74 mujeres no llegaron a fin de a?o
El n¨²mero de asesinadas por parejas o ex parejas aument¨® en 2007 - El 40% eran extranjeras - S¨®lo hay 30 unidades para evaluar el riesgo de 100.000 denunciantes
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Ayer muri¨® una mujer de una pu?alada en el coraz¨®n en el d¨ªa de su cumplea?os. Ha sido la primera asesinada del a?o a manos de su pareja o ex pareja. El recuento vuelve a empezar, pero el goteo de muertes no cesa. La Ley Integral de Violencia de G¨¦nero lleva tres a?os en vigor y el balance de 2007 es desalentador: fueron 60 en 2005, 68 en 2006 y 74 el a?o pasado, seg¨²n el recuento de este peri¨®dico -los datos oficiales definitivos saldr¨¢n en un par de meses-.
Algunos casos han causado una fuerte conmoci¨®n social. Como los asesinatos de Concepci¨®n Huerta -quemada viva en su casa-, Mari Luz Pose -muerta de un tiro en la frente disparado por su ex pareja, guardia civil, en el cuartel donde iba a poner una denuncia-, o el de Svetlana Orlova, a la que mat¨® el mismo que d¨ªas antes le hab¨ªa propuesto, arrodillado, meloso y con un anillo en la mano, matrimonio en el programa de Antena 3 El diario de Patricia. Ella se neg¨® delante de toda Espa?a y ¨¦l la mat¨®. Violencia de g¨¦nero consumida en vivo y en directo por el p¨²blico. Un macabro espect¨¢culo que, sin embargo, tuvo el efecto de concienciar a la poblaci¨®n de que detr¨¢s de las fr¨ªas estad¨ªsticas, detr¨¢s de las letan¨ªas "ya van 13, 35, o 53 muertas por violencia machista", hay personas con rostro, hijos, amigos, con vida.
Las inmigrantes son m¨¢s vulnerables tambi¨¦n cuando la pareja es un espa?ol
S¨®lo el 27% de las mujeres hab¨ªa denunciado previamente
12 v¨ªctimas ten¨ªan orden de protecci¨®n en vigor cuando murieron
El aumento de v¨ªctimas extranjeras es notable. En 2006 fueron el 29% del total, un porcentaje alto, pero este a?o han llegado hasta el 40%. Y la poblaci¨®n inmigrante apenas llega al 10%. La especial vulnerabilidad de estas mujeres, incrementada cuando no tienen papeles, parece indudable, como recog¨ªa recientemente un informe de Amnist¨ªa Internacional sobre el tema. Pero los agresores no son siempre extranjeros. Una idea extendida es que la mayor violencia hacia la mujer de determinadas culturas provoca que ¨¦sta persista en Espa?a. Sin embargo, al menos 10 de las mujeres extranjeras asesinadas lo fueron a manos de un espa?ol, seg¨²n datos del Observatorio contra la Violencia de G¨¦nero del Consejo General del Poder Judicial. Es decir, al menos un tercio no murieron por una cultura violenta m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras, sino por tener una pareja espa?ola. Betsab¨¦, por ejemplo, era una venezolana que hab¨ªa conocido a su marido por Internet, chateando. Dej¨® sus estudios de Ingenier¨ªa Industrial para venir a vivir a Espa?a con ¨¦l. Se hab¨ªa enamorado perdidamente, seg¨²n relat¨® despu¨¦s la familia. Menos de un a?o despu¨¦s de la boda, su cuerpo apareci¨® en la maleta de un coche.
De las 74 mujeres asesinadas, 12 ten¨ªan ¨®rdenes de protecci¨®n en vigor, y una de ellas, una pena de alejamiento. Otra, Svetlana, tambi¨¦n la ten¨ªa, pero no le hab¨ªa sido notificada al agresor. En otros cuatro casos hab¨ªa habido ¨®rdenes de protecci¨®n pero se hab¨ªan revocado; tres de ellas, previa petici¨®n de la mujer. No es f¨¢cil imaginar que la misma persona con la que se ha convivido, con la que incluso se tienen hijos, va a ser capaz de matar.
?Por qu¨¦ el Estado no pudo proteger a las mujeres que ten¨ªan orden de protecci¨®n vigente, que hab¨ªan pedido ayuda a la sociedad? Teniendo en cuenta que las denuncias, con la nueva ley, van en aumento -han sido 93.000 en los primeros nueve meses de 2007, seg¨²n el Poder Judicial-, los abogados, jueces y fiscales insisten en la necesidad de que se afinen los medios para valorar qu¨¦ mujeres son las que corren m¨¢s riesgo. Porque a las 120.000 que denuncian cada a?o no se les puede poner un escolta privado. Pero para valorar el riesgo hacen falta medios y personal especializado. El instrumento que prev¨¦ la ley son las unidades de valoraci¨®n integral de la violencia de g¨¦nero, con trabajadores sociales, m¨¦dicos forenses y psic¨®logos que deben hacer un estudio de la v¨ªctima, el agresor y su entorno. Pero, seg¨²n datos de junio, s¨®lo hay 30 en toda Espa?a (y ¨²nicamente en Andaluc¨ªa -que ha reducido sus muertas a la mitad- hay una por provincia).
