Los jesuitas buscan otro Arrupe
La Compa?¨ªa no da abasto para atender 900 colegios y universidades
El mapamundi jesuita que figura en la p¨¢gina web de la Compa?¨ªa es abrumador. La orden se extiende por diez asistencias (regiones) y m¨¢s de 90 provincias que abarcan las tres cuartas partes del planeta. Adem¨¢s de las parroquias, los centros sociales, las editoriales, controlan 200 universidades y m¨¢s de 700 colegios. Tan majestuosa estructura tiene un ¨²nico fallo: los apenas 19.200 miembros de la orden no pueden atender las instituciones creadas a lo largo de su historia centenaria. Urge reagruparse, eliminar fronteras burocr¨¢ticas. Urge encontrar nuevas iniciativas capaces de movilizar a los laicos, una fuerza auxiliar de la que no se puede prescindir.
Son realidades que condicionan el perfil del hombre destinado a guiar a los jesuitas en el siglo XXI, el nuevo Prep¨®sito General que se elegir¨¢ dentro de unos d¨ªas en Roma. ?Se quiere un hombre carism¨¢tico, dinamizador, otro Pedro Arrupe, pese a los desencuentros con el Vaticano? ?O se prefiere una figura discreta, moderada, como el superior general que se jubila ahora, Peter-Hans Kolvenbach?
La falta de vocaciones obliga a abrirse cada vez m¨¢s a los laicos
La orden se re¨²ne en Roma para elegir a su nuevo dirigente
"Despu¨¦s de casi 25 a?os, la misi¨®n de Kolvenbach ha quedado cumplida", opina Ignacio Arregui, jesuita con una larga experiencia en Radio Vaticana. "Quiz¨¢s ser¨ªa bueno dar un paso en otra direcci¨®n, buscar un cambio de estilo. No se trata de hablar de vanguardistas, carism¨¢ticos o conservadores, sino de encontrar una persona abierta a la realidad, capaz de buscar los signos del tiempo". Alguien con la capacidad de detectar con antelaci¨®n los problemas del mundo global, de adivinar casi por donde van a abrirse las costuras de la sociedad.
"La marcha de Kolvenbach pone punto final a la era Arrupe", dice Luis L¨®pez-Yarto, en estos momentos viceprovincial de la provincia de Castilla. "Kolvenbach ha seguido el mismo camino. Aunque no le ha tocado lidiar con momentos hist¨®ricos tan duros como a Arrupe. Por eso se dice que es m¨¢s moderado". Rebeliones internas y deserciones en masa de jesuitas. Todo eso se ha terminado, aunque la falta de vocaciones se ha agudizado, hasta llegar a un extremo que hace temer por el futuro de las instituciones y la misi¨®n de la Compa?¨ªa.
Por eso, reconoce L¨®pez-Yarto, "uno de los temas fundamentales de la Congregaci¨®n General que se celebra en Roma es precisamente el de la reorganizaci¨®n del gobierno de la orden". La escasez de soldados en el gran ej¨¦rcito creado por Ignacio de Loyola en 1540, que obliga a esta reorganizaci¨®n, enlaza con el otro gran tema que se aborda en Roma: la necesidad de abrirse cada vez m¨¢s a los laicos. Los 4.000 jesuitas dedicados a la ense?anza no pueden atender sus prestigiosos centros. La universidad de Georgetown, en Washington, tiene al frente a un seglar. En Deusto, joya de la corona de la orden en Espa?a, de 1.659 profesores, s¨®lo 47 son jesuitas y de ¨¦stos, s¨®lo 24 est¨¢n en activo, el resto son em¨¦ritos.
La edad media de los 225 delegados reunidos en Roma (226 si se incluye al propio Kolvenbach) es de algo m¨¢s de 56 a?os, un promedio casi juvenil si se compara con las edades de provinciales y rectores en el mundo desarrollado. Cuando se repasa la lista del poder jesuita en la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica y en el Vaticano se obtiene una impresi¨®n general de declive. Tienen 94 obispos y una decena de cardenales, pero s¨®lo dos de ellos tienen menos de 80 a?os.
Sin embargo, los jesuitas no renuncian a mantenerse en la vanguardia del mundo cristiano. En las propuestas que se discutir¨¢n en la Congregaci¨®n General figura, junto a la justicia social, el trabajo con los pobres o los inmigrantes, el tema de la ecolog¨ªa. "Entendida como defensa de la justicia medioambiental", precisa Arregui.
Un discurso que tiene especial sentido en los pa¨ªses en desarrollo, donde el ej¨¦rcito de San Ignacio crece. En Espa?a, cuna de la Compa?¨ªa, nadie ha dado a¨²n con la f¨®rmula para frenar el declive. Los jesuitas son apenas 1.600, y los seminarios est¨¢n semidesiertos. Por eso son fundamentales experiencias como la del madrile?o barrio de La Ventilla, donde conviven bajo el mismo techo jesuitas y laicos empe?ados en la misma tarea de ayuda a los inmigrantes y a los m¨¢s desfavorecidos. "Les echamos una mano con el papeleo, y damos clase de apoyo escolar a sus hijos. Es una zona con muchos musulmanes y nunca he visto a los jesuitas hacer proselitismo", cuenta un voluntario treinta?ero de este barrio.
Esta forma de entender su apostolado, les ha llevado tambi¨¦n a mantener m¨¢s de un encontronazo con la jerarqu¨ªa espa?ola y con la vaticana. En Madrid y en Roma, las publicaciones de la Compa?¨ªa son revisadas con lupa. Temas como el de la contracepci¨®n, o los cristianos homosexuales se abordan con total naturalidad en ellas y eso no siempre agrada. La revista Civilt¨¤ Cattolica est¨¢ sometida al control del actual primer ministro vaticano, el cardenal Tarsizio Bertone.
Nada de esto impide, sin embargo, que la orden controle desde hace m¨¢s de 50 a?os la Radio Vaticana, la "voz del Papa", el medio de propaganda m¨¢s potente de la Santa Sede. Son contradicciones s¨®lo aparentes, explica un jesuita. "La Compa?¨ªa siempre ha respetado el voto de obediencia al Papa, pero no renuncia a su libertad a la hora de analizar el mundo exterior". Un mundo en el que tiene que apoyarse para sobrevivir, atenta a detectar "los signos de los tiempos", tal y como recomendaba el propio san Ignacio.
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