One man show
Los espect¨¢culos de Pepe Rubianes en los que ¨¦l act¨²a -sea solo, como ha venido haciendo siempre, o acompa?ado, como es el caso- son a fin de cuentas y sobre todo one man shows. Conoce ?frica y ha pasado largas temporadas en Etiop¨ªa. Con su nuevo espect¨¢culo dice querer rendir homenaje al pueblo et¨ªope ya que "un pueblo que sabe sonre¨ªr as¨ª, se?ores, despu¨¦s de lo que ha sufrido a lo largo de su historia, es que es un gran pueblo". Vale, pero La sonrisa et¨ªope no deja de ser, a pesar de las cinco bailarinas importadas de color chocolate con leche, m¨¢s de lo mismo en la l¨ªnea de siempre de Rubianes, esta vez con la inclusi¨®n, entre sketch y sketch, de unos minutos -demasiados, pues el conjunto dura casi dos horas- musicales.
La sonrisa et¨ªope
Autor y director: Pepe Rubianes. Actor: Pepe Rubianes. Bailarinas: Helen Fikadu, Mesknesh Gebreselassie, Fitsum Kebede, Lemlem Mekonen, Samrawit Mitku. Coreograf¨ªas: Melaku HabteGebriel. Iluminaci¨®n y escenograf¨ªa: Josep Parramon. Club Capitol, sala 1. Barcelona, 16 de enero.
Mientras ve¨ªa a las cinco bellas j¨®venes de piel satinada y vistosos trajes bailar sus danzas tradicionales, basadas en discretos botes y rebotes, movimientos de caderas y de manos, am¨¦n de alguna mareante rotaci¨®n de cabeza, pensaba: ?en qu¨¦ a?o tuvo lugar esa exposici¨®n en Par¨ªs en la que se exhib¨ªan tribus de africanos medio desnudos para regocijo y estupefacci¨®n de los muchos espectadores que la visitaron? 1932: exposici¨®n colonial en los Jardins des Plantes. Y es que algo hay de esa vocaci¨®n zool¨®gica en La sonrisa et¨ªope: por la extrema sencillez de las coreograf¨ªas, por la t¨ªmida sonrisa con la que las chicas muestran su arte, por las miradas puestas en ellas, algunas de morboso asombro, otras de complaciente condescendencia, como cuando se celebran las moner¨ªas de un ni?o peque?o. Con su gracia habitual, Rubianes dice haber incluido estos bailes para poder fumar mientras las chicas llenan el escenario. Puede ser tambi¨¦n que se le est¨¦ agotando la imaginaci¨®n y esc¨¦nicamente necesite apoyarse en algo externo a su propia persona. En cualquier caso, aunque Rubianes se acompa?e de bailarinas, Rubianes se queda y sus solos es lo que el p¨²blico m¨¢s agradece.
Etiop¨ªa, el nuevo contexto en el que Rubianes sit¨²a sus hip¨¦rboles y onomatopeyas, no le impide volver a Cuba y a la imitaci¨®n del hablar cubano ni a nuestra moreneta, escenas dej¨¤ entendu que el espectador celebra con carcajadas nuevas. La noche del estreno, este showman galaico-catal¨¢n, como ¨¦l mismo se define, se vio arropado por amigos y por la plana mayor de TV-3, medio en el que protagoniz¨® un pol¨¦mico "ultraje a Espa?a" que le llev¨® a ¨¦l y a Albert Om, presentador del espacio en el que hizo las declaraciones, a juicio.
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