De animales ex¨®ticos y esqu¨ªes
Sundance me recuerda a esas leyendas urbanas en las que una pareja decide criar en su m¨ªsero piso un animal ex¨®tico. Los primeros meses el animalillo (serpiente pit¨®n, cocodrilo, pantera) crece m¨¢s o menos, pero siempre dentro de los m¨¢rgenes del encanto. Pero al a?o todo se desboca, y las proporciones del animal desatan una de esas tragedias moralistas que van de boca en boca.
Sundance naci¨® como un festival casi privado en donde un grupo de allegados ve¨ªa pel¨ªculas con los esqu¨ªes en la mano. Hoy es un ansiado espect¨¢culo que ha masificado su propuesta en el pueblecito m¨¢s inadecuado, en la ¨¦poca del a?o m¨¢s inadecuada, con un fr¨ªo pesadillesco. Me quedo con la imagen de los diminutos quitanieves callejeros apart¨¢ndose con humildad ante las colas, a todas horas, frente al Egypcian Theatre. Pero los directores de cine que todav¨ªa enmudecemos cuando Bruce Willis nos pide fuego ir¨ªamos a Sundance aunque las calles estuviesen regadas con trampas para osos y lloviese lej¨ªa. Desde el primer minuto comprend¨ª que podr¨ªa hacer una pelota con mi larga lista de pel¨ªculas por ver: han sido cinco d¨ªas de poco cine y mucho autob¨²s, mucha cafeter¨ªa, mucha entrevista con el p¨²blico, con la prensa, mucha sesi¨®n de fotos y mucho proyecto a defender con jet lag, resaca y una presi¨®n atmosf¨¦rica nueva. Aunque con peque?as recompensas exquisitas, como asistir por sorpresa a un concierto de Patti Smith en una sala diminuta.
En cualquier caso, ha sido una semana de buenas noticias para mi pel¨ªcula: United Artists quiere hacer una versi¨®n de Los cronocr¨ªmenes, siendo esta la primera operaci¨®n que cierra un estudio en plena huelga de guionistas, y la prensa me pregunta si ya he comido con Tom Cruise, copropietario del estudio. Tambi¨¦n se ha confirmado la fecha de estreno de nuestra pel¨ªcula en Espa?a, 18 de abril. Curiosamente, ninguna de esas cuestiones ha tenido relaci¨®n directa con nuestra presencia en Sundance. La casualidad le ha dado forma de cl¨ªmax a este viaje. Y Sundance se ha convertido, con sus ajetreos, en un improvisado oasis de j¨²bilo despu¨¦s de un a?o de incertidumbres y miedos.
Como escalar una monta?a fr¨ªa y escarpada y, al llegar a la cima, escuchar Gloria.
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