El CO2 tambi¨¦n es negocio (y opaco)
La compensaci¨®n voluntaria de emisiones ya mueve m¨¢s de 1.000 millones al a?o, a menudo sin garant¨ªas de que beneficie al medio ambiente
Si compra un Volkswagen Polo Blue Motion, la empresa afirma que plantar¨¢ 17 ¨¢rboles en la Sierra de Segura y que estos absorber¨¢n tanto CO2 como el que emitir¨¢ el coche durante los primeros 50.000 kil¨®metros; la empresa Forlasa sostiene en su publicidad que compensa las emisiones de di¨®xido de carbono que genera su queso manchego; Liberty Seguros ofrece una p¨®liza que por 20 euros m¨¢s al a?o compensa las emisiones de CO2 de un coche; la cumbre de Bali gener¨® tanto CO2 como un pa¨ªs del tercer mundo pero no pasa nada: Indonesia plant¨® a cambio miles de ¨¢rboles.
Nadie vigila que las firmas que se dicen verdes cumplan sus compromisos
Cada espa?ol emite 10 toneladas al a?o, que compensar¨ªa con unos 40 euros
Medio Ambiente crea un registro del CO2 que ahorran las empresas
Las el¨¦ctricas devolver¨¢n 2.600 millones por el CO2 que recibieron gratis
En el ¨²ltimo a?o empresas particulares, torneos y hasta autom¨®viles se han apuntado a la compensaci¨®n voluntaria de emisiones, un negocio que mueve unos 1.000 millones de euros al a?o, parte de ellos sin control, y que supone una especie de bula ecol¨®gica. No importa cu¨¢nto contamine uno siempre que luego pague por ello.
"Nos parece bien que muchas empresas y particulares asuman compromisos voluntarios de reducci¨®n de emisiones, pero la sociedad tiene derecho a saber c¨®mo se est¨¢ haciendo", explica el secretario general para el Cambio Clim¨¢tico del Ministerio de Medio Ambiente, Arturo Gonzalo Aizpiri. Por eso, el Gobierno ultima un registro en el Observatorio de la Sostenibilidad del ministerio y la Universidad de Alcal¨¢ de Henares para que de forma medible, cre¨ªble y controlada se sepa cu¨¢ntas emisiones reduce cada empresa de forma voluntaria. Para que exista un sello, al igual que para los alimentos ecol¨®gicos, que certifique que efectivamente se est¨¢ reduciendo el CO2, principal responsable del cambio clim¨¢tico. Este di¨®xido de carbono se acumula en la atm¨®sfera, retiene parte del calor que emite la Tierra y calienta el planeta.
Alejandro L¨®pez Cortijo, director para Espa?a de Ecosecurities, una multinacional dedicada a compensar las emisiones, explica el negocio: "Le decimos a las empresas y a los eventos cu¨¢nto CO
2 emiten. Buscamos proyectos de energ¨ªa limpia, como una central hidr¨¢ulica en Am¨¦rica Latina, los financiamos y ofrecemos las emisiones de CO2 que eso ahorra. Todo el proyecto est¨¢ controlado por Naciones Unidas y por los Gobiernos afectados".
Ecosecurities tiene 140 millones de toneladas de CO2 en cartera, un tercio de lo que emite Espa?a al a?o. Creada en 1997, la empresa cotiza en bolsa y compensa las emisiones de Nike o de los condados de Klamath y Lake Counties, en Oreg¨®n. La firma, una de las mayores del negocio del CO2, naci¨® al abrigo del Protocolo de Kioto. En 1997, el protocolo oblig¨® a 36 pa¨ªses desarrollados a reducir sus emisiones un 5,2%. A los que no lograran sus objetivos, les permiti¨® comprar de derechos de emisi¨®n e ide¨® los mecanismos de desarrollo limpio: inversi¨®n en tecnolog¨ªa limpia en pa¨ªses en desarrollo para descontarse esas emisiones evitadas en el pa¨ªs rico.
Este sistema movi¨® 22.500 millones en 2006 y Naciones Unidas calcula que en 2012 habr¨¢ evitado la emisi¨®n de 2.600 millones de toneladas de CO
2. Espa?a calcula que tendr¨¢ que invertir 3.000 millones en cupos de emisi¨®n y en mecanismos de desarrollo limpio para cumplir Kioto.
Conforme el cambio clim¨¢tico calaba en la conciencia y las empresas pugnaban por ponerse el sello verde, surgi¨® el mercado voluntario de emisiones. Se trata de empresas, ONG, fundaciones que ofrecen la compensaci¨®n de emisiones sin que est¨¦n obligadas.
