?La apuesta por las desaladoras hace aguas?

Nunca, al menos desde que lo miden los meteor¨®logos (1947), llovi¨® tan poco en Espa?a como entre septiembre de 2004 y agosto de 2005, en el arranque de la legislatura que ahora acaba. A¨²n hoy, los sistemas h¨ªdricos de varias comunidades est¨¢n al l¨ªmite. "Pedimos a los ciudadanos un ¨²ltimo esfuerzo, las desaladoras funcionar¨¢n a pleno rendimiento el pr¨®ximo a?o". Son palabras de agosto de 2006, pero el director general del Agua, Jaime Palop, las ha repetido en sus m¨²ltiples visitas al litoral mediterr¨¢neo, la zona m¨¢s sedienta, como un mantra para espantar el fantasma de la sequ¨ªa, una amenaza habitual esta legislatura. La apuesta por las desaladoras es la novedad m¨¢s visible de la pol¨ªtica de agua del Gobierno. Y tambi¨¦n la m¨¢s pol¨¦mica.

El plan, que lleva cierto retraso, es el m¨¢s ambicioso de Occidente

"El programa AGUA se est¨¢ yendo a pique", opina el catedr¨¢tico Llamas

La decisi¨®n de cancelar el proyecto de trasvase del Ebro del PP condicion¨® el nacimiento del programa AGUA del Gobierno socialista y muchos expertos ven en esta circunstancia su pecado original. El programa tiene en la puesta en servicio, ampliaci¨®n y construcci¨®n de 36 desaladoras una de sus medidas b¨¢sicas para satisfacer las necesidades de agua de las cuencas mediterr¨¢neas. Los que exigen la resurrecci¨®n del trasvase insisten en el coste energ¨¦tico de las desaladoras y sostienen que su precio es prohibitivo para los regantes. Los que defendieron la cancelaci¨®n del trasvase, creen que el Gobierno ha cedido a la presi¨®n medi¨¢tica en su planificaci¨®n, critican las subvenciones en el precio a los regantes y temen que problemas de sobredimensionamiento como el de Carboneras -la mayor desaladora en servicio funciona al 15% de su capacidad-, se repitan.

"La desalaci¨®n es ¨²til, lo que es un error es encomendar a las desaladoras la soluci¨®n del problema del agua", opina Francisco Cabezas, director del Instituto Euromediterr¨¢neo del Agua. Cabezas, que fue subdirector de Planificaci¨®n Hidrol¨®gica con el Gobierno del PP, mantiene que un trasvase atender¨ªa mejor y con menos coste energ¨¦tico las necesidades de los regantes: "El precio del agua desalada lo van a poder pagar las ciudades, pero no los agricultores. Eso tiene implicaciones territoriales claras".

El excesivo coste energ¨¦tico de la desalaci¨®n es una cr¨ªtica habitual al sistema y el apelativo de "electricidad embotellada" ha hecho fortuna. "El gasto en electricidad por metro c¨²bico desalado ha disminuido mucho y a¨²n hay margen para alg¨²n recorte adicional", rebate Antonio Estevan, de la consultora medioambiental Gea21.

Estevan pertenece a la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua, que se signific¨® por su oposici¨®n al trasvase del Ebro y su respaldo a los planes del Gobierno. Pero su visi¨®n sobre las desaladoras ha cambiado. Estevan presentar¨¢ en un foro de expertos organizado por el Ministerio un estudio sobre las desaladoras en el que se critica que se hayan puesto en marcha varias plantas sin contratos cerrados que garanticen la compra de agua a un determinado precio. El informe relaciona esta pr¨¢ctica con cesiones del Gobierno a la presi¨®n social tras la derogaci¨®n del trasvase. Y advierte de que puede haber problemas para colocar el agua que se desale y, por tanto, para que las plantas trabajen a plena capacidad, lo que disparar¨ªa los costes.

"El programa AGUA se est¨¢ yendo a pique", abunda Manuel Ram¨®n Llamas, catedr¨¢tico em¨¦rito de Hidrogeolog¨ªa y uno de los expertos m¨¢s reputados en esta materia. Las cr¨ªticas de Llamas, que tambi¨¦n pertenece a la fundaci¨®n, se centran en los escasos avances del Gobierno en hacer pagar a los regantes, que consumen m¨¢s del 80% del agua, el coste del abastecimiento. "Las desaladoras son una soluci¨®n tecnol¨®gica interesante, pero se est¨¢ volviendo a vulnerar el principio de que todos los usuarios paguen el mismo precio, no entiendo por qu¨¦ los dem¨¢s tenemos que seguir subvencionando a regantes que van en Mercedes". Llamas cree que tampoco ha habido avances significativos en el control de las aguas subterr¨¢neas de las que se nutren los agricultores del litoral mediterr¨¢neo con costes m¨ªnimos y, en muchos casos, sin autorizaci¨®n administrativa.

La perspectiva de los regantes es bien distinta. "El Ministerio quiere que aceptemos pagar 36 c¨¦ntimos de euro por metro c¨²bico y, que si no necesitemos el agua, paguemos 25 c¨¦ntimos para compensar el par¨®n de la planta. No podemos asumirlo", afirma Francisco del Amor, presidente del sindicato central de regantes del Tajo-Segura. El sindicato, que representa a los propietarios de 130.000 hect¨¢reas de riego en Murcia, firm¨® con Medio Ambiente un "compromiso de buenas intenciones" para comprar agua de la desaladora de Torrevieja, ya en obras.

