Juan Gelman escribe a su madre
Pienso que Carta a mi madre no se ha publicado exento ni distribuido en Espa?a. Si me equivoco, no sufrir¨¦ por el error. Yo he recibido el libro de mano de Gelman hace muy poco tiempo, en edici¨®n mexicana de 2007. En la escritura de origen hay ruptura temporal declarada: Ginebra-Par¨ªs, julio, 1984 y Par¨ªs, noviembre, 1987. Contemplando la naturaleza del poema, del inmenso poema, hay en la circunstancia "un no s¨¦ qu¨¦" -una situaci¨®n existencial, en cualquier caso- que puede no deducirse directamente de la escritura, pero que ser¨¢ parte, sustancia y condici¨®n en el sentido de la Carta. No se piense en un simple rebote casual ni en un imponderable propio del acontecer literario. No; aunque hubiera ocurrido, no puede ser ¨¦sta la causa mayor.
?Habr¨ªa de esforzarme yo en ir a un m¨¢s all¨¢ imposible, para "explicar" la incardinaci¨®n plena, carnal, que Gelman hace de la creaci¨®n po¨¦tica en la creaci¨®n de la vida? No; afortunadamente no hace falta
Me interesa ampliar la noticia de las cronolog¨ªas. En 2004, Gelman regala una copia manuscrita de la Carta a Marco Antonio Campos, que se reproduce en la edici¨®n de 2007, y es Marco Antonio quien, en el ep¨ªlogo, nos dice que, viviendo en Managua, en 1982 y en el mismo d¨ªa, "Gelman recibe tres cartas: una, de la consuegra, que lee primero, donde la se?ora le cuenta que ha visto a su madre en un hogar de ancianos, y la ha encontrado activa, organizando conferencias y ordenando la biblioteca; la segunda, de su hermana, quien le informa de que su madre ha muerto, y la tercera, de su propia madre, donde le habla de sus recuerdos lejanos...".
Prosigue Campos dando cuenta (aqu¨ª Ginebra y Par¨ªs, 1984) de que Gelman "escribe afiebradamente el poema, el cual deja en un caj¨®n y olvida". (Yo no puedo creer en este olvido).
"Tres a?os despu¨¦s, al abrir una gaveta, lo encuentra...", contin¨²a Campos. Hubo de ser entonces cuando se produce una intervenci¨®n del poeta (recorte, reescritura...) en la Carta, y a¨²n han de pasar dos a?os hasta la edici¨®n bonaerense y otros dieciocho hasta la mexicana.
Es este un peregrinaje poem¨¢tico ajeno al que cabe considerar normal. Sea. Dura y prodigiosamente anormal es la vida de Gelman, y su poes¨ªa conlleva tambi¨¦n prodigio y anormalidad. Sucede as¨ª porque la poes¨ªa de Gelman -y pienso que toda poes¨ªa que lo es- no tiene nada que ver con la ficci¨®n, sino que procede, directa y radicalmente de la vida, y es, en s¨ª misma, una realidad (una realidad y una verdad, no una verosimilitud) con independencia de que haga o no haga referencia expl¨ªcita a la realidad "exterior".
