El fin del esp¨ªritu Sargadelos
Un conflicto de fondo ideol¨®gico puede apartar definitivamente al fundador Isaac D¨ªaz Pardo
Contra todo pron¨®stico, Isaac D¨ªaz Pardo sobrevivi¨® a la junta de accionistas que, el pasado mi¨¦rcoles, pretendi¨® descabalgarlo del ¨²ltimo cargo que manten¨ªa en el grupo gallego de empresas Sargadelos, fundado por ¨¦l y por Luis Seoane hace m¨¢s de 40 a?os. Los socios mayoritarios del Instituto Galego de Informaci¨®n, un edificio racionalista en las afueras de Santiago de Compostela que centralizaba las tareas de dise?o y edici¨®n del entramado empresarial y donde D¨ªaz Pardo trabajaba y viv¨ªa desde 1987, no lograron censurar el consejo de administraci¨®n por defectos de forma en el orden del d¨ªa. Las casi cinco horas de reuni¨®n terminaron con un sonoro aplauso del centenar de personas que se concentr¨®, en apoyo al hist¨®rico intelectual, a las puertas de la junta.
Intentos de acuerdo, insultos y tensi¨®n entre dos conceptos de empresa enquistaron un conflicto que lleg¨®, no pocas veces, a los juzgados
Alumbrada en 1963 bajo el esp¨ªritu de la Bauhaus alemana y su dial¨¦ctica entre arte e industria, la entonces nueva cer¨¢mica de Sargadelos recog¨ªa nombre, colores y ubicaci¨®n de su f¨¢brica de los hornos creados en el siglo XVIII por Raimundo Ib¨¢?ez, marqu¨¦s de Sargadelos. "Un afrancesado aniquilado por fuerzas reaccionarias", explica la catedr¨¢tica de comunicaci¨®n Margarita Ledo. Fue desde el exilio argentino que el pintor Luis Seoane e Isaac D¨ªaz Pardo, hijo de un escen¨®grafo galleguista paseado en 1936, retomaron el proyecto en el mismo lugar, una aldea de A Mari?a lucense cercana a yacimientos de caol¨ªn. "Restaurar Sargadelos significa retomar un concepto frustrado para Galicia", escrib¨ªa en aquella ¨¦poca el propio D¨ªaz Pardo.
Laboratorio de Formas
La concepci¨®n total de la apuesta de Sargadelos llev¨® a sus promotores a crear el Laboratorio de Formas, que investigaba teor¨ªas est¨¦ticas y "formas olvidadas que tuvieron vigencia durante siglos"; el Museo Carlos Maside, "que aspira a recoger la obra y la documentaci¨®n del movimiento renovador del arte gallego contempor¨¢neo", o Edici¨®s do Castro, un sello que sac¨® a la luz cientos de vol¨²menes relacionados con la represi¨®n fascista, el exilio y la historia oculta de Galicia. "Todo el proyecto era una idea genial, brillante, de vanguardia", se?ala el ensayista Ant¨®n Baamonde, "producir valor a?adido gracias al dise?o". Una red de galer¨ªas por toda la geograf¨ªa gallega, y en ciudades como Mil¨¢n, Madrid, Oporto o Barcelona, combinaba la venta de cer¨¢mica con un activismo cultural especialmente contestatario en la d¨¦cada de los setenta.
Pero el intento abortado de resucitar la cabecera period¨ªstica Galicia, para el que originalmente fue ideado el edificio conocido como IGI en 1977, marc¨®, quiz¨¢, el inicio de la desactivaci¨®n del proyecto. La progresiva desaparici¨®n de la generaci¨®n que hab¨ªa impulsado el moderno Sargadelos y el prolongado fraguismo provoc¨® que las factor¨ªas se replegasen en torno al mercado de la cer¨¢mica. La plusval¨ªa generada en O Castro -el otro centro de producci¨®n- y Sargadelos sigui¨® financiando, con todo, el activo brazo editorial o las exposiciones itinerantes, en una peculiar forma de mecenazgo cultural que sobrevivi¨® hasta la reciente ruptura en el accionariado.
Para impedir que D¨ªaz Pardo reuniese todas las empresas de Sargadelos en una fundaci¨®n de esp¨ªritu no mercantilista, una alianza de socios lo desplaz¨® en 2004 de sus cargos en la direcci¨®n de Cer¨¢micas O Castro y de Sargadelos, en las que trabajan 260 personas. El fundador qued¨®, como consejero delegado, al frente del Instituto Galego de Informaci¨®n, que tambi¨¦n sufragaba los 600.000 euros anuales de gastos mediante los dividendos producto de las f¨¢bricas de loza. Intentos de acuerdo, insultos cruzados y una evidente tensi¨®n entre dos formulaciones opuestas de lo que deb¨ªa ser Sargadelos, resumidas por el profesor y acad¨¦mico Xes¨²s Alonso Montero entre "el capitalismo mercantil y la cultura del esp¨ªritu", enquistaron un conflicto que, en no pocas ocasiones, termin¨® en los juzgados. La ¨²ltima, el pasado d¨ªa 18, cuando Isaac D¨ªaz Pardo tuvo que responder en el juzgado mercantil de A Coru?a a una denuncia por injurias interpuesta por el accionista Segismundo Garc¨ªa, a quien hab¨ªa calificado de "c¨ªnico espantoso" y "socio inmoral".
