'Sorpasso' a Italia
Para los italianos, Il sorpasso ya no s¨®lo es el t¨ªtulo de la enorme pel¨ªcula que Dino Risi realiz¨® en 1962, con Gassman y Trintignant a bordo de aquel descapotable Lancia B24, de estridente claxon politono, y que con los a?os llegar¨ªa a simbolizar el brillante periodo del milagro econ¨®mico y la mejor "commedia all'italiana". Tampoco es la primera road-movie europea que inspirar¨ªa a Dennis Hooper para realizar su tambi¨¦n m¨ªtico Easy Rider (la pel¨ªcula de Risi se estren¨® en los USA con el t¨ªtulo The Easy Life), cambiando el Lancia blanco y descapotable por las dos motos chapeadas, que inaugur¨® all¨ª, y no s¨®lo en Hollywood, tantas cosas con el estreno de aquella generaci¨®n inconformista. Nada de eso. El sorpasso, en el actual vocabulario moderno de la pen¨ªnsula vecina, ante todo hace referencia al sorpasso espa?ol.
Desde que los italianos, hace un par de semanas, se enteraron en Bruselas (estad¨ªsticas Eurostat) de que Espa?a hab¨ªa superado por primera vez a Italia en el PIB per c¨¢pita, se sienten patri¨®ticamente deprimidos y han utilizado masivamente el simb¨®lico t¨ªtulo de la pel¨ªcula de Risi para contar su decadencia. No es que a los italianos les importe un pito el PIB (que ellos llaman PIL), porque hasta ahora eran tipos que estaban mucho m¨¢s atentos a la calidad de su vida cotidiana, que no se puede medir con abstractas estad¨ªsticas macroecon¨®micas, pero ya llov¨ªa sobre mojado porque desde hace tiempo sospechaban que los espa?oles estaban pisando a fondo el acelerador de la calidad de vida, aunque todav¨ªa no fabriquemos coches como los suyos, y en cualquier momento podr¨ªa ocurrir el temido sorpasso del piloto espa?ol y por el lado izquierdo, por un centro-sinistra muy parecida al suyo, pero mucho m¨¢s audaz.
Los italianos aceptan resignados el duelo hist¨®rico con sus vecinos franceses, a los que tambi¨¦n, como todos, acusan de arrogancia y grandeur, y se conforman con que Carla Bruni, una arist¨®crata de Tur¨ªn, haya conquistado los favores del emperador Sarkozy. Pero no soportan el sorpasso del PIB/PIL espa?ol. Nunca nos hab¨ªan considerado como enemigos, ni mucho menos como competidores serios. Todav¨ªa se acuerdan de las abismales diferencias que hab¨ªa entre las dos pen¨ªnsulas cuando en 1962 se produjo Il sorpasso de Risi, aquella celebraci¨®n autoir¨®nica de la sociedad del bienestar y del alegre consumismo all'italiana, en comparaci¨®n con el cochambroso sequedal espa?ol de la misma ¨¦poca, que ni siquiera produc¨ªa pelis neorrealistas.
Hasta que un d¨ªa a finales del siglo pasado empezaron a fijarse en Espa?a y con mucha inquietud. El turismo espa?ol, a pesar de nuestros c¨¦lebres horrores especulativos mediterr¨¢neos, compet¨ªa muy seriamente con el de sus c¨¦lebres cit¨¦s d'arte; la movida de Madrid y Barcelona se convirti¨® en el paradigma noct¨¢mbulo de Mil¨¢n y Roma; el cine de Almod¨®var jubil¨® para siempre cualquier referencia beata de la cinefilia italiana a la nouvelle vague francesa; el potente horror movie a la espa?ola les hizo olvidar a Dar¨ªo Argento (no a su hija Asia); las prosas de Vila Matas, el hombre que decidi¨® ser novelista cuando vio a Marcello Mastroianni hacer de escritor en La notte, de Antonioni, empezaron a ser consideradas muy superiores a las ficciones de Tabucchi, o descubrieron que el actual revival de Marco Ferreri en realidad s¨®lo era un homenaje tard¨ªo a los geniales guiones de nuestro Rafael Azcona.
Pero tambi¨¦n cuando la pol¨ªtica de la pen¨ªnsula hermana empez¨® a estar muy influida por el modelo espa?ol, pero ojo, no por el de nuestra beata Transici¨®n que, en definitiva, no fue m¨¢s que un plagio de la democracia cristiana all'italiana que, a su vez, no lo olvidemos, tambi¨¦n estuvo pilotada en secreto (de confesonario) por una de nuestras grandes exportaciones de entonces y de todos los tiempos: el lobby del Opus Dei. Ese modelo espa?ol que ahora mismo intentan copiarnos con descaro, en plan calcoman¨ªa, es justamente todo lo contrario: son los famosos proyectos laicos de Zapatero. La salida sin mayores consecuencias de Irak, el matrimonio gay, la paridad feminista y el braccio de ferro con el Vaticano y sus correspondientes conferencias episcopales por la educaci¨®n c¨ªvica, los embriones o el aborto. Es m¨¢s, el colmo de los plagios es esta posible reforma de su Constituci¨®n y que ahora discuten acaloradamente sobre si su futura ley electoral tiene que fusilar nuestro sistema de bipartidismo (tan imperfecto) o deber¨ªa ser el modelo alem¨¢n.
Y en esto lleg¨® como por acaso el sorpasso hist¨®rico del PIB mientras sus ciudadanos s¨®lo discuten con pasi¨®n mediterr¨¢nea si Ronaldinho acabar¨¢ por fin en el Milan de Berlusconi, si la Ferrari de Montezemolo (el presidente del made in Italy) fichar¨¢ a Alonso luego de su metedura de pata con Renault y si Capello lograr¨¢ imponer en la selecci¨®n inglesa el odioso catenaccio que no supo imponer en el Real Madrid.
Pero que no teman nuestros hermanos peque?os. A pesar de las estad¨ªsticas macroecon¨®micas de Bruselas, siempre nos quedar¨¢ la Italia que no mide el PIB ni siquiera el PIL: la del capuccino, la luz de la Toscana, las canciones de Lucio Dalla, los atardeceres en sus piazzas mayores, los dise?os de Prada, Il sorpasso de Risi y la actual y sorprendente colonizaci¨®n italiana de nuestros propios mass media: la Telecinco de Berlusconi, la Antena 3 de DeAgostini o El Mundo de Il Corriere della Sera, seguramente para contrarrestar el actual control de nuestra Telef¨®nica sobre la muy decadente Telecom italiana.
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