Guatemala, ?Estado fallido?
El espa?ol Carlos Castresana, presidente de la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad, dirige la lucha para hacer del pa¨ªs un aut¨¦ntico Estado de derecho
?Es Guatemala la Somalia de Am¨¦rica Latina? O, m¨¢s pr¨®ximamente, ?el Hait¨ª de Iberoam¨¦rica? El Estado guatemalteco cumple con impecable tenacidad todos los requisitos para convertirse en un Estado fallido, si es que a¨²n no lo es: zonas del pa¨ªs -corredores estrat¨¦gicos los llaman- escapan al control de las fuerzas de seguridad, y son santuarios del narco-delito; 60 muertes violentas por 100.000 habitantes y a?o, cuando el ¨ªndice espa?ol no llega a tres; impunidad que sonr¨ªe por igual al que le tira la basura al portal vecino que al asesino industrial en serie; y una Administraci¨®n que regula indiferente la pasividad, en lugar de prestar servicio al ciudadano.
Guatemala adquiri¨® el lunes pasado un nuevo presidente democr¨¢ticamente elegido, ?lvaro Colom Caballeros, de 57 a?os, que tiene la sangre fr¨ªa de declararse socialdem¨®crata en medio de este pandem¨®nium, y muchos le ven como el ¨²ltimo tren a la salvaci¨®n nacional, tarea herc¨²lea para la que cuenta con un Eliot Ness espa?ol, como lo llama el presidente de la patronal, Carlos Z¨²?iga, cuya misi¨®n es reinventar la justicia. Como presidente de la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad, el jurista Carlos Castresana, nombrado por la ONU por dos a?os, ha de ser sheriff y magistrado, polic¨ªa cient¨ªfico y alquimista social. Sabe que su ambici¨®n merodea lo milagroso, pero es optimista porque pesimismo es s¨®lo otra forma de decir Guatemala.
Muchos ven al nuevo presidente como el ¨²ltimo tren a la salvaci¨®n nacional
"Es la soberan¨ªa lo que se trata de devolver al pa¨ªs", afirma Castresana
El pa¨ªs centroamericano firm¨® en 1996 unos acuerdos de paz que casi parec¨ªa que consagraban la victoria de la guerrilla, 200.000 muertos y tres d¨¦cadas despu¨¦s de iniciado el conflicto. Castresana explica que aquello fue un espejismo. Los servicios de espionaje del Ej¨¦rcito, que hab¨ªan infiltrado la guerrilla, fueron los verdaderos vencedores. No s¨®lo no se cumpli¨® ninguno de los compromisos democratizadores, sino que la incorporaci¨®n de los guerrilleros a la vida civil deriv¨® en masacre y la desmovilizaci¨®n de un Ej¨¦rcito reducido en sus efectivos a los 15.000 actuales, cre¨® una gran masa de maniobra para el crimen.
La profesora de literatura y analista social de la Fundaci¨®n Myrna Mack, Carmen Aida, distingue cuatro grandes causas de violencia: delincuencia com¨²n; bandas de j¨®venes, las maras que ya vamos conociendo en Espa?a, que comenzaron como mecanismos de dominaci¨®n territorial y hoy son m¨¢quina de extorsi¨®n y poder; crimen organizado o mafias, que monocultivan el narcotr¨¢fico, y violencia aut¨®noma, como la de los ej¨¦rcitos privados de finqueros, militares desmovilizados y antiguos patrulleros civiles, que colaboraban con la milicia en la guerra y que ahora act¨²an frecuentemente por impulso ideol¨®gico para salvar el pa¨ªs. Para Aida, Guatemala es una macroinfograf¨ªa del dolor.
La soci¨®loga y el jurista coinciden, como pr¨¢cticamente el coro de personalidades consultadas, en que no hay Estado fallido, pero s¨ª una grav¨ªsima p¨¦rdida de gobernabilidad, que empuja hacia el despe?adero. El empresario Z¨²?iga mide como en filigrana sus palabras cuando dice: "Si no se hace algo, ser¨¢ la perdici¨®n de Guatemala". Y el director del diario de referencia, Prensa libre, Gonzalo Marroqu¨ªn, lamenta que "el pa¨ªs se haya acostumbrado a convivir con el fracaso".
El optimismo reserv¨®n de Castresana se basa en que cree que algo importante ha cambiado. "La elite ha comprendido que si no apoya con el esfuerzo incluso econ¨®mico necesario para la reformulaci¨®n de Guatemala, lo perder¨¢ todo". Hasta hace s¨®lo unos meses destacados representantes de los poderes reales y hasta del Estado se opon¨ªan a la formaci¨®n de la comisi¨®n que preside el jurista, aduciendo que ello significaba una "p¨¦rdida de soberan¨ªa"; pero Castresana replica que, al rev¨¦s, es "la soberan¨ªa lo que se trata de devolver al pa¨ªs".