Pero vamos, que urge, a la Carta a mi madre:
"recib¨ª tu carta 20 d¨ªas despu¨¦s de tu muerte y
cinco minutos despu¨¦s de saber que hab¨ªas muerto /"
As¨ª empieza el poema. Pronto retrocede a las aguas prenatales:
"... ?est¨¢bamos bien, juntos as¨ª, yo
en vos nadando a ciegas? /
?habr¨¦ querido no salir nunca de vos / me
expulsaste y lo expulsado te expuls¨® /"
Creo que, en la ¨²ltima l¨ªnea del entrecomillado, hemos entrado ya en la cifra oculta, en la que precisa revelaci¨®n. Revelaci¨®n que ha de estar en la propia Carta. (Gelman ha de perdonarme el procedimiento: yo s¨¦ que la poes¨ªa no se explica como yo estoy haci¨¦ndolo; posiblemente no se explica ni debe explicarse de ninguna manera); s¨¦ tambi¨¦n que, as¨ª, el poema aparece destrozado sobre mi p¨¢gina. Esto no me da cuidado: el poema est¨¢, indestructible, en Gelman. Va a venir la revelaci¨®n; dice el poema:
"... ?es vida con los ojos
cerrados? / ?por eso escribo versos? / ?para volver
al vientre donde toda palabra va a nacer? / ?por
hilo tenue? / la poes¨ªa ?es simulacro de vos? /"
?Habr¨ªa de esforzarme yo en ir a un m¨¢s all¨¢ imposible, a la que en m¨ª no puede ser m¨¢s que rid¨ªcula hermen¨¦utica, para "explicar" la incardinaci¨®n plena, carnal, que Gelman hace de la creaci¨®n po¨¦tica en la creaci¨®n de la vida? No; afortunadamente no hace falta; hace sobra; lo dice ¨¦l para siempre: "... al vientre donde toda palabra va a nacer? / (...) la poes¨ªa ?es simulacro de vos? /". Mejor sigo con el procedimiento tramposo de que hace unas l¨ªneas me he acusado yo mismo.
"as¨ª viaja el amor de ser a antes de ser?/
me
echaste de vos / ?para aprender a sernos otros? /"
"Sernos otros". Poder ser un "t¨²" y un "yo". Entrar en el desgarramiento existencial donde pueden darse el amor y el odio, el amor y el odio que no pueden darse en el "ser antes de ser"; en el desgarramiento existencial donde "la poes¨ªa es un simulacro de vos? /". Y
"(...) ?por qu¨¦ tan vivo est¨¢ lo
que no fue? /
(...) ?qu¨¦ fue lo separado? / mi dedo de escribir en tu
sangre? / ?mi serte de no serte?" /
"?mi serte de no serte?". Cabe que los partidarios del realismo (que en algunos casos pueden no ser, partidarios de la realidad), est¨¦n ya pensando que Gelman anda en resbalones ontol¨®gicos, y los menos avisados -que suelen ser los m¨¢s dados a las definiciones- podr¨ªan estar ya en la expresi¨®n "Gelman, poeta metaf¨ªsico". O, contrariamente y para tratar de llevarlo a su redil, podr¨ªan pasar por alto la posibilidad y su denuncia. Y despu¨¦s de esto, en llegando a "mi dedo de escribir en tu sangre", "hermetismo lamentable", dir¨ªan. O "irracionalismo" (sin cortarse ante el hecho de que la definici¨®n, con este t¨¦rmino y todos los sin¨®nimos que puedan darse, no puede ser referida m¨¢s que a animales privados de la posibilidad de escribir ni siquiera la "m" de "mi", y que la malamente socorrida palabra, aplicada a ser humano es, ni m¨¢s ni menos, un insulto. ?O, tambi¨¦n aqu¨ª, contrariamente y para tratar de llevarlo a su redil pasar¨ªan por alto el t¨®pico y prescindir¨ªan de su denuncia?
Mi lectura, que puede ser la menos autorizada entre las de cuantos saben que Gelman es un gran poeta en la inmanencia (en la historia, en la naturaleza, en la vida y en la sensibilidad consciente), me dice inmediatamente que "mi dedo de escribir en tu sangre" est¨¢ ah¨ª precisamente para desbaratar equ¨ªvocos, para que se lea correctamente "mi serte de no serte" y sea advertido que ser no es cuesti¨®n ontol¨®gica, sino existencial. Y f¨ªsica. Son estas propuestas las que, simult¨¢neamente, posibilitan que se lea de manera correcta, la consistencia profunda de la totalidad del lenguaje, la imprevisible inclinaci¨®n sem¨¢ntica de la palabra de Gelman:
"madre harta de
tumba: yo te recibo / yo te existo /"
Esto dice al final de la p¨¢gina que coincide, yo creo que exactamente, con la mitad del texto poem¨¢tico.
