El futbolista poeta
Fede Bilbao, integrante del Athletic triunfador de los 50, comenz¨® a cultivar la poes¨ªa a escondidas del vestuario
Federico Bilbao naci¨® en Getxo el d¨ªa de Reyes de 1935. Este a?o que termina ha publicado uno de los veinte libros de poes¨ªa que lleva escritos hasta el momento. Se titula Amanecer en el muelle de Ereaga. No es un poeta convencional, pero s¨ª vocacional. Lo que le singulariza es que lleg¨® a la poes¨ªa desde el c¨¦sped de los campos de f¨²tbol y despu¨¦s de conocer los aplausos como jugador del Athletic.
En efecto, Fede Bilbao altern¨® con los legendarios Zarra, Panizo, Gainza, Iriondo. Ellos rondaban los treinta a?os cuando ¨¦l, con apenas 18, entr¨® al vestuario del viejo San Mam¨¦s. Figuraban en el equipo de aquellos a?os, como relevo generacional, jugadores tan renombrados como Maguregui, Arteche, Carmelo, Mauri, Uribe y Marcaida, entre otros. En aquel entonces, Fede Bilbao ya escrib¨ªa novelas y cuentos, e incluso se atrevi¨® con un gui¨®n de cine. Pero ninguno de sus compa?eros del equipo sab¨ªa sobre esta actividad literaria. Ni siquiera su familia lo sab¨ªa. Para que no le consideraran un bicho raro, se lo guardaba para s¨ª.
"En mi juventud me salv¨¦ por el f¨²tbol y escribiendo"
Recuerda que en sus primeros a?os pudo haber fichado por el Real Madrid y el Barcelona, pero asegura que el Athletic tiraba mucho y al final decidi¨® quedarse en Bilbao. "M¨¢s que un equipo, el Athletic era un sentimiento", se?ala. En la Liga que gan¨® el Athletic (1955-56), estando Fernando Daucik como entrenador, jug¨® 12 partidos y marc¨® seis goles. De todos modos, dice que es como si nunca hubiera jugado en el Athletic. Su nombre como jugador del equipo bilba¨ªno no aparece en ning¨²n sitio. No le duele. Lo acepta como una cosa m¨¢s de la vida. Se lesion¨® gravemente a los 22 a?os (fractura de tibia y peron¨¦). Las lesiones le partieron la vida.
Empez¨® a escribir porque no conectaba con la sociedad. "Escrib¨ª una novela para contar lo que a m¨ª me pasaba", asegura. La escritura fue, junto con el f¨²tbol, la forma de poder estar integrado con esa sociedad, para ¨¦l hostil. A los trece a?os ley¨® un libro, titulado El secreto del ¨¦xito, que hablaba de los j¨®venes privilegiados, los puros, los limpios y sin pecado, en contraposici¨®n a los j¨®venes impuros, considerados en ese libro como viciosos, escoria de la pubertad y peores cosas. Dado que para ¨¦l los libros eran como la palabra de Dios, se consider¨® a s¨ª mismo esa escoria descrita. Y eso le llev¨® a creerse un ser inferior y repudiable. "Me salv¨¦ por el f¨²tbol y escribiendo", confiesa sesenta a?os despu¨¦s.
Cuando a los veintis¨¦is a?os se vio forzado por las lesiones a alejarse del f¨²tbol de alto nivel, tuvo que adaptarse a otra clase de vida. Fue a vivir a Madrid. Trat¨® de buscarse un porvenir a trav¨¦s de la literatura. La editorial Aguilar acept¨® publicarle su segunda novela. Se trataba de un diario juvenil. Cuando estaba en esas, unos directivos del Santurce, que militaba entonces en tercera regional, fueron a proponerle que fichara por el equipo. Les dijo que aceptar¨ªa si le proporcionaban un puesto de trabajo. Se lo ofrecieron y as¨ª regres¨® a la costa vasca. Entre otros trabajos, al final pudo colocarse como administrativo en el Puerto de Bilbao, donde acab¨® su vida laboral con la jubilaci¨®n.
A la pregunta de c¨®mo surgi¨® en ¨¦l escribir poes¨ªa, dice que fue en Madrid. Viv¨ªa en una casa de posadero. Hizo buena amistad con los due?os del piso. En una ocasi¨®n se cruzaron unos regalos. "Yo les regal¨¦ unos pa?uelos y ellos me regalaron un libro de Antonio Machado". Dice que en aquel tiempo odiaba la poes¨ªa, o cre¨ªa odiarla, hasta que se tropez¨® con los poemas de Machado. Para ¨¦l fue un descubrimiento. "Ese fue el flechazo de la poes¨ªa; desde entonces no he dejado de escribir poes¨ªa", dice con rotundidad.
Pero su pasi¨®n por la literatura no le lleva a desentenderse de las precariedades y desventuras del Athletic. Dice dolerle mucho el momento que est¨¢ viviendo el club en estos ¨²ltimos a?os y lanza su impresi¨®n de que a los jugadores les falta oficio y esp¨ªritu de lucha.
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