Ronaldinho, un lastre
Aplaudido y coreado al principio, el brasile?o fue un lastre y acab¨® irritando a la grada
Apareci¨® el Bar?a para el calentamiento y la afici¨®n, siempre dispuesta a repartir mimos, bendijo la presencia de Ronaldinho haci¨¦ndole saber que le esperaba, aplaudiendo su titularidad, coreando su nombre. Le dio Frank Rijkaard los galones en el partido m¨¢s grande y, visto lo visto, le hizo un flaco favor.
El cl¨¢sico hab¨ªa vivido durante la semana monopolizado por las dudas sobre el 10, mirando a Rijkaard para saber si se atrever¨ªa a dejarle fuera del cl¨¢sico. Al final, jug¨® Ronaldinho y se supone que por razones meramente deportivas. Mala elecci¨®n. Ronaldinho, que acept¨® de buena gana el ¨®rdago que le vino a lanzar el t¨¦cnico y trat¨® de usarlo como escaparate, intent¨® reivindicarse en el partido m¨¢s medi¨¢tico del mundo.
Ronnie ha perdido la jerarqu¨ªa por mucho que acabara el partido con el brazalete
Sin velocidad ni chispa en los cambios de ritmo, le corre m¨¢s la cabeza que los pies
Nunca ha sido suplente Ronaldinho en el Camp Nou y tampoco lo fue ayer, la noche en la que ten¨ªa que decir "aqu¨ª estoy yo", pero en la que no abri¨® la boca. Seguramente consciente de lo mucho que se jugaba, Ronaldinho reclam¨® muy pronto su cuota de partido. Sin Messi, cuya posici¨®n ocup¨® Iniesta, pidi¨® siempre la pelota, exigi¨¦ndola incluso a la espalda de Sergio Ramos, pero se atasc¨® en el carril zurdo, el que antes era una autopista, porque el equipo dessiti¨® pronto de buscarle en largo. Ramos, por atento, convirti¨® en est¨¦ril la intenci¨®n de los centrales, en especial de M¨¢rquez, as¨ª que el equipo le encontr¨® con mayor frecuencia en corto, al pie, porque los pasadores nunca le vieron tirar ni una maldita diagonal.
Falto de toque, le cost¨® tanto cogerle el pulso al partido que en los primeros 20 minutos toc¨® tantos balones como perdi¨®. Mitad por m¨¦rito de Ramos, que no suele tragar en los amagos y le fij¨® bien, y en gran parte por evidente falta de condiciones f¨ªsicas, Ronaldinho fue de nuevo un lastre.
En esas estaba, midiendo los metros con Ramos para ver si le regateaba alguna vez, cuando entr¨® por el pico del ¨¢rea y le cay¨® un pase largo y atr¨¢s de Iniesta: le peg¨® de primeras Ronaldinho y se la sac¨® Casillas. Eso y un m¨ªnimo espacio que encontr¨® mediada la segunda parte, del que sac¨® un tiro a puerta. Fue todo lo que de bueno hizo ayer el brasile?o, que no apareci¨® nunca m¨¢s por al ¨¢rea, ni siquiera cuando en el segundo tiempo entr¨® Gio por Deco y ¨¦l cambio su posici¨®n con Eto'o, jugando un rato de delantero centro.
Ronaldinho seguramente quiso, pero evidentemente no pudo. Sin velocidad, sin chispa suficiente para meter una quinta marcha en los cambios de ritmo, a Ronaldinho le va desde hace ya mucho tiempo m¨¢s r¨¢pida la cabeza que los pies. Y cuando eso pasa, es complicado quitarse de encima la sensaci¨®n de impotencia que ayer transmiti¨® su juego. Quien le ha visto y quien le ve. Ronnie ha perdido absolutamente la jerarqu¨ªa por mucho que terminara el partido luciendo el brazalete de capit¨¢n, cuando Puyol se retir¨® lesionado.
Si Rijkaard valor¨® las necesidades del equipo, se equivoc¨® alineando a Ronaldinho. Vivi¨® ayer mucho m¨¢s de la actitud y de las ganas que de su capacidad futbol¨ªstica. Desplazado absolutamente, Ronnie termin¨® por irritar a la grada, que le mand¨® a paseo la en¨¦sima vez que, intentando un regate, tropez¨® de nuevo con el bal¨®n y la p¨¦rdida de la posesi¨®n se convirti¨® en una contra el¨¦ctrica. Para colmo de pu?alada a su ego, en la otra esquina del campo apareci¨® imparable su compatriota Robinho y no fue hasta la entrada de Bojan que el Barcelona no se dej¨® ver con cierto peligro ante el certero e inaccesible Iker Casillas.
Imbatible el Barcelona hasta anoche en el Camp Nou, se llev¨® el Madrid su segunda victoria en 23 a?os, la segunda en los cinco a?os que Rijkaard lleva en el banquillo azulgrana. El Barcelona se subi¨® un d¨ªa a la espalda de Ronaldinho que ya no aguanta el peso del liderazgo de un equipo que termin¨® jugando con Bojan, Eto'o y Gio. Un gui?o al futuro. El pasado se llama Ronaldinho.
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