Poes¨ªa contra el olvido
El 23 de abril, el poeta argentino Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) recoger¨¢ en Alcal¨¢ de Henares el Premio Cervantes. Exiliado durante la dictadura militar (1976-1983), regres¨® a su pa¨ªs en 1988 despu¨¦s de 13 a?os de proscripci¨®n y persecuci¨®n judicial. Su vuelta a Argentina fue breve, tras lo cual el poeta cambi¨® la condici¨®n de exiliado por la de "trasterrado" en M¨¦xico, su siguiente destino, donde reside desde hace m¨¢s de 19 a?os. Los militares nunca pudieron capturar a Gelman, militante del movimiento guerrillero Montoneros, y se cebaron en su hijo Marcelo, de 20 a?os, y su nuera Mar¨ªa Claudia Iruretagoyena, de 19, secuestrados poco despu¨¦s de casarse. Nunca m¨¢s supo de aquella joven pareja, que engros¨® la larga lista de detenidos-desaparecidos de la dictadura argentina. La muchacha estaba embarazada de ocho meses, condici¨®n que la convirti¨® en bot¨ªn para los secuestradores. Los militares arrebataron al beb¨¦ a los dos meses de nacer y asesinaron a la madre. Durante 23 a?os, Juan Gelman busc¨® y rebusc¨® a su nieta, que vivi¨® en el enga?o de una identidad suplantada por una familia que no era la suya. Una y otra vez choc¨® contra un muro de silencio. Hasta que en el a?o 2000 una voz an¨®nima le permiti¨® encontrar e identificar a su nieta, a la que nunca conoci¨® tras la desaparici¨®n y asesinato de su hijo y su nuera.
El pasado, la memoria, la lucha contra el olvido est¨¢n presentes en la poes¨ªa de Gelman. Un pasado del que trata de distanciarse en sus ¨²ltimos libros, qui¨¦n sabe si para sobrevivir al pesimismo y la desesperaci¨®n. "Hay momentos en que la vida es una bruma que no se puede navegar", escribi¨® en Valer la pena (2001). El pr¨®ximo mes de febrero se publicar¨¢ en Espa?a su ¨²ltimo libro, Mundar (Visor), que recoge poemas escritos entre 2005 y 2007. El poeta sigue escribiendo, impulsado por "la obsesi¨®n y la necesidad de expresarse". "Qu¨¦ le voy a hacer. A estas alturas de la vida, escribir me parece m¨¢s vicio que vocaci¨®n", dice Juan Gelman en su apartamento en la colonia La Condesa, en la Ciudad de M¨¦xico, repleto de libros de poes¨ªa, filosof¨ªa y psicoan¨¢lisis.
PREGUNTA. ?Por qu¨¦ Mundar?
RESPUESTA. El t¨ªtulo es lo ¨²ltimo que llega. Puede significar estoy en este mundo, o que el mundo me acosa, no s¨¦. Puede explicar lo que usted quiera. Que el lector decida.
P. Le gusta inventar palabras y jugar con ellas.
R. S¨ª. Me gustan mucho los t¨ªtulos anfibios, que pueden tener dos o tres significados. Para el que lee. Por eso t¨ªtulos como Valer la pena, que puede decir dos cosas, o Pa¨ªs que fue ser¨¢. Es una especie de ambig¨¹edad que es propia de la poes¨ªa. Es algo que est¨¢ en la tradici¨®n del Siglo de Oro. Hay cosas de G¨®ngora, Quevedo... Lope de Vega tiene un soneto que dice "siempre ma?ana, pero nunca ma?anamos". Alguna gente empez¨® a decir en Espa?a hace algunos a?os que no hay que lastimar el idioma. Pero resulta que el idioma lo est¨¢n lastimando todos los pueblos del mundo. Yo ahora estoy m¨¢s calmado, porque antes sent¨ªa la necesidad de romper barreras en el idioma.
P. Me llam¨® la atenci¨®n un comentario del cr¨ªtico literario Evodio Escalante al referirse al lenguaje de Juan Gelman como "lengua descuartizada, agramaticalidad, sintaxis retorcida, trastocaci¨®n de los pronombres". ?Hay para tanto?
