Teor¨ªa de la compensaci¨®n
Termin¨® la era del crudo abundante. Cada vez es m¨¢s escaso y caro. Hace m¨¢s de tres d¨¦cadas que no se descubren nuevos yacimientos de importancia. Entretanto, el d¨®lar cae
Un semanario estadounidense (Newsweek) hace el balance del a?o que termina y llega a conclusiones positivas: a pesar de los pesares, el mundo va mejor que antes. Desde el punto de vista econ¨®mico, 2007 ha sufrido movimientos tel¨²ricos debido a dos crisis de distintas naturaleza que todav¨ªa no han finalizado: la financiera, con el terremoto provocado por la hipotecas locas, y la energ¨¦tica, por la escasez y el precio del petr¨®leo, en un momento en el que 2.500 millones de personas (chinos e indios sobre todo) se disponen a convertirse en consumidores. Aun con la confluencia de estas dos crisis, el crecimiento mundial medio contin¨²a por encima del 5%.
El petr¨®leo es necesario para la fabricaci¨®n de la mayor parte de las cosas que nos rodean, pero sobre todo es imprescindible para el transporte de los humanos y las mercanc¨ªas: el transporte es el destino final de la mayor parte del crudo consumido en el mundo. Las cifras son contundentes y marcan un modelo: en la d¨¦cada de los a?os sesenta del siglo pasado, la industria consum¨ªa alrededor de la cuarta parte de todo el petr¨®leo, y el transporte, la mitad; en la primera d¨¦cada del siglo XXI, la industria s¨®lo consum¨ªa el 6% (debido a un proceso continuado de eficiencia energ¨¦tica, el consumo de petr¨®leo por unidad de producto interior bruto se ha reducido como media en el mundo un 43% desde el a?o 1970), y el transporte, casi un 70%.
El petr¨®leo padece hoy, al mismo tiempo, dos problemas interrelacionados: de escasez y de precio. La era del crudo abundante ha terminado. No se trata s¨®lo de encontrar nuevas reservas para hacer frente a las necesidades de esos 2.500 millones de ciudadanos ¨¢vidos de energ¨ªa, sino de hacer frente a la ca¨ªda de la producci¨®n en los pa¨ªses que tienen un subsuelo rico en crudo. Las dificultades no se hallan s¨®lo en el mar del Norte, sino en la zona en que se encuentra la mayor parte de reservas probadas del oro negro: Oriente Pr¨®ximo. Hace m¨¢s de tres d¨¦cadas que no se descubren nuevos yacimientos de importancia (los recientes de Brasil ?ser¨¢n la excepci¨®n a esta tendencia?). Seg¨²n datos recientes aportados por la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE), en caso de que el ritmo de consumo se mantuviese invariable en el pr¨®ximo medio siglo -hip¨®tesis poco veros¨ªmil ante la multiplicaci¨®n de nuevos consumidores-, habr¨ªa petr¨®leo tan s¨®lo hasta el a?o 2050.
Cuando un bien es escaso, sube su precio. Durante 2007, el barril ha rozado los 100 d¨®lares. Descontando la inflaci¨®n, todav¨ªa no se ha llegado al precio r¨¦cord de 101,7 d¨®lares el barril, en abril del a?o 1980, tras la revoluci¨®n de los ayatol¨¢s en Ir¨¢n. Pero las predicciones que superan ese precio son constantes. Ya no ocurre como cuando, en 2005, el banco de inversi¨®n Goldman Sachs pronostic¨® un precio de 105 d¨®lares el barril, y fue acusado un¨¢nimemente de alarmista y de provocar especulaci¨®n para su propio beneficio. En los ¨²ltimos siete a?os, el barril ha subido alrededor de diez d¨®lares en cada ejercicio. Quien ahora se?ala un barril a 150 d¨®lares no se destaca de la media. Las consecuencias de tal pron¨®stico son f¨¢ciles de describir y la discusi¨®n s¨®lo est¨¢ en el grado: las materias primas caras estimulan la inflaci¨®n y provocan la reacci¨®n de los bancos centrales, que suben los tipos de inter¨¦s para dome?ar el incremento de los precios; sube el precio del dinero y, con ¨¦l, el coste de los cr¨¦ditos y de las hipotecas; baja el consumo porque el ciudadano ha de pagar los pr¨¦stamos; se reducen los beneficios empresariales, la inversi¨®n se hace an¨¦mica, aumenta el paro, etc¨¦tera. El final puede ser una recesi¨®n.
En una curiosa teor¨ªa de la compensaci¨®n, un petr¨®leo escaso y caro no ha producido todav¨ªa los desastrosos efectos citados porque se paga en d¨®lares, y la moneda norteamericana, desde hace tiempo, pasa por problemas de debilidad. La Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP), que ya no tiene el monopolio como cuando en los primeros a?os setenta decret¨® un embargo de crudo, se resiste a aumentar la producci¨®n, tanto por las dificultades para aumentar sus reservas como para que los precios no languidezcan en un contexto de debilidad del d¨®lar. Como un d¨ªa dijo el ex secretario del Tesoro de EE UU John Connolly, "el d¨®lar es nuestra moneda, pero el problema es vuestro". El d¨®lar tiene la misma apariencia que la dudosa econom¨ªa de EE UU. Su valor frente al conjunto de las divisas m¨¢s importantes del mundo ha sufrido un m¨ªnimo hist¨®rico no s¨®lo en el a?o que ahora acaba, sino en el ¨²ltimo lustro. Esta depreciaci¨®n ha sido especialmente significativa frente a la moneda m¨¢s joven, que opera en los mercados internacionales: el euro. En 2002, un euro lleg¨® a valer tan s¨®lo 0,86 d¨®lares, mientras que ahora la proporci¨®n es la inversa: un euro equivale a alrededor de 1,48 d¨®lares.
Se discute el papel de la moneda americana como divisa dominante, pero esta tendencia dista a¨²n de ser definitiva. La parte en d¨®lares de las reservas de divisas de los bancos centrales se redujo a alrededor del 65% del total en el segundo trimestre de 2007, frente al 71% de 1999, el a?o del lanzamiento del euro. Decrece la proporci¨®n de d¨®lares, pero muy lentamente. Esta relaci¨®n entre el precio del petr¨®leo y su denominaci¨®n en d¨®lares ha generado una nueva paradoja para la econom¨ªa que el sistema habr¨¢ de solucionar: casi el 90% de las reservas probadas de crudo en el mundo est¨¢ en manos de compa?¨ªas estatales de los pa¨ªses productores, que experimentan en los ¨²ltimos tiempos un resurgir nacionalista basado en las riquezas energ¨¦ticas que poseen. Estos pa¨ªses han creado un nuevo agente econ¨®mico, los fondos soberanos (sovereign wealth funds) de car¨¢cter estatal, que invierten las cantidades ingentes de divisas que reciben a cambio de su petr¨®leo en empresas privadas de los pa¨ªses consumidores, gener¨¢ndose mediante este mecanismo una especie de renacionalizaci¨®n del sector privado de los pa¨ªses desarrollados, que tiene su origen, en buena parte, en el petr¨®leo. -
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