Carism¨¢tico, millonario y admirador de Fidel
Raila Odinga tambi¨¦n sabe jugar al golf. Pero nadie tiene idea de cu¨¢l es su golpe maestro ni si le tiembla el pulso en el green. Como buen pol¨ªtico africano, mantiene intactas algunas excentricidades, como la de llamar a su hijo Fidel, en honor de su venerado Fidel Castro. El hombre sonriente, de 62 a?os, es un producto pol¨ªtico nacido para ser presidente de su pa¨ªs. Hijo de Jaramogi Oginga Odinga, primer vicepresidente del pa¨ªs tras la independencia, en 1963, Odinga form¨® parte de la universidad donde fue lector titular. Se form¨® en Alemania del Este y en 1982, tambi¨¦n a la africana, particip¨® en un golpe de Estado para quitar de en medio a Daniel Arap Moi, que acab¨® mand¨¢ndole a prisi¨®n, pero como otros l¨ªderes africanos, supo regenerarse y volver a la pol¨ªtica a?os m¨¢s tarde.
Apoy¨® a Kibaki en el golpe de Estado contra el presidente Moi
En 1992 regres¨® a Kenia y obtuvo un esca?o en el Parlamento por el distrito de Langata, donde est¨¢ ubicada Kibera, una de las barriadas m¨¢s pobres de ?frica en la que viven un mill¨®n de personas. En 2002 apoy¨® la Coalici¨®n Nacional del Arco Iris, que gan¨® las elecciones generales poniendo punto final al dominio de Moi y d¨¢ndole la presidencia a Kibaki. No s¨®lo le apoy¨® sino que colabor¨® con ¨¦l como ministro de Obras P¨²blicas hasta que la cabezoner¨ªa de Kibaki le destituy¨® por no seguirle en su reforma de la Constituci¨®n, que pretend¨ªa dar poderes ilimitados a la presidencia. Trampas del destino, ahora es Odinga el que quiere expulsar a Kibaki del sill¨®n presidencial mientras que el ex presidente Moi ha vuelto a aliarse con Kibaki.
Su car¨¢cter abierto, una personalidad arrolladora y el hecho de haberse convertido en un hombre carism¨¢tico para los sectores m¨¢s pobres de la poblaci¨®n con sus promesas de m¨¢s empleo, calidad de vida y una limpieza de la Administraci¨®n, le han transformado en un pol¨ªtico apetecible incluso para el propio Barack Obama, cuyo padre tambi¨¦n es de etnia luo, y otros miembros de la di¨¢spora keniana.
Una cosa m¨¢s le permite seguir manteniendo abierta la partida de p¨®quer que echa desde hace semanas con sus enemigos pol¨ªticos: es millonario. Sus empresas y sus apoyos econ¨®micos del exterior le han dibujado un aura de cambio que ha calado en la sociedad keniana.
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