R. Respeto todas las opiniones, tanto es as¨ª que no las leo. ?sta s¨ª la le¨ª porque est¨¢ en el prefacio de una antolog¨ªa que public¨® la UNAM.
P. El pasado, ?sigue siendo una obsesi¨®n?
R. Lo que pasa es que todos tenemos un pasado. Y el pasado nos constituye, forma parte de nosotros. De esto me estoy alejando en los ¨²ltimos libros. El m¨ªo ha sido un pasado muy marcado por ciertas tragedias, el exilio, la desaparici¨®n de mi hijo... que dejan una marca muy fuerte. Me interesa saber qu¨¦ paso. Indagarlo, no como nostalgia, sino como pregunta. No es una actitud pasiva, creo yo. Intento no quedarme en el pasado. Estoy viviendo hoy. Tal vez por eso haya en mis poemas tantas preguntas.
P. ?Hasta qu¨¦ punto el pasado ha condicionado su obra literaria?
R. La poes¨ªa no es una cuesti¨®n de voluntad. Personalmente he rehecho mi vida, me he vuelto a casar, estoy en M¨¦xico. Pero la poes¨ªa no es un acto voluntario. Lo que viene es impensado, no es algo que uno se propone escribir. Es la se?ora que viene y dicta. A veces uno no la escucha bien, otras veces dicta mal, pero bueno, ja, ja, ja. Cuando viene hay que recibirla muy bien, con mucha atenci¨®n. En realidad uno a veces se siente escrito. No es una construcci¨®n pensada, como puede ser la estructura de una novela o una obra de teatro. He pasado a?os sin escribir.
P. ?C¨®mo afronta la escritura de un poema?
R. No s¨¦ lo que voy a decir. S¨ª preexisten formas de expresi¨®n que a lo largo de los a?os se encuentran. Uno escribe sobre pocas cosas. Es la expresi¨®n la que cambia. Cada vez que viene una nueva expresi¨®n, los instrumentos expresivos ya adquiridos molestan. Hay que decirlo de otro modo. Los primeros poemas no suelen ser muy buenos, son medio atropellados. Lo explicaba muy bien Cesare Pavese.
P. ?Existe la inspiraci¨®n?
R. Es un nombre que se le puede dar. Por qu¨¦ no. Hay cosas que inspiran. Me siento a escribir cuando ya no puedo m¨¢s. Escribo a m¨¢quina.
P. ?Rompe muchas cuartillas?
R. No muchas. Corrijo poco. Supongo que es un defecto. Cuando el poema no est¨¢, lo tiro. Siento que corregir mucho para un escritor es como traicionar el momento de escribirlo.
P. Advierte usted contra el olvido, cuando escribe "se hinchan los ojos con las cobard¨ªas de este tiempo, sentadas en sillas de su olvido". De nuevo el pasado.
R. M¨¢s bien la memoria.
P. ?Se le han hinchado mucho los ojos de llorar?
R. Todav¨ªa lloro, hay momentos que no puedo evitarlo, desoyendo el consejo del tango "un hombre no debe llorar". Creo que aquel que no puede llegar a llorar est¨¢ algo mutilado. Eso tampoco se puede dictar cu¨¢ndo sucede.
P. Habla de las mordeduras de la ¨¦poca, las guerras, la pobreza, los malos poetas. ?La poes¨ªa puede calmar el dolor de esas mordeduras?
R. La lectura de los poetas, eso es lo que realmente me transporta a otro lugar, de los grandes maestros de la poes¨ªa en castellano. Escribir en s¨ª mismo es un acto que no tiene nada que ver con el dolor. No creo que el dolor sea una fuente de poes¨ªa, me refiero en la expresi¨®n. Es como el amor, desde Safo a la fecha se han escrito millones de poemas sobre el amor.