Un precio de 36 c¨¦ntimos por metro c¨²bico es un precio subvencionado, ya que las empresas del sector estiman que el coste real est¨¢ entre 50 y 70 c¨¦ntimos por metro c¨²bico, que es lo que s¨ª pagan las poblaciones que se abastecen de agua desalada. Pero para los regantes del Tajo-Segura es mucho: el agua del trasvase les sale a 10 c¨¦ntimos y la de sus pozos, gratis. "Podemos pagar eso por el agua desalada en situaciones puntuales, pero no comprometernos a comprar agua todas las campa?as", a?ade el presidente del sindicato de regantes.

A la posibilidad de que los regantes no vayan m¨¢s all¨¢ de sus "buenas intenciones", se suman los c¨¢lculos de los que creen que la demanda de agua urbana que saciar¨ªan las desaladoras est¨¢n hinchados, no toman en cuenta que muchas zonas del litoral pierden poblaci¨®n en temporada baja o anticipan planes de expansi¨®n residencial de dudosa ejecuci¨®n. "Se est¨¢n produciendo aumentos de oferta sin sentido, se incentivan desarrollos urban¨ªsticos insostenibles", asegura Guido Schmidt, de la organizaci¨®n ecologista WWF-Adena.

El estudio de Estevan s¨ª da argumentos a los que defienden la mejora en la eficiencia energ¨¦tica de la desalaci¨®n. Seg¨²n sus c¨¢lculos, la emisi¨®n de di¨®xido de carbono de las desaladoras, cuando se terminen las previstas en el programa AGUA, ser¨¢ equivalente a un mill¨®n de toneladas de C02, apenas el 0,25% de las emisiones totales en Espa?a. Y a?ade un estudio comparativo entre los costes de un trasvase (el Tajo-Segura) y una desaladora en la ¨²nica localidad (Alicante) en la que ambas t¨¦cnicas conviven: el coste energ¨¦tico de poner el agua en la casa de un alicantino resulta menor con la desalaci¨®n que con el trasvase.

"En el tema de las desaladoras, el ministerio se tiene que defender de dos frentes, los que exigen el agua que promet¨ªa el trasvase y los que pensamos que hay que insistir m¨¢s en el ahorro, el reciclaje y el control de la demanda, el equilibrio es complicado", concede Schmidt.

En la antesala de la campa?a electoral y con la sequ¨ªa volviendo a amenazar esta primavera en varias comunidades, el retraso en el despliegue de las desaladoras da m¨¢s aire a la pol¨¦mica. Tras varios retoques al programa AGUA, se pusieron en servicio cuatro grandes desaladoras ya construidas, y se programaron cinco ampliaciones y la construcci¨®n de 17 nuevas plantas. Adem¨¢s de estas 26 desaladoras en el litoral mediterr¨¢neo, se han a?adido ocho plantas m¨¢s en Ceuta, Melilla, Canarias y Baleares. El Ministerio de Medio Ambiente calcula que estas 34 desaladoras sumar¨¢n una capacidad de 713 hect¨®metros c¨²bicos. Pero los vaticinios sobre los plazos fallaron: hasta 2007, a?o en el que se estim¨® que estar¨ªan todas operativas, s¨®lo se hab¨ªan puesto en marcha dos ampliaciones en Alicante y Murcia y las plantas de Ceuta y Melilla.

Medio Ambiente rehus¨® atender a este peri¨®dico para explicar las razones del retraso. A nadie escapa la dificultad de poner en pie el m¨¢s ambicioso plan de desalaci¨®n que se acomete fuera de Oriente Pr¨®ximo, con una inversi¨®n de casi 2.000 millones de euros. Pero hay m¨¢s razones. Y la animadversi¨®n a los planes del Gobierno en las comunidades que esperaban el trasvase del Ebro no es ajena a ellas.

El PP ha puesto en la Comunidad Valenciana multitud de problemas al despliegue de las desaladoras. "No podemos admitir que se haya eliminado el trasvase del Ebro y se nos ofrezca como alternativa las desaladoras", reitera el consejero de Medio Ambiente valenciano, Jos¨¦ Ram¨®n Garc¨ªa Ant¨®n. El dirigente popular sostiene que las desaladoras son una medida "puntual", pero que no garantizan el agua que necesita la "productiva agricultura mediterr¨¢nea".

Los populares valencianos han repetido estas ideas para argumentar trabas administrativas -como las que retrasaron las obras de la desaladora de Torrevieja, que ser¨¢ la mayor de Europa- o en campa?as publicitarias que reivindican la resurrecci¨®n del trasvase del Ebro. Aunque aqu¨ª no han encontrado un respaldo n¨ªtido de la direcci¨®n nacional del PP, preocupada por la falta de votos en Catalu?a y Arag¨®n, radicalmente opuestas al trasvase.

Pese a todo, la desalaci¨®n, como obra hidr¨¢ulica que permite garantizar suministros de agua en un periodo no demasiado largo -se tarda menos de dos a?os en construirlas- gana adeptos entre los gobiernos que deben lidiar con la sequ¨ªa. A la tradici¨®n de los pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo o Australia, se unen ahora los encargos de pa¨ªses del Norte de ?frica, EE UU o China, captados en muchos casos por empresas espa?olas. Y aqu¨ª, la Generalitat acaba de anunciar que pretende triplicar antes de 2010 la desalaci¨®n ya prevista para Catalu?a en el plan AGUA.