Kenia ensangrentada
La violencia creciente exige un acuerdo entre el presidente fraudulento y el l¨ªder opositor
Kenia ha entrado en una alarmante espiral sangrienta tras el fraude electoral orquestado por el presidente Mwai Kibaki para asegurar su reelecci¨®n a finales de diciembre. Ayer mismo, segunda jornada de protesta opositora contra el Gobierno, la represi¨®n policial y los enfrentamientos se han cobrado otras siete vidas en Nairobi. Nadie sabe a estas alturas si en el pa¨ªs africano van seiscientos o mil muertos como consecuencia de los disturbios tras el 27 de diciembre. Pero resulta evidente que en semejante clima de enfrentamiento resulta imposible el por otra parte imprescindible entendimiento entre Kibaki y el l¨ªder opositor, Raila Odinga.
Pocos imaginaban que el manifiesto y violento desprecio por los usos democr¨¢ticos puesto de manifiesto en elecciones como las de Nigeria, Congo o Etiop¨ªa alcanzara tambi¨¦n a Kenia. Es una tragedia para una regi¨®n del mundo tan necesitada de modelos como ?frica. El empuje del turismo y la agricultura y un crecimiento en torno al 6% anual hac¨ªan del pa¨ªs ahora ensangrentado uno de los rincones m¨¢s esperanzadores del continente, pese a su acusada tribalizaci¨®n y corrupci¨®n gubernamental. Los comicios del mes pasado suscitaron un enorme inter¨¦s precisamente por la tradici¨®n electoral de Kenia, su cultura pol¨ªtica y la libertad relativa de sus medios informativos. La realidad ha desmentido por completo las expectativas y puesto de manifiesto una vez m¨¢s el precario arraigo de los valores democr¨¢ticos que muchos dirigentes africanos, Kibaki entre ellos, dicen profesar. La democracia es un concepto vac¨ªo si quienes ostentan el poder lo consideran un patrimonio personal.
Poco puede esperarse de la intervenci¨®n exterior para atajar una crisis que podr¨ªa degenerar en enfrentamiento civil de consecuencias funestas. Kenia, a diferencia de muchos pa¨ªses africanos, no necesita imperiosamente para sobrevivir de la ayuda exterior, casi ¨²nica herramienta de presi¨®n real. El Parlamento Europeo recomendaba ayer congelar la ayuda de la UE, y se espera que Kofi Annan acuda a mediar a Nairobi cuando su salud lo permita. Pero de poco servir¨¢n esas y otras iniciativas si los dos enemigos y antiguos aliados, Kibaki y Odinga, no encuentran urgentemente un terreno de di¨¢logo. Algo imposible de construir sobre pilas de cad¨¢veres.
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