Freno a los cayucos
El despliegue diplom¨¢tico logra reducir el flujo de inmigrantes hacia Canarias
El despliegue diplom¨¢tico en Senegal y otros pa¨ªses del ?frica subsahariana ha dado sus frutos: si en 2006 fueron interceptados en las costas canarias 31.836 inmigrantes llegados en cayucos, en 2007 este flujo se ha reducido hasta 12.461, seg¨²n recoge el balance anual sobre inmigraci¨®n presentado esta semana por el Ministerio de Interior. El balance nada dice, sin embargo, sobre el n¨²mero de ahogados o desaparecidos. Es de suponer que tambi¨¦n haya disminuido al ser menor el n¨²mero de intentos; pero al partir de lugares m¨¢s distantes, los riesgos asumidos son ahora mayores.
El control de fronteras es un eje b¨¢sico de toda pol¨ªtica migratoria seria. Es coherente con esa pol¨ªtica el empe?o espa?ol en reforzar los lazos diplom¨¢ticos y econ¨®micos, as¨ª como la colaboraci¨®n policial, con los pa¨ªses africanos de donde parte ese flujo migratorio. Este despliegue, que incluye la creaci¨®n de nuevas embajadas, aumento de la ayuda econ¨®mica y actuaci¨®n in situ de agentes espa?oles que colaboran con los del pa¨ªs en la persecuci¨®n de las mafias de traficantes y en el patrullaje de las costas, ha permitido algo hasta ahora ins¨®lito: que acepten la repatriaci¨®n de sus nacionales. Cada vez se devuelven m¨¢s inmigrantes irregulares a sus pa¨ªses de origen -el 92% de los interceptados, seg¨²n cifras oficiales-, aunque cunde la estratagema de enviar a menores, cuya repatriaci¨®n es mucho m¨¢s complicada.
La gesti¨®n del fen¨®meno migratorio ha mejorado notablemente tanto en lo referente a los mecanismos favorecedores de la inmigraci¨®n legal (r¨¦gimen general, contratos en origen y cupo anual de mano de obra extrajera) como a los que obstaculizan la irregular: vigilancia de fronteras y convenios de repatriaci¨®n, principalmente.
Lo uno implica lo otro, como la regularizaci¨®n de 2005 implicaba una pol¨ªtica seria de control y devoluciones. Por eso resulta desfasada la insistencia de la cr¨ªtica del PP basada en viejos clich¨¦s tipo efecto llamada o papeles para todos. Sarkozy, tan cr¨ªtico en su momento con la regularizaci¨®n de 600.000 extranjeros en Espa?a, reconoce ahora su necesidad. Pero esa mejor gesti¨®n no ha resuelto problemas como el control del empleo ilegal, fuente de maltrato a la persona y refugio de la inmigraci¨®n irregular.
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