Hace nueve meses, el encargado de recursos humanos de Sargadelos, Javier Remeseiro, tom¨® la decisi¨®n de suspender pagos a los 11 trabajadores adscritos al IGI. Lo que ¨¦stos interpretaron como una medida de presi¨®n sobre D¨ªaz Pardo, es justificada desde la nueva direcci¨®n de Sargadelos, que preside Jos¨¦ Luis V¨¢zquez, con el argumento de que "es el propio centro el que debe pagar a sus trabajadores". Pero la justicia da la raz¨®n a los empleados del instituto que han solicitado rescisi¨®n de contrato: el IGI forma parte de Sargadelos, que debe retribuir los salarios porque la caja es ¨²nica.
El silencio de la nueva direcci¨®n de la empresa, s¨®lo roto d¨ªas antes de la junta de accionistas del pasado mi¨¦rcoles, contrasta con la combatividad de Isaac D¨ªaz Pardo. Art¨ªculos, comunicados, cartas y entrevistas han dado a conocer a la opini¨®n p¨²blica gallega la posici¨®n del intelectual. "Destruir el IGI es destruir Edici¨®s do Castro, que es lo que odian mayormente como odian toda clase de libros", dec¨ªa en una carta abierta esta misma semana.
Aut¨¦ntico ermita?o
"No s¨¦ si hubo desajustes en la gesti¨®n de las empresas, pero nadie puede negar a estas alturas la vida de frugalidad de Isaac, un aut¨¦ntico ermita?o", declara el acad¨¦mico de la lengua gallega Xos¨¦ Luis Axeitos, que contin¨²a: "Todo el mundo que se ha acercado al proyecto Sargadelos no puede m¨¢s que sentir admiraci¨®n por ¨¦l". Isaac D¨ªaz Pardo, que nunca ha cotizado a la Seguridad Social y no cobra jubilaci¨®n, contin¨²a viviendo -"resistiendo", explica su hijo Xos¨¦, "como hizo toda su vida"- en el inmueble de cuatro plantas que se encuentra en la parroquia compostelana de San Marcos.
La cer¨¢mica blanca, roja y azul de Sargadelos forma parte del paisaje cotidiano de Galicia. "Sin entrar en qui¨¦n tiene la raz¨®n empresarial", se?ala el vicerrector de cultura de la Universidad de Santiago Elias Torres, "los factores singulares de Sargadelos, aportados por el proyecto cultural, se han quebrado". Esta quiebra fue lo que los accionistas afines a D¨ªaz Pardo trataron de evitar el d¨ªa 24. El ex diputado nacionalista en el Parlamento Europeo Camilo Nogueira, a quien muchos consideran clave en la busca de un pacto, lo resume: "Para la vida del grupo es fundamental que no haya una expulsi¨®n, una ruptura con el fundador hist¨®rico del grupo, que no se le trate de la manera desconsiderada como se le est¨¢ tratando".
Los tres ex presidentes de la Xunta respaldan a Isaac D¨ªaz Pardo
Mientras Isaac D¨ªaz Pardo y sus socios afines en el Instituto Galego de Informaci¨®n (IGI) intentaban, en la junta de accionistas del pasado mi¨¦rcoles, que el fundador de Sargadelos no saliese abruptamente del ¨²ltimo cargo que manten¨ªa, un centenar de personas se concentraban a las puertas. Escritores, actores, profesores o l¨ªderes de la izquierda gallega apoyaban "la continuidad de esp¨ªritu" de una empresa extremadamente popular y prestigiosa en Galicia.
Los manifiestos a la vieja usanza en defensa de D¨ªaz Pardo y su singular manera de entender las relaciones entre cultura y empresa se han sucedido desde la ruptura del accionariado en 2004. El 18 de enero un grupo de ciudadanos, impulsado por los trabajadores adscritos al IGI que llevan nueve meses sin sueldo, entregaba en el registro de la Xunta de Galicia un escrito dirigido al actual presidente, el socialista Emilio P¨¦rez Touri?o, en el que se reclamaba la intervenci¨®n del poder p¨²blico para "salvaguardar el patrimonio de O Castro-Sargadelos". La particularidad resid¨ªa en que, entre el centenar de firmantes, se encontraban los tres ex presidentes gallegos, Xerardo Fern¨¢ndez Albor (AP), Fernando Gonz¨¢lez Laxe (PSdeG) y Manuel Fraga Iribarne (PP).
"En ning¨²n caso puede permitirse que se desbarate el legado de Sargadelos", afirm¨® d¨ªas despu¨¦s P¨¦rez Touri?o, "y la figura polifac¨¦tica de Isaac D¨ªaz Pardo merece la admiraci¨®n y el respeto de todos los gallegos y, por lo tanto, de su presidente". La consejera de Cultura, la nacionalista ?nxela Bugallo, se manifest¨® en el mismo sentido.
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