En la misma piedra
Si aceptamos que el ser humano es el ¨²nico animal que tropieza dos veces en la misma piedra, tendremos que aceptar que el PP en Andaluc¨ªa es el m¨¢s humano de todos los partidos que han operado en nuestro sistema pol¨ªtico desde la entrada en vigor del Estatuto de Autonom¨ªa para Andaluc¨ªa en 1982.
Resulta dif¨ªcil de entender la proclividad de la direcci¨®n andaluza del PP a tropezar en la misma piedra cada vez que se aproxima una campa?a electoral en nuestra tierra. No se comprende que la direcci¨®n del PP no haya aprendido que traer a dirigentes nacionales con un mensaje condescendiente cuando no abiertamente insultante para los andaluces no les reporta ning¨²n beneficio sino todo lo contrario.
Y sin embargo, la historia se repite convocatoria electoral tras convocatoria electoral. Pensaba que esta vez no iba a suceder. Cre¨ªa que el PP estaba vacunado, especialmente tras la presencia en Andaluc¨ªa en las dos ¨²ltimas convocatorias de Jaime Mayor Oreja, comparando el clima electoral de Andaluc¨ªa con el del Pa¨ªs Vasco y convirtiendo al miedo en elemento explicativo de los resultados electorales en nuestra comunidad. Que con ayudas de esa naturaleza era pr¨¢cticamente imposible llegar a ser presidente de la Junta de Andaluc¨ªa era algo que pensaba que Javier Arenas ten¨ªa interiorizado.
Pero me equivoqu¨¦. Apenas ha sido disuelto el Parlamento y se han convocado las elecciones, Javier Arenas se ha apresurado a presentarse en un acto p¨²blico acompa?ado de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que ha recuperado el espantajo de los "caciques socialistas" y del "adocenamiento" del pueblo andaluz como consecuencia de la persistencia en el poder de dichos caciques.
Hay que reconocer que de caciquismo Esperanza Aguirre sabe mucho. De lo contrario, no ser¨ªa presidenta de la Comunidad de Madrid. Pues no se nos puede olvidar que en el origen de su elecci¨®n como presidenta est¨¢ el acto m¨¢s turbio de toda la historia electoral de la democracia espa?ola, la defecci¨®n de los diputados socialistas, Tamayo y Saez, que impidieron la investidura de Rafael Simancas y forzaron la convocatoria de nuevas elecciones, algo ins¨®lito en cualquier pa¨ªs democr¨¢ticamente organizado.
No se ha podido probar qui¨¦n estuvo detr¨¢s de la espant¨¢ de los diputados socialistas y, en todo caso, no se puede exonerar de responsabilidad a la direcci¨®n socialista por lo que ocurri¨®, pero todos los indicios de los que se dispone apuntan a que hubo pr¨¢cticas caciquiles detr¨¢s de aquella deserci¨®n. Pr¨¢cticas caciquiles de nuevo cu?o, vinculadas a la pol¨ªtica urban¨ªstica y con nuevos agentes, como el gerente de la Universidad Complutense designado en su d¨ªa por el rector Gustavo Villapalos.
Que, con ese historial, la presidenta de la Comunidad de Madrid acuse de cacique al presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, que ha conseguido llegar a serlo en elecciones por encima de toda sospecha y en dos ocasiones, en 1994 y 1996, en circunstancias extraordinariamente desfavorables, no se comprende f¨¢cilmente.
Pero menos se comprende que, conociendo a Esperanza Aguirre, como sin duda la conoce, Javier Arenas la haya invitado a participar en el arranque de la campa?a electoral y lo haya hecho sin tomar unas m¨ªnimas precauciones.
Entre otras cosas, porque la presidenta de la Comunidad de Madrid lo ha puesto en la posici¨®n inc¨®moda de tener que callar ante insultos frente a los que no se puede guardar silencio. En derecho el que calla no otorga, pero en pol¨ªtica s¨ª. Javier Arenas lleva toda su vida haciendo pol¨ªtica en Andaluc¨ªa y no puede aceptar en silencio que se la califique de tierra de caciques. Porque sabe que no es verdad. ?No sab¨ªa que invitando a Esperanza Aguirre le iba a pasar lo que le pas¨® con Mayor Oreja?
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