Muchas voces apuntan a que fue el asesinato de tres diputados salvadore?os en Guatemala capital en febrero pasado, con gran probabilidad a manos de la narco-mafia, lo que acab¨® por fumigar las mayores resistencias a la intervenci¨®n internacional. La comisi¨®n contar¨¢ con 150 especialistas, de los que ya hay contratados 40, unos cuantos de ellos espa?oles, y su primer cometido ser¨¢ rescatar a Guatemala del Paleol¨ªtico de la investigaci¨®n judicial. "Hoy s¨®lo se practica la prueba testifical, de forma que el soborno y la intimidaci¨®n eliminan a cualquier testigo, y lo que hace falta es la prueba cient¨ªfica, irrefutable, para lo que hay que adquirir la tecnolog¨ªa y formar al equipo que la maneje", dice Castresana. No s¨®lo Elliot Ness, sino David Caruso, el del CSI.
El procurador para los Derechos Humanos, Sergio Morales, se niega tambi¨¦n a admitir que esto sea la bancarrota del Estado, pero el lenguaje del cuerpo no acompa?a cuando con resignaci¨®n b¨ªblica recuerda: "De cada 250.000 delitos s¨®lo 240 investigaciones llegan a juicio". Y a ello podr¨ªamos a?adir que hay 250 asaltos diarios a autobuses de l¨ªnea y servicio. Tomar el autob¨²s es hoy aqu¨ª la mayor profesi¨®n de riesgo. Pero Morales, fortaleza dentro del realismo, a?ade: "Soy optimista porque no es productivo ser pesimista". Hay quien recuerda con sarcasmo que hace dos a?os salvadore?os poco amistosos elevaron unas vallas en un puesto fronterizo en las que se le¨ªa: "Bienvenidos a Guate (en letras negras) Mala (en letras rojas, que chorreaban sangre)".
?Es Colom el hombre adecuado, en el momento adecuado, y en el lugar adecuado? Carmen Aida cree que "lo ha improvisado todo; el Gobierno, en el que s¨®lo hay una mujer y un ind¨ªgena, obedece mucho m¨¢s a un aroma de social democracia que a aut¨¦ntica competencia". Y a?ade que, aunque el presidente ejerza el poder formal, no est¨¢ claro cu¨¢les son sus apoyos en el poder real para prevalecer sobre el crimen.
Monse?or ?lvaro Ramazzini, presidente de la conferencia episcopal, no cree que el anterior presidente, ?scar Berger, pastoreara con acierto a sus ministros, "y los congresistas tampoco s¨¦ que hac¨ªan, aparte de cobrar el sueldo". Con la excepci¨®n del titular del Interior. Vielmann dice que "no le pon¨ªan cara al problema", raz¨®n por la cual siente que hay que darle un voto de confianza a Colom. Los consultados coinciden en que por fin anida la esperanza, si bien no falta quien, perverso, se?ala que cuando Colom pronunciaba su discurso inaugural y hablaba de ser "el privilegio de los pobres", exhib¨ªa un reloj de oro de 18.000 euros.
El embrollo guatemalteco deber¨ªa a¨²n ser m¨¢s laber¨ªntico si tenemos en cuenta que el indigenado abarca los dos tercios m¨¢s empobrecidos de la naci¨®n. Pero la extrema divisi¨®n ¨¦tnica, como cuenta el espa?ol residente m¨¢s espa?ol y m¨¢s residente en Guatemala, el escritor Francisco P¨¦rez Ant¨®n, hace que "el ind¨ªgena no juegue como pueblo un papel significativo, porque no es leal a ninguna ideolog¨ªa, sino que se mueve a trav¨¦s de cacicazgos clientelares que negocian con el poder criollo un apoyo siempre supeditado". Y el crecimiento del protestantismo evang¨¦lico, mayoritariamente ind¨ªgena, fomenta esa desmovilizaci¨®n pol¨ªtica.
La Guatemala de ?lvaro Colom tiene, pese a todo, una oportunidad. La UE, seg¨²n impecables fuentes espa?olas, guarda en el refajo 25.000 millones de euros para apuntalar esa reingenier¨ªa. El presidente lo sabe y s¨®lo ha de armarse de la decisi¨®n necesaria para emprender a fondo la limpieza de los establos de Augias.
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