Jorge Anaya, el almirante que orden¨® invadir las Malvinas
Responsable de la Escuela Mec¨¢nica de la Armada, convenci¨® al general Galtieri para enviar tropas a las islas
Fue uno de los principales impulsores de la aventura militar de Argentina en las islas Malvinas, en abril de 1982, que 72 d¨ªas despu¨¦s termin¨® con una humillante derrota para el pa¨ªs suramericano y con 649 argentinos muertos. El pasado 9 de enero falleci¨® en su domicilio de Buenos Aires, a los 81 a?os, el almirante Jorge Anaya, quien formaba parte, representando a la Marina, de la Junta Militar que orden¨® la desastrosa operaci¨®n. Aquejado de c¨¢ncer y problemas cardiacos, Anaya estaba procesado como responsable de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura (1976-1982) y su fallecimiento fue comunicado a los jueces encargados de su sumario.
Acostumbrado a mover los hilos detr¨¢s del escenario, en 1981 Anaya convenci¨® al general Leopoldo Galtieri, garantizando el apoyo de la Armada, de que se hiciera con el poder en la Junta hasta entonces presidida por el general Roberto Viola. Fue uno de los halcones en la opci¨®n de recuperar por la fuerza las islas Malvinas, bajo dominio brit¨¢nico, cuya soberan¨ªa reclama argentina desde mediados del siglo XIX. El almirante, bajo cuya responsabilidad quedaba el centro de tortura y asesinato instalado en la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA), aseguraba a sus colegas que Margaret Thatcher no se atrever¨ªa a enviar una fuerza expedicionaria al lejano Atl¨¢ntico Sur en pleno invierno austral. Pero eso hizo exactamente la Dama de Hierro, quien de paso propin¨® el golpe de gracia a la dictadura argentina que pocos meses despu¨¦s tuvo que convocar elecciones democr¨¢ticas y dejar el poder.
En 1986 Anaya fue condenado a 14 a?os de prisi¨®n y expulsado del Ej¨¦rcito por un tribunal militar que lo consider¨® responsable del fracaso b¨¦lico. Seg¨²n la sentencia el almirante ni siquiera hab¨ªa previsto la reacci¨®n brit¨¢nica y adem¨¢s hab¨ªa cometido graves errores como dejar el dominio del mar a la flota enviada desde el Reino Unido. Posteriormente, el peronista Carlos Menem (1990-1999) le indult¨® en una de sus primeras medidas al acceder a la Casa Rosada. Envuelto en diversas pol¨¦micas pero sin tener nada que temer de la justicia, el ex militar vivi¨® sin problemas en su casa de Buenos Aires hasta junio de 2005, cuando la Corte Suprema declar¨® la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
Anaya fue acusado entonces de 266 casos de secuestro y torturas contra civiles cometidos durante la dictadura. Aleg¨® una dolencia cardiaca para retrasar las investigaciones en su contra y pudo evitar su confinamiento en una prisi¨®n militar al sufrir un infarto que le llev¨® a un hospital castrense. Recuperado, volvi¨® a su domicilio donde ha muerto sin ser juzgado.
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