99 himnos
Quiere el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol que los deportistas de Espa?a canten cuando suene el himno nacional en las competiciones, y, despu¨¦s de haber celebrado un concurso p¨²blico, ya tiene el Comit¨¦ una letra, que, en mi opini¨®n, no est¨¢ mal. Cumple, por lo menos, los requisitos que ped¨ªa el jurado: se deja cantar y no molesta a nadie. O eso pensaba yo despu¨¦s de leerla en el teletexto de Canal Sur. A los nacionalistas no espa?olistas les fastidia la segunda estrofa ("Ama a la patria que sabe abrazar bajo su cielo azul pueblos en libertad"), donde Espa?a aparece como la patria grande que abraza a todas las patrias chicas.
La iniciativa de los ol¨ªmpicos podr¨ªan secundarla otras corporaciones profesionales o recreativas del pa¨ªs, cada una en busca de su letra para entonarla en actos y congresos, desde los abogados a los zapateros. As¨ª el himno de Espa?a pasar¨ªa de no tener letra a ser el himno con m¨¢s letras del mundo, siempre especial y un poco fantasma. Nada se dice de ¨¦l en la Constituci¨®n. Aparte de la costumbre obligatoria de tocarlo, su soporte legal fue un decreto de los tiempos m¨¢s horribles del franquismo, de 1942, hasta que el primer gobierno de Aznar ratific¨® en 1997 que "el Himno Nacional de Espa?a es el conocido tradicionalmente por Marcha Granadera o Marcha Real". Puesto que el Comit¨¦ Ol¨ªmpico se propone ahora recoger 500.000 firmas para que su letra sea respaldada por ley en el Congreso, quiz¨¢ haya llegado el momento de que los diputados debatan al fin sobre la existencia de un himno que es casi un espectro.
Confieso que el m¨¢s m¨ªnimo movimiento patri¨®tico de masas me da miedo. Y, conociendo la man¨ªa espa?ola de vigilar al vecino, temo que, aceptada la letra del himno, cada vez que Espa?a participe en un campeonato de f¨²tbol los guardianes se entretengan en comprobar, aparte de si los jugadores exhiben con orgullo la bandera en mangas y calcetines, qui¨¦n canta el himno y qui¨¦n no, qui¨¦n se limita a mover los labios, qui¨¦n los mantiene subversivamente cerrados, qui¨¦n los mueve para pronunciar palabras que manchan la verdadera letra del himno nacional. Temo que acabe por aplicarse el decreto franquista de 1942, que exig¨ªa tributar al himno "la solemnidad, acatamiento y respeto que el culto a la patria merece".
Por el momento nadie considera la propuesta ol¨ªmpica l¨ªrico-patri¨®tica un insulto a Andaluc¨ªa, un menosprecio a la obra del anterior letrista, el pol¨ªtico y escritor gaditano Jos¨¦ Mar¨ªa Pem¨¢n, que en 1928 escribi¨® su himno de Espa?a por encargo de otro andaluz ilustre, de Jerez, el dictador Miguel Primo de Rivera. Si uno compara la letra antigua y la nueva, aprecia un desplazamiento desde el viejo espa?olismo barroco-andaluz al moderno espa?olismo anglosaj¨®n. Pem¨¢n, por ejemplo, introdujo una atrevida met¨¢fora en la segunda estrofa, con su deseo de "gloria a la patria que supo seguir sobre el azul del mar el caminar del sol", alusi¨®n a los barcos de Col¨®n que llegaron a Am¨¦rica siguiendo la trayectoria del sol, de este a oeste. Esta altura ininteligible de ret¨®rica a?eja contrasta con la primera estrofa del himno del COE, que, despu¨¦s de vitorear a Espa?a, cita, llamando a cantar todos juntos, a los Beatles: "All together now!"
Pero, al volver a estas cosas rancias, he descubierto que el himno de Pem¨¢n ser¨ªa estupendo para los deportistas de hoy, incluso con los retoques que le hizo el franquismo: "Alzad los brazos, hijos del pueblo espa?ol" hoy podr¨ªa entenderse, m¨¢s que como una llamada a saludar a la manera de Hitler o Franco, como una invitaci¨®n a festejar que las c¨¢maras de televisi¨®n recorren las tribunas y nos ven. Al margen de estas fantas¨ªas, la cuesti¨®n del himno demuestra lo joven que es el Estado espa?ol, sin bandera ni himno hasta mediados del siglo XIX, siempre dubitativo, con su invenci¨®n incesante de nacionalidades nuevas, banderas nuevas, himnos nuevos.
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