"Pronto har¨¢n falta cuotas masculinas"
En la magistratura es todo un personaje, respetad¨ªsima por su independencia, su dedicaci¨®n y su rigor profesional. Pero adem¨¢s es pura historia de Portugal. De joven, Mar¨ªa Jos¨¦ Morgado fue presa y amnistiada dos veces, una antes y otra despu¨¦s del 25 de abril: era una furibunda militante mao¨ªsta. Hoy es una instituci¨®n del Estado de derecho: fiscal especial adjunta para delitos econ¨®micos. Tiene m¨¢s de 300 personas a su cargo en el Departamento General de Investigaci¨®n y Acci¨®n Penal de Lisboa, y encabeza la acusaci¨®n popular en el macroproceso Pito Dorado, que analiza las promiscuas conexiones entre directivos de f¨²tbol, ayuntamientos y ¨¢rbitros (de ah¨ª lo del pito).
La fiscal azote de los delitos econ¨®micos en Portugal analiza el impulso de la mujer
Conoci¨¦ndola, no es raro que Morgado se haya convertido en azote de las redes de tr¨¢fico de droga, dinero y personas que forman "una econom¨ªa paralela globalizada". Menuda, r¨¢pida de cabeza y claramente hiperactiva, se declara defensora de "la adrenalina y el esfuerzo" como motores de la vida. Dice que no suele comer a mediod¨ªa porque desayuna "muy fuerte", y tan temprano que resulta imposible acompa?arla si uno no duerme con ella. Por la noche, nada, "y cuando hago ejercicio no tengo apetito". As¨ª que quedamos en recogerla en su despacho a media ma?ana. Baja rauda con su colaborador (el escolta), y paseamos hasta el Versailles, uno de los ¨²ltimos caf¨¦s bonitos de Lisboa.
Ante un agua con gas, cuenta que en su campo, la magistratura, las mujeres son ya inmensa mayor¨ªa. Aunque no sabe si eso es bueno o malo. "La primera instancia es ya femenina, el Supremo no porque no ha dado tiempo. Y en las oposiciones la proporci¨®n es de 10 mujeres por cada hombre. Si seguimos as¨ª, har¨¢ falta una cuota masculina". ?Por qu¨¦? "Una justicia exclusivamente femenina puede dar problemas. Tenemos una visi¨®n propia del mundo. En los delitos de tr¨¢fico con alcohol, por ejemplo, las condenas de las juezas son mucho m¨¢s severas que las que dictan los hombres. Me parece bien. ?Pero es justo?".
Esos datos sugieren lo obvio, que las mujeres son m¨¢s listas. "M¨¢s empollonas, m¨¢s disciplinadas", matiza. "Pero muchas madres no llegan, no hacen carrera porque la Constituci¨®n no se cumple; en Portugal, la discriminaci¨®n es n¨ªtida".
Ella tambi¨¦n es madre. Tiene una hija de 32 a?os ("profesora de yoga, m¨ªstica"), fruto de su amor juvenil con Saldanha Sanches, que todav¨ªa dura. Eran camaradas en el mao¨ªsta Movimiento Reorganizativo del Partido del Proletariado, en el que militaba tambi¨¦n, entre otros pocos, el hoy presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso. "?ramos un grupillo de universitarios. Yo era una empollona mao¨ªsta, una criatura absurda", recuerda Morgado. "La chinoise, la pel¨ªcula de Godard, nos retrat¨® perfectamente: arquetipos est¨²pidos y lun¨¢ticos, pens¨¢bamos que todo era blanco o negro. Quer¨ªamos tomar el poder y globalizarlo, ?menos mal que no lo tomamos! Despu¨¦s, el mundo evolucion¨®, cay¨® el Muro, y tomamos el otro poder. Unos se hicieron intelectuales y otros somos parte de esas ¨¦lites burguesas que tanto odi¨¢bamos". Sobre Portugal pa¨ªs, Morgado es muy cr¨ªtica, como tantos compatriotas. O m¨¢s: "Somos un pa¨ªs colgado ah¨ª, muy cerca de ?frica y lejos de Europa. Sigue siendo un viaje largo llegar a B¨¦lgica, a Holanda. All¨ª todo est¨¢ a media hora, Par¨ªs, Londres. Internet ha acercado a las ¨¦lites, pero el pueblo todav¨ªa est¨¢ muy aislado". ?Habr¨¢ soluci¨®n? "Los portugueses se quejan mucho hasta que llega el buen tiempo. De abril a octubre, prefieren la playa".
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