La empresa Liberty seguros en Espa?a, por ejemplo, asegura que compensar¨¢ las 4.853 toneladas de CO2 que emite al a?o por el consumo de electricidad, papel y desplazamientos. Liberty afirma que a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Ecolog¨ªa y Desarrollo plantar¨¢ en tres a?os 240.000 ¨¢rboles en Costa Rica que capturar¨¢n 37.600 toneladas de CO2.
Esa fundaci¨®n es una de las m¨¢s activas en Espa?a. Su volumen de negocio da idea de c¨®mo ha evolucionado el mercado. En 2005 compens¨® 645 toneladas de CO2 y en 2007 multiplicar¨¢ por 11 esa cifra, hasta las 7.515 toneladas. Esta fundaci¨®n fue la elegida por Medio Ambiente para compensar las emisiones de las m¨¢s de 40 personas que desplaz¨® a la cumbre del clima de Bali. Lo har¨¢ construyendo una central minihidr¨¢ulica en Sumatra (Indonesia).
L¨®pez Cortijo afirma que en 2006 los mercados voluntarios movieron 300 millones de euros, cuatro veces m¨¢s que el a?o anterior y cuatro veces menos que en 2007, por lo que ya supera los 1.000 millones. Un sector que multiplica por cuatro su negocio al a?o parece una burbuja.
Al calor del dinero han surgido empresas que sin control venden el sello verde. La estadounidense Planktos pretende fertilizar con 100 toneladas de hierro una zona muerta del Atl¨¢ntico. Ese es el hierro que le falta al oc¨¦ano y, en teor¨ªa, al fertilizarlo permitir¨¢ el crecimiento masivo de plancton. Ese plancton, al igual que los ¨¢rboles, absorbe CO2 al crecer y la empresa quiere vender los derechos de emisi¨®n.
"Pero muchos de esos sistemas no est¨¢n certificados. Tu tonelada de CO2 vale algo si alguien conf¨ªa en ti, pero nada si no eres serio. Y est¨¢n proliferando firmas que ofrecen cupo de CO2 sin control", a?ade L¨®pez Cortijo.
El precio de la compensaci¨®n oscila entre los cuatro y los 20 euros por tonelada. Si alguien se las ofrece m¨¢s baratas, desconf¨ªe. Un viaje de dos personas de ida y vuelta entre Madrid y Nueva York supone la emisi¨®n de 7,38 toneladas de CO2
m¨¢s que lo que emite un chino medio al a?o. En la web Ceroco2 puede calcular sus emisiones, no s¨®lo de los desplazamientos sino de su vida diaria. Cada vez que enciende la luz, la t¨¦rmica en la que se genera la electricidad emite di¨®xido de carbono. Un espa?ol medio emite casi 10 toneladas de CO2 al a?o por lo que compensarlas costar¨ªa m¨¢s de 40 euros por persona al a?o. Pero si se quiere compensar las emisiones con todas las garant¨ªas el precio se dispara, ya que la tonelada Gold Standar (el certificado m¨¢s exigente) ronda los 17 euros.
Otro problema es que muchas de estas compensaciones se hacen mediante reforestaci¨®n, que tiene dos pegas: que absorbe CO2, pero s¨®lo hasta que arda el bosque. En ese momento, emite de golpe todo el di¨®xido de carbono. Y dos: que se paga ahora por lo que absorber¨¢ en las pr¨®ximas d¨¦cadas, pero no por lo que contamina ahora mismo. El efecto sobre el medio ambiente es, como m¨ªnimo, retrasado.
El sistema es ¨¦ticamente discutible porque aunque compensar emisiones est¨¢ bien, es mejor ahorrar. Si en vez de 15.000 personas, en Bali se hubiera reunido la mitad el resultado habr¨ªa sido el mismo pero el derroche mucho menor. En el pa¨ªs asi¨¢tico todo el mundo anunci¨® que compensar¨ªa sus emisiones (incluso pa¨ªses enteros, como Costa Rica, Noruega o Nueva Zelanda, que anular¨ªan sus emisiones). S¨®lo el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, se sali¨® del gui¨®n: "S¨¦ que muchos han venido aqu¨ª nadando o en velero, pero yo he venido en avi¨®n. Y lo he hecho porque creo que mi presencia aqu¨ª servir¨¢ de algo, que ayudar¨¢ a reducir m¨¢s emisiones que las pocas que originar¨¢ con mi viaje".
Ignacio Jim¨¦nez, de Liberty Seguros, niega que su estrategia sea maquillaje verde: "Nos hemos comprometido a reducir un 6% el consumo de energ¨ªa y a compensar las emisiones hasta de los 5.000 vuelos al a?o de nuestros empleados. No somos oportunistas, es que el desarrollo sostenible es rentable. Al ahorrar energ¨ªa, ahorramos dinero".
