Esas voces
Reivindican festivamente en ese histerismo necio con pretensiones de gracia titulado Peta-Zetas la d¨¦cada (?prodigiosa?) de los ochenta, imagino que como autohomenaje de Corbacho a su l¨²dico y a?orado camino inici¨¢tico. En el rato que padezco esta complacida ordinariez, no hablan de aquel santificado y exprimido templo de la impostura y de la modernez llamado movida, pero todo llegar¨¢. A cambio, entrevistan al redimido sex symbol Sabrina Salerno ("me enamor¨¦ del teatro, descubr¨ª mi vocaci¨®n art¨ªstica, crec¨ª como persona", declara la turgente que hall¨® el esp¨ªritu) mientras que el p¨²dico Corbacho oculta con la chaqueta su previsible erecci¨®n y nos recuerda con su habitual sutileza que "nunca una teta hab¨ªa estado en boca de todos". Tambi¨¦n le divierte mucho a este elegante pavo la ruina alcoh¨®lica y friki en la que se ha convertido su antiguo mito David Hasselhoff.
Suelo ojear los mayoritariamente deprimentes late shows despu¨¦s de haberme empastillado, a punto de Morfeo, por indeseable rutina. Pero consiguen que esa somnolencia se alborote y se irrite ante determinadas voces y tonos. Mi parte femenina hace que la gente me entre m¨¢s por el o¨ªdo que por la vista. Y la forma de hablar de Corbacho, sus grititos, su castizo tonillo, me provocan cierta grima.
Me ocurre lo mismo con la voz, los moh¨ªnes y la risa de Eva Hache, esa se?ora que va todo el rato de listorra progresista y corrosiva. A prop¨®sito de Sarzoky y su cantarina novia afirma que "la noche de bodas con su mujer la tiene que pasar con mano izquierda, porque la derecha est¨¢ ocupada". Cu¨¢nto y refinado ingenio el de la lenguaraz Hache.
?Qu¨¦ voz y expresividad me caen bien en esas horas p¨¢lidas? Buenafuente, por supuesto. Y sigo recordando con agradecimiento, admiraci¨®n y nostalgia La noche se mueve, aquel Wyoming en permanente estado de gracia.
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