Me he extendido en la que considero esencialidad de esta escritura, en la causa de su pensamiento po¨¦tico; he dimitido, sin embargo (hay cosas insalvables que se llaman espacio period¨ªstico, apreturas y urgencias del escribiente...), del acontecer completo del poema. No es carencia irreparable, me parece: lo fundamental fundacional ya est¨¢ dicho, y lo fundamental posterior, se lo dejo al lector bienintencionado. Es verdad que no he dado -y ya no podr¨¦ hacerlo, y bien que me duele- indicios suficientes de la aplastante belleza y de la capacidad de revelaci¨®n del lenguaje de Gelman. Pero...
Pido perd¨®n porque voy a desdecirme m¨ªnimamente ahora mismo; no va a ser nada, no basta, ya lo s¨¦, pero acabo de pasar los ojos por unos versos y me siento incapaz de no reproducirlos. Yo no digo nada. Que hable Gelman. Le dice a la madre:
"as¨ª mezclaste mis huesitos con tu eternidad / tus
besos eran suaves en noches que me dejaste solo
con el terror del mundo / ?me buscabas tambi¨¦n
as¨ª? / ?hermanos en el miedo me quisiste? / ?en
un pa?al de espanto?"
Bueno, vamos a cerrar como si ¨¦ste fuera un art¨ªculo admisible y al uso.
Es bastante bien conocida, por otros libros, la que se dice tendencia agramatical de Gelman. S¨ª, esta tendencia es verdad y no lo es. Yo opino que lo que Gelman hace es crear "otra" gram¨¢tica, y que no la crea para exhibir una inventiva l¨¦xica, sint¨¢ctica u ortogr¨¢fica, sino porque la necesita en la "materialidad" de su creaci¨®n. Se me ocurre alg¨²n razonamiento.
La puntuaci¨®n y las may¨²sculas: en Carta a mi madre desaparecen de manera pr¨¢cticamente absoluta. No ha sido as¨ª en todos sus libros, aunque la dominante sea una muy seria econom¨ªa de estas se?ales. En Carta a mi madre, aparte del alfabeto existen ¨²nicamente signos de interrogaci¨®n y barras inclinadas.
Nada que decir sobre los primeros, si no es que el libro es, en s¨ª mismo, una inmensa interrogaci¨®n.
Sobre las barras inclinadas yo tengo una teor¨ªa; una teor¨ªa discutible, naturalmente, que puede corresponderse con una "pulsaci¨®n" certera, pero m¨¢s intuida que deliberada, por parte del autor.
Lo que yo pienso es que estamos ante una escritura "polif¨®nica". Existen los versos y la sucesi¨®n versal, que comportan un ritmo; y existen las barras inclinadas, que comportan otro ritmo y que pueden corresponderse o no con la cesura final del verso. El resultado es una doble organizaci¨®n f¨®nica, una superposici¨®n de dos ritmos: en estos t¨¦rminos y no m¨¢s all¨¢ ni m¨¢s ac¨¢, se trata de una "polifon¨ªa". Yo la he advertido. Con la "oreja mental" de que habla Gonzalo Rojas.
En el orden visual sucede algo que tambi¨¦n tiene su importancia: la escritura lleva en su "cuerpo tipogr¨¢fico" una m¨¢s que notable "serenidad"; ha sido casi totalmente liberada de "accidentes" gr¨¢ficos.
En cuanto a los neologismos, ah¨ª est¨¢n, naturalmente. Est¨¢n los neologismos que s¨®lo Gelman sabe y puede hacer. Colmados de naturalidad; de una naturalidad que procede de que son neologismos que cabr¨ªa llamar "primarios", porque, con independencia de la complejidad intelectual que, finalmente, pueda desprenderse de ellos, se dan en un origen y en un curso generativo que algo -o mucho- tienen que ver con la manera popular (?porte?a?) de crear lenguaje.
Puedo y no puedo decir m¨¢s de Gelman. Punto final.
Carta a mi madre. Juan Gelman. Ediciones Monte Carmelo. M¨¦xico DF, 2007. Antonio Gamoneda obtuvo el Premio Cervantes en 2006.
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