P. El exilio le alej¨® de su pa¨ªs. ?C¨®mo siente la lejan¨ªa de Argentina y de su Buenos Aires?
R. Estoy en M¨¦xico por voluntad propia. Estoy trasterrado, no exiliado. El exilio me llev¨® a Italia, Espa?a, Francia, Nicaragua... Esto era una situaci¨®n obligada por la dictadura militar, ahora hay gobiernos civiles y nada me impedir¨ªa vivir en Argentina. Es una decisi¨®n m¨ªa la de vivir en M¨¦xico. Creo que todos sabemos c¨®mo sentimos lejan¨ªa. Puede ser concreta, indefinible, inefable. Hay lejan¨ªas con respecto a una vida justa para mucha gente, hay lejan¨ªas de hecho, por la p¨¦rdida de un ser amado. La intensidad de cada uno depende de cada uno.
P. ?Por qu¨¦ no se qued¨® en Argentina cuando termin¨® su exilio?
R. Es lo que Mario Benedetti llam¨® el desexilio. A m¨ª me parece imposible el desexilio. Yo estuve 14 a?os exiliado, ah¨ª se crea un v¨ªnculo muy notable. Cuando estaba exiliado en Roma llegaban compa?eros, amigos, tambi¨¦n exiliados y algunos que no deshac¨ªan las valijas pensando que regresar¨ªan la semana siguiente. Nunca tuve esta sensaci¨®n. Sal¨ª con la idea de que iba para largo. Trat¨¦ de aprovechar al m¨¢ximo esas diferencias culturales y de entenderlas. Uno llega a la conclusi¨®n de que lo mejor es mundar. Hay frases f¨¢ciles, como "soy ciudadano del mundo" y otras tonter¨ªas. Eso no es verdad.
P. ?C¨®mo lleg¨® a M¨¦xico?
R. Regres¨¦ a Argentina y conoc¨ª a mi actual esposa, que se hab¨ªa exiliado en M¨¦xico a?os atr¨¢s. Termin¨® las vacaciones y volvi¨® a M¨¦xico. Decid¨ª acompa?arla para ver c¨®mo viv¨ªa. Todav¨ªa lo estoy averiguando. La vuelta a Argentina fue extra?a. Volv¨ª al periodismo, a P¨¢gina 12 por unos meses. Un d¨ªa entr¨¦ en un bar de comida r¨¢pida. Delante de m¨ª hab¨ªa un se?or con aspecto de polic¨ªa muy notable. Me puse a pensar: ?no ser¨¢ ¨¦se el hijo de puta que mat¨® a mi hijo? Me di cuenta de que en Argentina me quedaban pocas alternativas de vida. O vivir amargado, o agarrar la metra y matar a algunos, o acomodarme a la situaci¨®n. Conclusi¨®n: me fui.
P. ?Se siente en paz consigo mismo despu¨¦s de haber encontrado a su nieta?
R. Claro que s¨ª. La encontr¨¦ gracias a mi mujer, que no es la madre de mis hijos. Investigamos durante tres a?os. Ten¨ªamos el cuadro bastante claro. Fue un regalo de los militares argentinos a los uruguayos porque estaba embarazada. Pas¨® lo que siempre pensamos que pasar¨ªa. Alg¨²n vecino de la pareja que sospechaba. Me llam¨® una vecina y me cont¨® que un d¨ªa dejaron junto a la puerta una canastita con un beb¨¦. Coincid¨ªa todo. Era la pieza que faltaba en el rompecabezas. Estuvimos con ella. Es muy dif¨ªcil para todos. Se ha cambiado de apellido. Ahora se llama Gelman Garc¨ªa, como su padre. Tenemos una excelente relaci¨®n, el a?o pasado vino a M¨¦xico y pasamos juntos el fin de a?o en Buenos Aires. Pero hay un hecho, son 23 a?os de vac¨ªo, en que no vi c¨®mo empez¨® a caminar, nunca me dijo abelo, porque ya es mayor y me dice abuelo. Es dif¨ªcil en este sentido, para ella mucho m¨¢s que para m¨ª, a los 23 a?os. Pero estamos logrando reconstruir la relaci¨®n a partir del encuentro, mirar hacia delante. La veo bien.
P. Usted no ha tirado la toalla y contin¨²a la lucha para saber qu¨¦ pas¨® con su nuera y para que los responsables sean juzgados.
