'Elis¨¦e Palace'
Una de las caracter¨ªsticas de la cultura popular de este milenio es su fugacidad. Los famosos de hoy pueden dejar de serlo ma?ana. La capacidad de captar la atenci¨®n del ciudadano es limitada. El fil¨®n de las series de polic¨ªas cient¨ªficos, de esp¨ªas permanentemente al borde de la extenuaci¨®n o de m¨¦dicos neur¨®ticos se agota. Para entretener a un p¨²blico cada d¨ªa m¨¢s malhumorado, menos receptivo, incr¨¦dulo y hasta maleducado, los directores de los grandes parques tem¨¢ticos nacionales buscan nuevas ideas. Ahora se llevan de nuevo los culebrones, al estilo de los cl¨¢sicos como Dallas, Falcon Crest o Dinast¨ªa. La vieja f¨®rmula: los ricos tambi¨¦n lloran.
El gran ¨¦xito de esta temporada en Francia se titula Elis¨¦e Palace; una telenovela de gran ¨¦xito, definitivamente ultramoderna, que mezcla las intrigas pol¨ªticas de sitcoms socialdem¨®cratas como El ala oeste... con los amor¨ªos, celos y traiciones directamente plagiados de la pornograf¨ªa sentimental de Mujeres desesperadas. Cierto, Nicolas Sarkozy no es Martin Sheen, pero Carla Bruni puede competir con cualquiera. Y es much¨ªsimo m¨¢s elegante.
Hasta la fecha, el ¨¦xito de audiencia ha sido innegable. Para celebrarlo, los productores hab¨ªan decidido ofrecer un doble cap¨ªtulo este fin de semana. Pero ha tenido que ser suspendido. Los guionistas hac¨ªan viajar a Nicolas a la India ex¨®tica para un encuentro excepcional con su amada. A su llegada le colgaban del cuello collares de flores, y una alfombra m¨¢gica le transportaba a Agra, al palacio del Taj Mahal, el templo del amor, todo ¨¦l de marmol blanco, que mandara construir Sha Jahan para su esposa favorita, Arjumand Bano Begum -m¨¢s conocida como Mumtaz Mahal-, muerta dando a luz a su 14? hijo. All¨ª deb¨ªa esperarle Carla Bruni para pasar una noche inolvidable y apagar, aunque s¨®lo fuera por unas horas, el port¨¢til desde el que se env¨ªan constantes SMS, como hasta el papa Benedicto XVI pudo comprobar.
Pero el departamento de producci¨®n no ha podido salvar los est¨²pidos problemas de protocolo, raz¨®n por la que Nicolas est¨¢ muy enfadado. Los indios han amenazado con quemar sus turbantes en p¨²blico ante la posibilidad de que se pueda dar a entender que hay sexo fuera del matrimonio. Por m¨¢s presidente que se sea, le han dicho, hay que haber pasado por la vicar¨ªa o por el ayuntamiento -que eso no les importa- para instalarse en la c¨¢mara nupcial del Taj Mahal. No est¨¢ Bollywood para saltarse la censura. As¨ª que este fin de semana no habr¨¢ Elis¨¦e Palace. La nostalgia ya no es lo que era, como dec¨ªa Simone Signoret. -
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