La clave secreta de 'Valkyrie'
El lado esot¨¦rico del hombre que quiso matar a Hitler explica el inter¨¦s de Tom Cruise por encarnarlo
Berl¨ªn, Stauffenbergstrasse, antigua Bendlerstrasse. La tranquila calle conduce hasta el Bendlerblock, un sobrio y marcial edificio gris p¨¢nzer donde se consum¨® el gran drama que narra el filme Valkyrie, de Bryan Singer, cuyo estreno est¨¢ previsto para octubre. A trav¨¦s de una puerta con reja se accede al sombr¨ªo patio donde en la madrugada del 21 de julio de 1944 cuatro de los oficiales alemanes involucrados en la fallida conspiraci¨®n para matar a Hitler, entre ellos el autor material del atentado, su inspirador y motor, el coronel Claus Schenk von Stauffenberg, de 37 a?os, fueron fusilados. El lugar, pese a su limpia geometr¨ªa, los cuidados arbolitos -de uno incluso pende una casita para p¨¢jaros- y la desconcertante escultura de bronce de un hombre erguido desnudo, emplazada en honor de la Resistencia alemana, conserva un aire siniestro.
Ser miembro del c¨ªrculo del poeta Stefan George marc¨® a Von Stauffenberg
Estos muros, este constre?ido escenario, fue lo ¨²ltimo que vio, deslumbrado su ¨²nico ojo por los fogonazos de los fusiles, uno de los hombres m¨¢s nobles, carism¨¢ticos y valientes de Alemania, capaz de meterse en la guarida de la fiera tuerto, manco de la mano derecha y con s¨®lo tres dedos de la izquierda, e intentar abatirla.
Fue Stauffenberg, que el pasado 15 de noviembre hubiera cumplido cien a?os, lo que se dice un h¨¦roe. No es extra?o que Tom Cruise haya querido encarnar al atractivo -pese a las mutilaciones sufridas en T¨²nez, con el Afrika Korps- y valeroso coronel suabo. Pero hay otras razones m¨¢s all¨¢ de las obvias. El int¨¦rprete, activo miembro de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa, ha podido ver en el conde Stauffenberg a un colega espiritual. Y es que, efectivamente, aparte de ser el brillante oficial de Estado Mayor que tuvo en su mano maltrecha el destino de Alemania, el recto y caballeroso soldado, el esposo y padre amant¨ªsimo, el extraordinario jinete, el int¨¦rprete de violonchelo y el devoto cat¨®lico, Stauffenberg tiene una faceta mucho menos conocida (e inquietante) como seguidor incondicional de un maestro, un verdadero guru, cuyas ense?anzas y normas marcaron hasta el final su existencia: el c¨¦lebre poeta alem¨¢n Stefan George.
La relaci¨®n con George de Stauffenberg y sus dos hermanos, los gemelos Berthold (ejecutado tambi¨¦n a ra¨ªz del complot del 20 de julio) y Alexander, fue una experiencia crucial, seguramente la definitiva en sus vidas. El poeta, al que denominaban el Maestro, fue la gran influencia que determin¨® sus comportamientos y carreras. Stefan George, cuyo ideario iba mucho m¨¢s all¨¢ de la literatura y el arte para convertirse en una doctrina moral y en una especie de religi¨®n -la palabra secta viene indefectiblemente a la cabeza ante su grupo de disc¨ªpulos e iniciados, el Georgekreis, el C¨ªrculo de George, del que formaron parte otros tiranicidas del 20-J-, fue considerado por sus selectos seguidores poco menos que un or¨¢culo y un sacerdote, un magus. No es dif¨ªcil compararlo en algunos aspectos con Gurdjieff. Los nazis trataron de arrastrarlo hacia ellos -hab¨ªa elementos muy cercanos en su mensaje de renovaci¨®n nacional, pangermanismo, autosacrificio y hero¨ªsmo e incluso el uso primerizo de la esv¨¢stica-, pero George era demasiado elitista y parece que le desagradaban sinceramente las expresiones vulgares y populistas del r¨¦gimen (como repugnaron a Stauffenberg).
Entre lecturas po¨¦ticas, mucho H?lderlin y mucho suspiro por los Hohenstaufen, ense?anzas esot¨¦ricas y reflexiones est¨¦ticas con un tufillo rosacruciano y teos¨®fico, se acu?¨® en el Georgekreis el concepto y la expresi¨®n Geheime Deutschland, Alemania Secreta, la idea de que el grupo de selectos iniciados pod¨ªa encarnar el viejo mito alem¨¢n de la Naci¨®n durmiente, los h¨¦roes ocultos, los custodios, los guerreros m¨ªsticos que conservar¨ªan la esencia intelectual y moral de la sagrada patria durante tiempos dif¨ªciles. En un hombre con el pedigr¨ª de Claus von Stauffenberg puede imaginarse el efecto de la combinaci¨®n de semejantes ideas con su bagaje familiar de honor, pathos militar y sentimiento de clase. Stauffenberg bautizar¨ªa luego al grupo de conspiradores contra Hitler con el nombre de Alemania Secreta.
Tras la muerte de George en 1933, los Stauffenberg se convirtieron en sus herederos, y, como recalca el mejor bi¨®grafo de Claus, el historiador Peter Hoffmann (Stauffenberg, a familiar history, 1906-1944, Cambridge University, 1995), permanecieron comprometidos con la Alemania Secreta y ello les impuls¨® en su momento a la acci¨®n contra Hitler. El atentado no fue, entonces, s¨®lo un acto pol¨ªtico sino que tuvo una componente de autosacrificio heroico y de expiaci¨®n por los cr¨ªmenes de toda una naci¨®n. Se entiende que esta vertiente esot¨¦rica de la conjura posea un atractivo irresistible para Tom Cruise.
Hay m¨¢s: El selecto c¨ªrculo de George, estrictamente masculino y con un culto desaforado a la belleza -los hermanos Stauffenberg eran insultantemente guapos-, levant¨® en su d¨ªa sospechas de homosexualidad. Se dice que George, que se hab¨ªa apasionado por un jovencito de 12 a?os, inspir¨® a Thomas Mann el personaje de Aschenbach de Muerte en Venecia.
Existe un libro popular (y muy sugerente) sobre las conexiones esot¨¦ricas de Stauffenberg que muy bien puede haber sido la conexi¨®n de Cruise con el asunto. Se trata de Secret Germany, Stauffenberg and the mystical crusade against Hitler (Jonathan Cape, 1994), de Michael Baigent y Richard Leight, los autores, nada menos, de The Holy Blood and the Holy Grail, el libro que fue fuente de inspiraci¨®n para El C¨®digo Da Vinci.
El poderoso ascendente de George sobre Stauffenberg es incontestable. Hoffmann recalca en su biograf¨ªa c¨®mo el recuerdo de George aparece en los momentos fundamentales de la vida del oficial y c¨®mo este ten¨ªa el h¨¢bito de recitar sus poemas "con mensaje" ante los dem¨¢s. Lo hizo muy a menudo en el c¨ªrculo de conspiradores contra Hitler. Puro Stefan George fue su postrer grito ante el pelot¨®n de fusilamiento: "?Larga vida a nuestra sagrada Alemania!". En uno de sus escasos dedos, el coronel Claus Schenk von Stauffenberg llev¨® hasta el fin un anillo de oro con una frase de George: "Finis initium".
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 61.
Babelia
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