Hemorragia interna en EMI
La multinacional pierde a sus gestores y artistas m¨¢s representativos
EMI, la principal discogr¨¢fica de origen brit¨¢nico, pas¨® un 2007 terrible: aparte del descenso general en ventas, casi un 11% en el Reino Unido, estaba la publicitada marcha de artistas significados como Paul McCartney y Radiohead. Parece que las turbulencias no han hecho m¨¢s que empezar: el martes se anunciaba el despido de su principal directivo, Tony Wadsworth. La compa?¨ªa sufrir¨¢ una fuerte reestructuraci¨®n tras su compra por Terra Firma, un fondo de inversiones que se ha ganado el antagonismo del mundillo al acusar de despilfarro al negocio de la m¨²sica y denunciar a las superestrellas por su vagancia.
Guy Hands, jefe de Terra Firma, no es un maestro en las finuras diplom¨¢ticas. Tras adquirir EMI por 2.400 millones de libras, explic¨® que era un ejemplo de su estrategia empresarial: "Buscar los peores negocios en los sectores m¨¢s complicados". Tampoco ocult¨® que su objetivo era sanear EMI y revenderla en unos a?os por tres o cuatro veces su precio original.
El defenestrado Wadsworth era un personaje respetado en la industria musical y se le atribu¨ªan algunos contratos novedosos, como el firmado por Robbie Williams: a cambio de un adelanto de 80 millones de libras, el cantante entregaba cuatro discos y repart¨ªa beneficios del directo y el merchandising con EMI. El equipo de Terra Firma minimiza ahora el acuerdo -queda un disco por entregar- y asegura que Robbie representa menos del 1% de las ventas mundiales de EMI. Wadsworth ha sido reemplazado por ejecutivos que vienen de Estados Unidos o de negocios extramusicales.
Tampoco ha tenido buena acogida el rapapolvos de Guy Hands a las figuras de la m¨²sica, a las que exige mayor productividad y menos caprichos: "Eso s¨®lo lo puede decir alguien que no est¨¢ acostumbrado a tratar con artistas", susurra un alto empleado de la compa?¨ªa en Espa?a. El grupo Coldplay, que debe todav¨ªa dos discos a EMI, ya ha hecho saber que no piensa renovar contrato mientras siga la inestabilidad general.
Falta de entusiasmo
Los tr¨¢nsfugas no se muerden la lengua. Paul McCartney, que fich¨® por Starbucks, se queja de que la multinacional no se entusiasmaba con sus discos: "Cuando me presentaba con un nuevo trabajo, dec¨ªan que estaba bien pero que necesitaban seis meses para preparar un plan de mercadotecnia. ?Seis meses!". El ex beatle piensa que la firma hab¨ªa ca¨ªdo en la rutina: "Lo primero que dec¨ªan era 'vamos a llevarte a Colonia', para hacer promoci¨®n. Cuando llevas d¨¦cadas yendo a Colonia, empiezas a pensar si no hay otra manera de hacer las cosas".
M¨¢s escandalosa ha sido la ruptura con Radiohead, que vendi¨® 25 millones de discos en EMI. El desencuentro lleg¨® tras una larga pugna en la que su cantante, Thom Yorke, edit¨® con el sello XL su primer disco en solitario, para hacer ver que el grupo iba en serio. Exig¨ªa hacerse con el control de sus antiguas referencias, "para que no abusen de ellas, como ocurre con Pink Floyd". Terra Firma se neg¨® y reaccion¨® con malas artes, retratando a Radiohead como megal¨®manos avariciosos. La respuesta del grupo fue ofrecer In rainbows, a trav¨¦s de Internet y a cambio de la voluntad. Una jugada maestra: a pesar de que m¨¢s de mill¨®n y medio de seguidores se descargaron este trabajo, la edici¨®n f¨ªsica del disco, reci¨¦n publicada por XL, est¨¢ en el n¨²mero uno de las listas brit¨¢nicas.
Babelia
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