Un problema doblemente gordo
La gesti¨®n de la crisis en el Barcelona se agrava porque a la precariedad de Ronaldinho se une la de Rijkaard
A juzgar por cuanto ocurri¨® el pasado domingo, el reinado de Ronaldinho en el Barcelona tendr¨¢ como principio y final el Madrid. El gaucho coron¨® su triunfo hace dos a?os en el Bernab¨¦u y firm¨® ahora su abdicaci¨®n en el Camp Nou. No parece haber t¨¦rmino medio con el brasile?o, aplaudido o pitado, de manera que su situaci¨®n a corto plazo en el club azulgrana se anuncia delicada. Ronnie qued¨® retratado a lo grande en el partido de mayor audiencia y frente al enemigo natural del Bar?a.
La directiva se ha negado a afrontar el asunto y le ha dado excesivos rodeos Al entrenador se le recomienda sustituir la vieja guardia por la nueva generaci¨®n
Una parte de la directiva, inicialmente minoritaria, as¨ª como alg¨²n que otro ejecutivo pr¨®ximo a la estructura deportiva, aboga desde hace tiempo por encontrar una salida a Ronaldinho y, por tanto, por crear las mejores condiciones para su traspaso. El jugador no es ajeno a su situaci¨®n, sobre todo desde que sinti¨® recortado su liderazgo con la merma de juego de Deco, la llegada de Henry y la salida de sus mejores amigos, como Motta.
A las dos partes les interesa alcanzar un acuerdo, especialmente por la confusi¨®n y la contaminaci¨®n que provoca la presencia del futbolista. As¨ª que hay que dar con una soluci¨®n a corto plazo, aunque dif¨ªcilmente se producir¨¢ antes de junio, tiempo suficiente para que cada uno defienda su posici¨®n a partir de una conclusi¨®n: Ronnie ha dejado de ser imprescindible para el Barcelona sin ser un jugador acabado para el f¨²tbol, m¨¢xime si se atiende a su carisma y peso en el mercado.
La alineaci¨®n de Ronaldinho, sin embargo, remiti¨® de nuevo a Frank Rijkaard, el punto de referencia precisamente de alguno de los mandatarios que vienen apuntando a Ronaldinho. Por tanto, unos y otros se sienten neutralizados. El t¨¦cnico opt¨® por una formaci¨®n respetuosa con los intereses del club, aunque fuera para dar una ¨²ltima oportunidad a Ronnie, y oportunista ante el vestuario, m¨¢s que nada porque ni Gudjohnsen, ni Giovani ni Bojan se quejaron por su suplencia. El entrenador, en cualquier caso, perdi¨® la credibilidad que se hab¨ªa ganado ante los jugadores cuando sent¨® a Ronaldinho en el banquillo.
La situaci¨®n del futbolista y la del t¨¦cnico remiten a junio pasado, cuando la directiva acept¨® la continuidad de ambos en vez de decantarse por uno, por otro o por prescindir de los dos tras un curso espantoso por la dimisi¨®n del equipo y de sus figuras. La mayor¨ªa de las decisiones que ha tomado desde entonces la junta han sido banales porque se neg¨® a afrontar el contencioso y, a cambio, le ha dado excesivos rodeos. Sucedi¨® con el c¨®digo interno y la comisi¨®n de seguimiento y ahora hay que ver cu¨¢l ser¨¢ el diagn¨®stico de Marc Ingla, recientemente nombrado vicepresidente deportivo.
Al igual que ocurre con Ronaldinho, la gesti¨®n de la continuidad de Rijkaard, al menos hasta el final de la temporada, tambi¨¦n se presenta complicada. El t¨¦cnico, en cualquier caso, dispone de recursos para remontar la situaci¨®n. O, al menos, desde el club se estima que en la plantilla hay futbolistas capaces de sustituir a la vieja guardia una vez que se ha demostrado que los fant¨¢sticos son parientes de los gal¨¢cticos. Iniesta, Bojan, Giovani y, principalmente, Messi garantizan la renovaci¨®n.
La evaluaci¨®n individual no excluye, en definitiva, un examen global. M¨¢s que una cuesti¨®n de nombres y, por tanto, de simplificar el asunto, la sensaci¨®n general entre varios estamentos es que el Barcelona tiene un problema de concepto y se impone recuperar el estilo y el esp¨ªritu del equipo: el juego de posici¨®n y la circulaci¨®n de la pelota. La vuelta a los or¨ªgenes pasa por cambiar el futbol¨ªn por un f¨²tbol animado por los volantes y los extremos. "Hay que alinear un equipo y no jugadores", concretan desde el vestuario.
Rijkaard volver¨¢ seguramente sobre sus pasos y partir¨¢ de la formaci¨®n de Valencia. Dif¨ªcilmente actuar¨¢ como Ronald Koeman en Mestalla. Rijkaard es un tipo tranquilo que cree en el futuro de un equipo que, ante su precaria situaci¨®n en la tabla, deber¨¢ cuidar sus posibilidades en otros torneos sin renunciar a la Liga.
El Madrid, con una salud futbol¨ªstica envidiable, desenmascar¨® a un Barcelona cuyas carencias disimulaba Messi. El resultado del cl¨¢sico, tan m¨ªnimo (0-1) como contundente -los azulgrana no perd¨ªan en su campo desde el 5 de febrero de 2006 y la ¨²ltima vez que se quedaron a cero fue hace 51 partidos- obliga al Bar?a a acabar con su megaloman¨ªa, su endogamia y su grandilocuencia y recobrar la humildad a partir de la cultura del trabajo. De lo contrario, la crisis deportiva derivar¨¢ en institucional. El presidente, Joan Laporta, se encuentra en un aprieto serio por no haber tomado decisiones a tiempo: los detractores de Ronaldinho y los de Rijkaard se han juntado. As¨ª, el problema se ha hecho doblemente gordo.
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