R. Algunos ya est¨¢n presos, en Uruguay y en Argentina. Dos o tres coroneles, un capit¨¢n de polic¨ªa que estuvieron directamente implicados en el asesinato de mi nuera y en la entrega de la ni?a. Los van a juzgar primero en Uruguay. En la investigaci¨®n nos ayudaron manos an¨®nimas. Un d¨ªa nos hicieron llegar un documento revelador contra el general Cabanillas, que aspiraba a ser jefe del Ej¨¦rcito. Empec¨¦ una campa?a de cartas contra este general. Fue apartado del Ej¨¦rcito, por su torpeza. Quiero recuperar los restos de mi nuera para tener un lugar de recuerdo donde llevar flores.
P. Hablemos de la relaci¨®n con su madre. El exilio la separ¨® de ella.
R. Yo estaba en Managua trabajando como jefe de redacci¨®n de la Agencia Nueva Nicaragua (ANN) en 1982. Toda la correspondencia que iba a Nicaragua pasaba por Estados Unidos. Las cartas llegaban tard¨ªsimo. En un mismo d¨ªa recib¨ª tres cartas, una de mi madre, una de mi consuegra desde Argentina, en la que me dec¨ªa que hab¨ªa visto a mi mam¨¢ activa, a pesar de haber tenido dos reca¨ªdas del c¨¢ncer, y una de mi hermana, que me daba la noticia fatal de su muerte. Mi madre lleg¨® a Buenos Aires en 1928 desde la Uni¨®n Sovi¨¦tica hablando ruso. Era una mujer en¨¦rgica, culta, que descend¨ªa de una familia de rabinos de un gueto de Ucrania. Yo sol¨ªa pedirle que me contara cosas de la revoluci¨®n rusa y dem¨¢s. Cuando abandon¨¦ la carrera de Qu¨ªmica y le dije que quer¨ªa ser poeta, me dijo: "Con eso no vas a ganar un peso en la vida".
P. Y escribi¨® Carta a mi madre,
que se public¨® en 1989 en Buenos Aires.
R. Por las ¨²ltimas cartas que hab¨ªa recibido de mi madre me daba cuenta de que estaba mal. Trat¨¦ de conseguir un pasaporte falso para entrar en Argentina y estar con ella. No lo logr¨¦ a tiempo. Tard¨¦ dos a?os en escribir el libro. Viv¨ªa en Ginebra, donde trabajaba en el Palais des Nations. Una noche no pude m¨¢s y escrib¨ª la carta, que qued¨® perdida en un caj¨®n hasta que la publiqu¨¦ a?os despu¨¦s.
P. El libro comienza as¨ª:
"Recib¨ª tu carta 20 d¨ªas despu¨¦s de tu muerte y
cinco minutos despu¨¦s de saber que hab¨ªas muerto /
una carta que el cansancio, dec¨ªas, te
interrumpi¨® / te hab¨ªan visto bien por entonces /
aguda como siempre / activa a los 85 de edad
pese a las tres operaciones contra el c¨¢ncer
que finalmente te llev¨®".
Dec¨ªa Paul Val¨¦ry que el primer verso lo otorgan los dioses y luego el poeta se las arregla como puede. ?Es su caso con el primer verso de Carta a mi madre?
R. S¨ª, s¨ª. Creo que s¨ª. El primer verso es muy importante. Apollinaire dec¨ªa que cuando uno escribe y no le sale tiene que seguir hasta dar con ello.
P. Su libro Miradas
recoge 77 cr¨®nicas que public¨® originalmente en el diario
P¨¢gina 12.
Literatura y periodismo. ?D¨®nde est¨¢ la frontera?
R. La frontera es el tipo de g¨¦nero, pero siempre digo que el periodismo es literatura. Como en todas las cosas art¨ªsticas se pueden escribir buenos y malos poemas, buenos y malos art¨ªculos. En el periodismo es algo distinto porque el tipo de exigencia es diferente. Despu¨¦s de trabajar en muchas cosas distintas aprovech¨¦ una oportunidad para entrar en el periodismo, porque me pareci¨® que era lo m¨¢s af¨ªn. Soy periodista. Tengo una curiosidad que no se apag¨®. Escribo una columna todas las semanas en los diarios P¨¢gina 12 y
Milenio. -
La bit¨¢cora de Gelman: www.juangelman.com
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