?Qu¨¦ ha sido de los 157 de Bertendona?

Febrero de 2005. 157 profesores que no saben euskera, interinos, con m¨¢s de 45 a?os de edad y 15 a?os de media de servicio al sistema p¨²blico, adoptan una medida desesperada, sin precedentes en el sector y que pone contra las cuerdas al Departamento de Educaci¨®n. Deciden encerrarse en el Instituto de Bertendona, en el centro de Bilbao, para defender sus puestos de trabajo, en grave peligro tras la decisi¨®n de la consejer¨ªa de suprimir su estabilidad laboral por no dominar la lengua vasca. Su postura no dej¨® indiferente a nadie. Les llovieron las cr¨ªticas, fundamentalmente desde los sectores nacionalistas, y tambi¨¦n recibieron el apoyo incondicional de una parte de la sociedad que cre¨ªa en su lucha. El encierro culmin¨® 141 d¨ªas despu¨¦s, en julio de 2004. ?Qu¨¦ ha sido de ellos casi tres a?os despu¨¦s de aquella lucha?

"No defend¨ªamos una ideolog¨ªa, s¨®lo un puesto de trabajo"

"Te pasas el d¨ªa esperando una llamada de tel¨¦fono para trabajar"

"Un buen profesor lo es en cualquier idioma, sepa o no euskera"

"Despu¨¦s de 19 a?os de trabajo, me encontr¨¦ como al principio, sin nada"

Atr¨¢s quedaron todo tipo de movilizaciones, entrevistas con el Ararteko, con el Defensor del Pueblo espa?ol, con el comisario de Derechos Humanos de la Uni¨®n Europea, con el lehendakari. "No defend¨ªamos ninguna ideolog¨ªa, s¨®lo un puesto de trabajo", rememora Eduardo Rodr¨ªguez, uno de los 157, profesor de Primaria y tutor de sexto curso en el colegio Mugika, en Bilbao. Un centro donde el 85% del alumnado es inmigrante. Echando la vista atr¨¢s, Rodr¨ªguez asegura que, si se dieran las mismas circunstancias, volver¨ªa a hacer lo que hizo.

Los 157 docentes del encierro formaban parte de una bolsa de 1.500 interinos que disfrutaban de estabilidad, es decir, que al comienzo de cada curso ten¨ªan garantizada una plaza para dar clase debido a los m¨¦ritos acumulados por su antig¨¹edad. Pero un decreto aprobado a comienzos de 2004 por el departamento, tras el acuerdo con los sindicatos ELA, LAB y STEE-EILAS, exigiendo el perfil ling¨¹¨ªstico 2 -que faculta para dar clase de euskera o en euskera-, les arrebat¨® la estabilidad y les mand¨® a engrosar una lista de sustituciones. Su falta de certificaci¨®n del conocimiento del euskera les condenaba a ocupar los ¨²ltimos lugares y, por lo tanto, a un incierto futuro con pocas opciones de reubicaci¨®n laboral.

Ese fue el origen de toda la lucha. Tres a?os y medio despu¨¦s, y con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia d¨¢ndoles la raz¨®n, el recorrido vital de estos 157 profesores ha sido diverso. Dos de ellos han fallecido, otro se ha recolocado como m¨²sico en el conservatorio de Barakaldo, otro ha dejado la profesi¨®n, pero el resto, en mejores o peores condiciones, ha conseguido plaza este curso. Por ejemplo, Carmen Prieto, de 50 a?os, profesora de dibujo y uno de los rostros m¨¢s visibles de aquel conflicto, dice que "ha tenido suerte". Este curso lo ha comenzado desde el principio en el colegio Nicol¨¢s Larburu, en Barakaldo. Pero en los anteriores las cosas le fue peor. En 2005-06 trabaj¨® cinco meses y en 2006-07, s¨®lo dos. "Pens¨¦ que ya no iba a trabajar". "Al perder la estabilidad, te pasas el d¨ªa esperando una llamada de tel¨¦fono que no se produce. Y no puedes trabajar en nada m¨¢s porque si te llaman lo tienes que dejar para presentarte. S¨®lo te queda abandonar la profesi¨®n, pero ?d¨®nde voy con 50 a?os?".

"Lo importante", a?ade, "es que no nos han enterrado sin pelear". Los interinos pudieron capear el primer curso tras perder la estabilidad, el 2004-05, pero los siguientes fueron m¨¢s cr¨ªticos, especialmente el 06-07, cuando se acabaron las liberaciones para estudiar euskera. A partir de ah¨ª, han ido remontando y este curso tienen trabajo.

Dos a?os despu¨¦s de terminado el encierro y las movilizaciones, que incluyeron manifestaciones y una marcha a pie desde Bilbao hasta el Palacio de Ajuria Enea para una entrevista con el lehendakari, el Tribunal Superior del Justicia del Pa¨ªs Vasco (TSJPV) fall¨® a favor de los interinos, obligando a Educaci¨®n a devolver la estabilidad a aquellos docentes que acrediten que las clases que imparten son en castellano y, por lo tanto, no resulta imprescincible saber euskera. En un ¨²ltimo y desesperado intento, la consejer¨ªa recurri¨® ante el Supremo y, a la espera del fallo, aparc¨® el decreto.

Para Justi Castellanos, profesora de Historia en el instituto Antonio Trueba, la lucha mereci¨® la pena. "No pod¨ªa meter la cabeza debajo de la tierra como un avestruz. Despu¨¦s de 19 a?os trabajando, de repente el decreto me dej¨® como cuando ten¨ªa 23 a?os y empezaba a buscarme la vida: sin nada". A pesar de la p¨¦rdida de estabilidad, ha conseguido mantener la plaza debido a la baja por enfermedad de una compa?era que se ha ido prolongando en el tiempo.

Olga Cabezas, actualmente profesora de franc¨¦s en la Escuela de Idiomas de Vitoria, ha pasado por m¨¢s de ocho colegios en su dilatada experiencia docente de casi 30 a?os. "Estaba dispuesta a hacer lo que fuera", dice. Un buen profesor lo es en cualquier idioma, sepa o no euskera".

El acuerdo de condiciones laborales suscrito en junio por CC OO con Educaci¨®n establece un nuevo sistema de fijaci¨®n en plazas vacantes de los interinos, que les devuelve la tranquilidad, al menos a los que no saben euskera. El procedimiento acordado permite asignar al docente en una plaza vacante hasta que la ocupe un funcionario, sin que tenga que cumplir el requisito del PL2, como ocurr¨ªa con el anterior sistema de estabilidad.