Moggi, el hombre trampa
El ex director general del Juventus, sancionado por los ama?os en el 'calcio', vuelve a ser investigado por fraude deportivo
Primero fue un don nadie. Luego, se convirti¨® en uno de los personajes m¨¢s respetables, para algunos, y m¨¢s controvertido, para otros, en el f¨²tbol italiano. M¨¢s tarde se descubri¨® que Luciano Moggi, director general del Juventus, manejaba las redes de poder en el calcio para que su equipo saliera beneficiado. En concreto, compraba ¨¢rbitros como si de un mercado de frutas se tratara. En consecuencia, en julio de 2006 fue sancionado con cinco a?os de inhabilitaci¨®n por fraude deportivo. Pocos meses despu¨¦s, con la Juve condenada a jugar en Segunda, le invitaron a dar clases de educaci¨®n deportiva en un colegio. Acab¨® presentando un programa de radio sobre f¨²tbol y escribiendo una columna de opini¨®n en el peri¨®dico Libero. En Italia, ya se sabe, se perdona todo. Hasta tuvo tiempo para escribir un libro, Un calcio al cuore (algo as¨ª como Una patada en el coraz¨®n) con sus verdades sobre calciopoli. En ellas se defin¨ªa como "un chivo expiatorio utilizado para hacer limpieza" y calificaba al f¨²tbol italiano de "prost¨ªbulo sin v¨ªrgenes".
"El 'calcio' es un prost¨ªbulo sin v¨ªrgenes", escribi¨® Moggi en su libro
"Saludemos al jefe de polic¨ªa", bromeaba en una conversaci¨®n telef¨®nica pinchada
Aconsejaba a los presidentes en los fichajes de los entrenadores
Ahora, a?o y medio despu¨¦s de que fuera sancionado por la justicia deportiva y mientras ha empezado el juicio de la justicia ordinaria, Luciano Moggi vuelve a ser investigado. ?El motivo? En los ¨²ltimos 12 meses, en los que te¨®ricamente viv¨ªa apartado del f¨²tbol y clamaba su inocencia, segu¨ªa ejerciendo su poder. La Fiscal¨ªa de N¨¢poles le acusa de "fraude deportivo, asociaci¨®n il¨ªcita y divulgaci¨®n de actos bajo secreto de sumario". Su m¨®vil segu¨ªa recibiendo y efectuando centenares de llamadas, como demuestran las 400 p¨¢ginas del nuevo informe en manos de la Fiscal¨ªa, que decidi¨® seguir pinch¨¢ndole el tel¨¦fono entre septiembre de 2006 y mayo de 2007. "Quer¨ªamos averiguar si realmente, despu¨¦s de las sentencias deportivas, hab¨ªa dejado de controlar los estamentos del calcio", explic¨® uno de los fiscales del caso. Bingo. De desaparecer, nada. "Saludemos al jefe de la polic¨ªa", bromeaba don Luciano en una de sus conversaciones con otro de los acusados.
Moggi ten¨ªa a un polic¨ªa amigo que le contaba c¨®mo se estaba desarrollando la investigaci¨®n judicial. Aconsejaba a los presidentes qu¨¦ entrenadores fichar. "Cosmi, nada. Trabaja poco. Cavasin, tampoco. No est¨¢ a la altura", sugiri¨® en una conversaci¨®n telef¨®nica al due?o del Livorno. Incluso adoctrinaba a los otros imputados por fraude deportivo sobre las estrategias defensivas que hab¨ªa que adoptar en los medios.
En una llamada el 29 de noviembre de 2006 a Gennaro Mazzei, ex encargado de designar a los ¨¢rbitros, Moggi le explica c¨®mo responder a las preguntas de un programa de televisi¨®n. Un programa al que Mazzei fue invitado por el propio Moggi y en el que ¨¦ste era contertulio fijo: "Dile que te llamaba todo Dios. Acu¨¦rdate que a ti tambi¨¦n te rompieron el culo con esta historia. Ahora que nos ve toda Italia, nos lo podemos montar bien para que las cosas se vean de una cierta manera...".
Mazzei no era el ¨²nico amigo con el que Moggi contaba en su extravagante pol¨ªtica de defensa. Nicola Penta, su jefe de prensa, se encargaba de escribir cartas falsas para que ¨¦l las pudiera utilizar en su columna de opini¨®n. "Ya le he enviado una. Muy bonita. Sobre los dos carabinieri que han llevado el tema de las escuchas". En la carta, que el director del peri¨®dico se neg¨® a publicar, se acusaba, a trav¨¦s de fuentes no especificadas, a los agentes de haber manipulado informaciones sobre los atentados de los jueces Falcone y Borsellino, asesinados por la Mafia en 1992. Tambi¨¦n se reun¨ªa a menudo con el director deportivo de la Juve -Alessio Secco, el que deber¨ªa haber representado la nueva imagen del club de Tur¨ªn-, para hablar de las estrategias que hab¨ªa que utilizar para defender al equipo. "Habla bien de Deschamps siempre", le aconsejaba.
Ahora se enfrenta a otra investigaci¨®n. Su abogado y amigo cae de las nubes: "Pero la voz la sigue teniendo. Nadie se la quit¨®. Es normal que siguiera hablando por tel¨¦fono".
Este peri¨®dico intent¨® ponerse en contacto con Moggi. S¨®lo sal¨ªa el buz¨®n.
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