Los datos de denuncias previas son similares a los de otras ocasiones: s¨®lo 20 mujeres (el 27%) hab¨ªan denunciado con anterioridad. En algunos casos los familiares y amigos dicen despu¨¦s que no sab¨ªan si el asesino maltrataba o no a la mujer. En otros, eran muchos (familia, vecinos...), los que sab¨ªan de las palizas, amenazas e insultos constantes. Las autoridades llevan tiempo haciendo hincapi¨¦ en la importancia de poner estos casos en conocimiento de la polic¨ªa o los servicios sociales.
La brutalidad de la mayor¨ªa de los cr¨ªmenes es infinita: ha habido 39 apu?alamientos, 6 disparos, una mujer quemada viva, 9 estranguladas, 12 matadas a golpes, 4 degolladas, una ahogada, una asesinada a martillazos y una mujer arrojada desde un balc¨®n. Y numerosas agresiones que sin acabar en muerte son igualmente espeluznantes: un hombre tir¨® de la moto en marcha a su novia, embarazada de siete meses.
Algunas de las actitudes de los agresores despu¨¦s de matar son sorprendentes. Como si el asesinato fuera algo esperado. Uno de ellos baj¨® al portal de la casa en la que acababa de asesinar a su mujer diciendo: "Si se ven¨ªa venir. Esto ten¨ªa que pasar". Otro se fum¨® un cigarro mientras observaba el cad¨¢ver y un tercero dio un paseo cerca del mar despu¨¦s de apu?alar a su mujer en un centro comercial. Otro mand¨® un SMS: "Acabo de matarla".
Algunos se suicidaron (seis) o intentaron hacerlo (16). Otros, intentaron disimular el crimen. Como Juan Miguel Villar, el marido de la venezolana Betsab¨¦, que fingi¨® durante meses que ella se hab¨ªa fugado con otro hombre a Sevilla y lamentaba amargamente su desamor delante de sus amigos. O como Jos¨¦ Tom¨¢s Ejea, que acompa?¨® a su mujer, apu?alada de muerte, a un centro de salud cercano a su casa en Calanda (Teruel). "Se ha ca¨ªdo en la cocina y se ha clavado un cuchillo", dijo. La mujer muri¨® desangrada -sin decir en ning¨²n momento que su marido la hab¨ªa apu?alado- y ¨¦l aprovech¨® que ten¨ªa que ir a recoger su cartilla de la Seguridad Social para esconder todas las pruebas. Tardaron m¨¢s de un mes en detenerlo. Mientras tanto, se fue a vivir con unos parientes, que lo acompa?aron en su triste viudedad.
"Si le cortara las alas, ser¨ªa m¨ªa, no escapar¨ªa. Pero entonces ya no ser¨ªa un p¨¢jaro. Y yo amo al p¨¢jaro", dice una canci¨®n popular vasca. Estas 74 mujeres, o al menos algunas de ellas, han sido v¨ªctimas de la idea de que m¨¢s vale p¨¢jaro enjaulado, o incluso muerto, que fuera de la esfera de control. A una de ellas, la brasile?a Rita Cassia Santos, su marido, espa?ol, le pegaba habitualmente. Una de sus razones: que era demasiado guapa.
Televisi¨®n y tragedia
- 18 de noviembre de 2007. La muerte de Svetlana, de origen ruso y 30 a?os, a manos de su ex pareja se ti?¨® de pol¨¦mica al mezclarse con un programa de televisi¨®n. Despu¨¦s de cuatro a?os de relaci¨®n, varias denuncias por malos tratos y una condena de 11 meses de prisi¨®n y dos a?os de alejamiento, Ricardo, alicantino de 30 a?os, intent¨® reconciliarse con Svetlana en el programa de Antena 3 El diario de Patricia. Le pidi¨® perd¨®n y que se casara con ¨¦l. Ella le rechaz¨®. Nadie en el programa conoc¨ªa la sentencia. Cinco d¨ªas despu¨¦s, en la escalera de su casa, Ricardo la degoll¨®.
Muerte en el cuartel
- 16 de diciembre de 2007. A las 6.30, Mari Luz Pose, de 43 a?os, entraba con una amiga en el cuartel de la Guardia Civil de Cambados (Pontevedra) para denunciar por acoso y amenazas a su ex pareja, Jaime Maiz Santamar¨ªa, de 34 a?os, agente del instituto armado destinado en ese mismo cuartel. Jaime Maiz, borracho, intent¨® convencerla para que no pusiera la denuncia -ya se hab¨ªan puesto mutuamente y vuelto a retirar varias-. Al no lograr disuadirla, el agente entr¨® corriendo en su pabell¨®n para coger su arma reglamentaria. Al volver, la dispar¨® en la frente.
Quemada viva
- 24 de febrero de 2007. Cuando Mercedes Molina, de 58 a?os, le dijo a su marido que quer¨ªa separarse, comenz¨® entre ellos una fuerte discusi¨®n en la cocina de su casa, en Badalona. Minutos m¨¢s tarde, la reacci¨®n de su marido, Salvador Carri¨®n, un mec¨¢nico jubilado de 62 a?os, fue rociar a su mujer con disolvente y prenderla fuego. "La he quemado, la he quemado", sali¨® gritando de su casa el agresor. Los dos hijos del matrimonio, ambos mayores de edad, tambi¨¦n estaban en el domicilio. Despu¨¦s de dos d¨ªas de agon¨ªa, Mercedes Molina muri¨® en un hospital de Barcelona.
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