El negocio del CO2 voluntario se suma al que ya afecta obligatoriamente a las el¨¦ctricas. ?stas recibieron gratis del Gobierno entre 2005 y 2007 derechos para emitir 85,4 millones de toneladas anuales de di¨®xido de carbono. Esos derechos acabaron formando parte del precio de la electricidad y el Gobierno ha decidido restarlos de las cuentas del sector. Las el¨¦ctricas van a tener que devolver 1.200 millones por 2006 y 2007. La cuenta puede engordar a¨²n m¨¢s en 2008 ya que, seg¨²n los c¨¢lculos de Industria, el sector el¨¦ctrico,-soliviantado como nunca- tendr¨¢ que descontar el pr¨®ximo a?o otros 1.450 millones.
La sensaci¨®n en el sector energ¨¦tico es que esto va en serio. Tras el ensayo pre-Kioto, desarrollado entre 2005 y 2007, llega la hora de la verdad. El valor de la tonelada de CO2 va a ser otro. En los ¨²ltimos a?os, el mercado de compraventa de derechos se ha hundido. La tonelada de CO2 para las empresas est¨¢ por los suelos. Vale c¨¦ntimos de euro porque los derechos asignados en toda la UE hasta 2007 fueron excesivos. Con el exceso de oferta, los precios se fueron derrumbando desde los 30 euros de principios de 2006.
Pero las perspectivas, ahora que ha acabado el periodo de ensayo, son otras. Los derechos de emisi¨®n se han ajustado y el precio del CO2, seg¨²n la mayor parte de los analistas, va a subir. Para el sector el¨¦ctrico espa?ol, frente a las asignaciones del periodo 2005-2007 (85,4 millones de toneladas) se han autorizado 54 millones de toneladas anuales en el periodo 2008-2012. El recorte se impulsa desde Bruselas y sobre esa base, las previsiones apuntan que costar¨¢ entre 16 y 38 euros durante los pr¨®ximos cuatro a?os.
Los expertos parecen estar de acuerdo en la importancia que tiene ya un nuevo coste, el de contaminar, que ha surgido como consecuencia de las nuevas necesidades del mundo desarrollado. Ya no es posible un desarrollo a toda costa, sino que la sociedad exige una apuesta clara por la sostenibilidad. ?ste es el contexto. Pero en el mercado, especialmente en el nacional, hay una pugna para determinar qui¨¦n paga y cu¨¢nto paga. Iberdrola, con una posici¨®n fuerte en las tecnolog¨ªas menos contaminantes, ha criticado con fuerza el nuevo plan de asignaciones para los pr¨®ximos cuatro a?os.
Seg¨²n su an¨¢lisis, la mayor parte de los derechos de emisi¨®n del sector el¨¦ctrico van a parar a las plantas de carb¨®n ya amortizadas y m¨¢s emisoras de gases. Adem¨¢s, el nuevo Plan, argumenta, otorga casi el 60% de los citados derechos a las centrales de carb¨®n, que suponen solamente el 40% de la potencia t¨¦rmica instalada en el sistema peninsular susceptible de recibir derechos de emisi¨®n.
Seg¨²n la visi¨®n m¨¢s cr¨ªtica, el Gobierno ha perdido una oportunidad para primar las inversiones en la mejor tecnolog¨ªa de generaci¨®n t¨¦rmica para reducir las emisiones -los ciclos combinados-, lo que podr¨ªa desincentivar la inversi¨®n en las nuevas plantas. El Ministerio de Industria recibe las cr¨ªticas con resignaci¨®n. El secretario general de Energ¨ªa, Ignasi Nieto, considera que se ha hecho lo mejor, dentro de lo posible y sin tentar a la suerte en Bruselas.
En el caso espa?ol, se?ala un alto cargo del Gobierno, los derechos de emisi¨®n "han sido la ¨²nica forma justa de meter mano a las cuentas de resultados de las compa?¨ªas" y rebajar el ingente d¨¦ficit que soporta el sistema. Ese d¨¦ficit -la diferencia entre lo que pagan los consumidores en el recibo de la luz y lo que le cuesta a las empresas producir a electricidad- podr¨ªa superar a finales de 2008 los 12.000 millones. Es una cifra peligrosa y de pago aplazado. Las empresas tienen derecho a cobrarla y lo har¨¢n. Cifras al margen, el Gobierno ha aceptado la idea de que el sistema de reparto gratuito de derechos a las empresas ha sido un fracaso. Y a partir de 2012 se impondr¨¢ otro sistema: el de subasta.
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