El reclamo de Kiko Arg¨¹ello
Ha sido el ariete de Rouco en la movilizaci¨®n del domingo
"Por lo visto, no basta el nombre de cristianos", se quejaba Erasmo ante la proliferaci¨®n de ¨®rdenes religiosas a¨²n antes de que Ignacio de Loyola fundase la Compa?¨ªa de Jes¨²s, en 1540. Benedictinos, franciscanos, agustinos, recoletos, dominicos, carmelitas, mercedarios, hip¨®litos... Con ese ej¨¦rcito de tonsurados inici¨® Roma la recatolizaci¨®n tras la ruptura del protestante Lutero. El modelo clerical del interminable Concilio de Trento (1545-1563) estuvo vigente hasta el Vaticano II (1962-1965), donde Juan XXIII invit¨® a los laicos a conquistar sin complejos su propio territorio en la Iglesia.
Es lo que ha hecho Kiko Arg¨¹ello (Jos¨¦ G¨®mez Arg¨¹ello Wirtz. Le¨®n, 1939), el fundador del Camino Neocatecumenal, el movimiento que garantiza multitudes cuando el Papa sale de Roma. Lo ha repetido para el cardenal de Madrid en la concentraci¨®n del domingo. Fue el orador m¨¢s aplaudido. S¨®lo en Espa?a, los fieles de Arg¨¹ello (los kikos) movieron 1.200 autobuses, m¨¢s otro centenar llegados desde Portugal, Alemania, Austria, Italia...
Fue el orador m¨¢s aplaudido. Sus fieles movilizaron 1.300 autobuses
Kiko Arg¨¹ello ten¨ªa 25 a?os cuando fund¨® (en 1964) el Camino. Hoy vive en Roma, como los grandes fundadores, y suma un mill¨®n de fieles en 105 pa¨ªses, 16.700 comunidades, 883 di¨®cesis y 4.900 parroquias. Tambi¨¦n cuenta con 52 seminarios, 731 presb¨ªteros, 1.500 seminaristas y algunas universidades (como la San Antonio de Murcia).
Entre los oradores de Madrid, el m¨¢s joven emul¨® un argumentario de Kiko como antesala de conversi¨®n. El muchacho se ve¨ªa a s¨ª mismo "un cr¨¢pula": coca¨ªna, vida disoluta, vac¨ªo. Es lo que dijo a la multitud. Un d¨ªa cay¨® del caballo. Ahora se va a Burundi, de misi¨®n. Cuando Kiko Arg¨¹ello cuenta su vida lo hace con el mismo tono: a?os mozos en Madrid, hijo de una familia acomodada - "padres bienestantes", dice-, estudiante de Bellas Artes, pintor, m¨²sico y "perdido, sin rumbo, adicto a Sartre, comunista y rodeado de comunistas". "Demasiado narcisista, pensando en quitarme la vida: por el absurdo".
Su conversi¨®n empez¨® cuando fue a vivir "a una barraca infecta" en Palomeras Altas, en los arrabales de Madrid, donde habitaba una sirvienta de sus padres, maltratada por "un marido pendenciero que s¨®lo hac¨ªa caso a mis consejos". "Compart¨ª la vida con las ratas, y los perros vagabundos me daban calor. Me fui all¨ª no para ayudar, no para hacer obras sociales, sino para ponerme a los pies de Cristo".
Kiko nunca defrauda, vestido de negro, un gran crucifijo en el pecho. Suele acompa?arse de una guitarra. Sostiene que el mundo vive "el fin de una ¨¦poca" y que Europa camina "hacia la gran apostas¨ªa". "Estamos vomitando lo que hemos recibido", dijo en Valencia, en la Jornada Mundial de las Familias, en julio de 2006. Fue la antesala de lo predicado en Madrid ahora.
Tambi¨¦n sostiene que "el ser m¨¢s profundo del hombre est¨¢ muerto". Y cita, casi a gritos, los divorcios, la muerte y a los padres que s¨®lo tienen dos hijos "y hablan como algunos curas de una paternidad responsable, cuando la paternidad responsable es lo contrario: dar la vida al ser humano: diez, doce hijos, los que Dios mande". En Espa?a tiene muchos valedores entre el episcopado, pero ninguno como el cardenal Rouco, que incluso le encarg¨® las pinturas de la catedral de la Almudena.
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