Si el Gobierno brit¨¢nico se ha concedido a s¨ª mismo unas cuantas semanas m¨¢s para hacerlo bien, conviene que vuelva a revisar los instrumentos estrat¨¦gicos para la prevenci¨®n a largo plazo en el extranjero. Junto a todos los dem¨¢s "nuevos terrorismos", todav¨ªa sigue existiendo el nuevo terrorismo. -
www.timothygartonash.com. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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