Un Atl¨¦tico muy remol¨®n
El conjunto de Aguirre, demasiado plano, acaba defendiendo el empate sin goles ante el Valladolid
Ya puede vestirse la Copa de gala, que nadie quiere bailar con ella. Ya puede haber pleno de equipos de Primera en octavos, que los estadios est¨¢n medio vac¨ªos y los entrenadores reservan a sus mejores piezas para plazas con m¨¢s focos. El escenario del Calder¨®n no fue diferente al ya visto en otros lugares, por m¨¢s que el Atl¨¦tico lleve 12 a?os sin echarse un t¨ªtulo a la boca y el torneo copero parezca un buen momento para acabar con la sequ¨ªa. Da igual. Aguirre solt¨® a los menos habituales en una cita que para unos es un escaparate y para otros (la mayor¨ªa) un incordio. El Atl¨¦tico intent¨® despertar a una grada que tiritaba de fr¨ªo, pero sin goles el ambiente sigui¨® igual de helado. Y el equipo se diluy¨® en una segunda parte horrorosa que dio la raz¨®n a los que se quedaron en casa.
ATL?TICO 0 - VALLADOLID 0
Atl¨¦tico: Falc¨®n; Valera, Z¨¦ Castro (Perea, m. 56), Eller, Pern¨ªa; Luis Garc¨ªa (De las Cuevas, m. 75), Cl¨¦ber, Ra¨²l Garc¨ªa, Reyes; Mista (Ag¨¹ero, m. 61) y Forl¨¢n. No utilizados: Abbiati, Maxi y Ag¨¹ero.
Valladolid: Alberto; Cifu, Alexis, I?aki Bea, ?scar S¨¢nchez; Borja, Diego Camacho (Sisi, m. 70); Estoyanoff, Kome (Javier Baraja, m. 84); y Ogbeche (Lorente, m. 78). No utilizados: Asenjo y Capdevila.
?rbitro: Ram¨ªrez Dom¨ªnguez. Amonest¨® a I?aki Bea, Cl¨¦ber, Ogbeche y Alexis.
Unos 20.000 espectadores en el Vicente Calder¨®n.
La pereza rojiblanca se acentu¨® en un centro del campo muy soso
Cuando un delantero se lo piensa dos veces, est¨¢ perdido. Le pas¨® a Forl¨¢n reci¨¦n arrancado el choque. Frente a Alberto, dud¨® en segundo en regatearle por la derecha o por la izquierda. Pens¨®. Y se qued¨® sin regate y sin gol. El bal¨®n lo despej¨® Alberto, que inici¨® entonces un carrusel de paradas por todos lados. A Forl¨¢n. A Mista, uno de los que suelen aprovechar citas de este tipo, que poco despu¨¦s se top¨® con el portero desde el ¨¢ngulo contrario. Y a Luis Garc¨ªa, que progres¨® por el carril izquierdo hasta toparse con el de siempre. Es lo que tienen tambi¨¦n estas noches coperas, tan propias para engrandecer a futbolistas casi siempre an¨®nimos. Donde no llegaron sus guantes, al meta del Valladolid le salv¨® el palo en otra llegada de Forl¨¢n.
Alberto sostuvo a un Valladolid que se cubri¨® alrededor de su portero. Asustado por los arreones de Mista y Forl¨¢n, el conjunto de Mendilibar se tap¨® para explotar alg¨²n contragolpe. La ¨²nica noticia en la primera parte lleg¨® de Ogbeche, un islote en ataque que s¨®lo permiti¨® ver a Falc¨®n en un disparo tan lejano como indolente.
La pereza del Atl¨¦tico se acentu¨® en un centro del campo muy soso. Jurado se lesion¨® en el calentamiento y Cl¨¦ber se junt¨® a Ra¨²l Garc¨ªa para hacer dos veces el mismo trabajo. En esta ocasi¨®n, uno m¨¢s uno sumaron uno. Como si fueran dos copias del mismo jugador, se solaparon en un ejercicio aburrid¨ªsimo. Ninguno mostr¨® un m¨ªnimo de gracia para pisar la hierba contraria o cambiar el gui¨®n con una acci¨®n fuera del manual. Dos buenos alumnos sin m¨¢s, sin hacer nada malo, pero tampoco nada sobresaliente. Cl¨¦ber porque no sabe, y Ra¨²l Garc¨ªa porque se hundi¨® en la miseria que le rodeaba. Jug¨® tan plano como todos.
El Atl¨¦tico conserv¨® el bal¨®n, s¨ª, pero de manera tan predecible que el Valladolid apenas sud¨® para conservar la calma. Y para ir ganando metros y confianza conforme avanzaba el partido. Kome estir¨® al Valladolid, mucho m¨¢s punzante y ambicioso. Mientras el Atl¨¦tico acumulaba pasos hacia atr¨¢s, el conjunto de Mendilibar echaba la vista al frente. De ah¨ª que el t¨¦cnico apostara por Sisi para atacar a Falc¨®n en los ¨²ltimos minutos. El Atl¨¦tico ten¨ªa tan mala pinta que invitaba a darle la puntilla, aunque fuera por pura inercia.
El p¨²blico, claro, acab¨® silbando para entrar en calor. Qu¨¦ m¨ªnimo para los que se tomaron la molestia de acudir al estadio para ver algo de f¨²tbol. Los aplausos s¨®lo fueron para Ag¨¹ero, que sali¨® del banco al comienzo del segundo tiempo y salt¨® con media hora por delante. La grada entendi¨® que aquel aburrimiento supino s¨®lo pod¨ªa solucionarlo el bajito delantero. Pudo ser en un intento de chilena a centro de Luis Garc¨ªa. Pero alg¨²n inconveniente deb¨ªa tener su corta estatura. No lleg¨® al salto por medio palmo.
Segundo cap¨ªtulo del pasotismo de Reyes. Si el jugador no se dio por enterado con la silbatina de la grada la semana pasada contra el Granada 74, la hinchada le record¨® anoche que no se ha ganado ninguna simpat¨ªa. Ni su juego ni su car¨¢cter invitan a confiar un minuto en este jugador. Sin chispa alguna en su juego, Reyes ha perdido cualquier opci¨®n de ser un jugador desequilibrante. Extra?amente, Aguirre lo mantuvo en el campo hasta el ¨²ltimo segundo. Quiz¨¢ para ver si reaccionaba. O quiz¨¢ para castigarle por su dimisi¨®n. El chico se hubiera ido encantando a la ducha. Se hubiera ahorrado la pitada final del Calder¨®n. Con motivo. Con el marcador virgen, el Atl¨¦tico acab¨® acorralado en su ¨¢rea, defendiendo como bueno un resultado en tierra de nadie. Y con Falc¨®n de salvador. Como si nada hubiera cambiado, como si el Atl¨¦tico, que hab¨ªa acostumbrado a su gente a goleadas y remontadas, volviera a ser el de siempre.
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