La voz de ensue?o

La voz de ensue?o es la de Mayte Mart¨ªn. Perfecta, impecable, a la que no se le pod¨ªa poner ni un pero. Sali¨® e hizo la petenera, ese cante de la Ni?a de los Peines que dicen tiene mal fario pero que no lo tiene en el cante de esta mujer. Cant¨® una petenera valiente, llena de melismas, irreprochables en su arquitectura flamenca. Hoy d¨ªa nadie, nadie, hace este cante con tanta frescura y tanta flamencura.

Sigui¨® con malague?as y verdiales, cantes minero levantinos, siguiriyas, garrot¨ªn, guajira... Como se ve, cantes que no se hacen con frecuencia, pero que en el repertorio de Mayte Mart¨ªn son habituales. Las malague?as, por ejemplo, las hizo grandes, como corresponde a su arco mel¨®dico importante, remat¨¢ndolas de manera admirable con un par de cantes abandolaos que nos dejaron sin respiraci¨®n. Los cantes minero levantinos, tres de ellos, fueron un dechado de dulzura y bien decir. Esos mismos cantes con los que gan¨® el Premio L¨¢mpara Minera hace a?os en La Uni¨®n.

El coraz¨®n en la mano

Las siguiriyas fueron colosales. El Siempre por los rincones de Manuel Torre, el Reniego de Tom¨¢s Pav¨®n, la cabal del Pena para terminar, una secuencia de cante grande dif¨ªcil de igualar en ning¨²n caso. Mayte las cant¨® volc¨¢ndose, con el coraz¨®n en la mano, jugando con su voz que iba del grito al susurro con una facilidad extraordinaria. Despu¨¦s, ya, el garrot¨ªn y la guajira, dos peque?as joyas llenas de gracia y sentimiento. No se puede cantar mejor, aunque haya quien dice que Mayte Mart¨ªn es fr¨ªa. No lo es, lo que pasa es que canta como se debe cantar, ni m¨¢s ni menos.

Delante hab¨ªa cantado El Cabrero, en una de las peores actuaciones que le hemos o¨ªdo. Ten¨ªa la voz mal, y ello sin duda influy¨® en el resultado negativo del cante de su concierto. Un cante mediocre, sin relieve, sin chispa alguna. Ni siquiera en sus fandangos alcanz¨® brillo cantaor, se qued¨® todo en un querer y no poder bastante penoso.

Calixto S¨¢nchez, por ¨²ltimo, cant¨® como ¨¦l suele hacerlo, pegando muchas voces y haciendo secuencias largu¨ªsimas. Dentro de esas condiciones no estuvo mal, y fue sin duda muy aplaudido. Pero, en mi opini¨®n, le faltaron algunos enteros para cantar a plena satisfacci¨®n. Cant¨® malague?as, siguiriyas, alegr¨ªas, buler¨ªas... Cant¨® mucho, pero no del todo bien.

Entre los guitarristas hubo de todo. Regular Rafael Rodr¨ªguez, y bien Juan Ram¨®n Caro y Manolo Franco.