Un desfile 'perroflauta'
Los madrile?os La casita de Wendy trasladan su circo a la pasarela Ego
Un concepto: perroflauta. D¨ªcese del joven de aspecto hippy, algo tirado, al que se suele ver caminando por la calle; un perro tras sus pasos. Sopla, en ocasiones, una flauta de la que salen melod¨ªas alegres. Y se trata de personas, por lo com¨²n, felices y despreocupadas, vestidas con ropa suelta y colorida.
"?Qu¨¦ como ha sido el desfile? Perroflauta, t¨ªa, perroflauta total", resum¨ªa una chica por el m¨®vil al concluir el desfile de La Casita de Wendy HAPPY. Quiz¨¢ la descripci¨®n m¨¢s exacta de los dise?os alegres y despreocupados que hab¨ªa mostrado esta marca madrile?a. Con ella se cerraba ayer a ¨²ltima hora la jornada de inauguraci¨®n de Ego (www.elegodepasarelacibeles.com), la pasarela alternativa a Cibeles, la que da una oportunidad a j¨®venes talentos del dise?o espa?ol.
"Hemos apostado por algo barato, sencillo y callejero", dicen los creadores
Dos horas antes de las risas y aplausos del cierre, Iv¨¢n Mart¨ªnez, 34 a?os, crecido en el Barrio del Pilar, licenciado en Filosof¨ªa y ex empleado de log¨ªstica en una compa?¨ªa azucarera, mord¨ªa peque?as arandelas met¨¢licas: "Las abro con los dientes. Queremos mucho piercing en el desfile". Los ojos tras unas gafas de pasta, barba y una melena hasta el hombro. ?l es una mitad de La casita de Wendy. La otra, In¨¦s Aguilar, 31 a?os, arquitecta y ex pareja de Iv¨¢n, lleva los labios pintados a juego con una de las franjas rojas de su vestido. Ella es quien perfila los detalles. Y juntos recuerdan que Dios les vino a ver el d¨ªa en que Bj?rk, la cantante islandesa, decidi¨® vestir su ropa en la portada de la revista The Wire, en 2002. Desde entonces, todo ha sido crecer. Y sus prendas, cosa rara para los j¨®venes dise?adores, se encuentran ahora en casi cualquier ciudad de Espa?a. En Madrid, no faltan en la calle de Fuencarral (Doble Aa).
"Pero esta vez nos van a poner a caldo -dice Iv¨¢n; media sonrisa-. La colecci¨®n es muy normal, nada glamourosa. Hemos querido hacer algo barato y sencillo, de la calle, alejado de este mundillo de la moda, tan aburrido. Y le hemos dado un toque muy circense".
Las modelos, espigadas entre bambalinas, bailan de placer minutos antes de lanzarse a la pasarela. Ese "toque circense" del que habla Iv¨¢n es lo m¨¢s c¨®modo que han vestido en el d¨ªa. Entre las propuestas de la ma?ana, hubo, por ejemplo, un burca de aluminio, ideado por Menchu Mora. Amai Rodr¨ªguez, apost¨® por el barroquismo, las m¨¢scaras antigas y una cabeza de burro. Luego, a la tarde, Joan Fabregas, mostr¨® sus tejidos con fibra ¨®ptica luminosa y Serguei Povaguin visti¨® a las chicas con elegancia de esp¨ªas sovi¨¦ticas.
"Esto -r¨ªen las modelos, con la cara mudada- es otra cosa". Llevan bombines, flores, narices de payaso, guitarras, panderetas, malabares y flautas. Forman fila de a una con la ropa suelta. Qu¨¦ gusto, zapato plano.
Un, dos, m¨²sica y ?adentro! Quince modelos cruzan la pasarela. Iv¨¢n apura una cerveza, tradici¨®n de la casa en cada desfile, mientras In¨¦s frunce alg¨²n remiendo. No hay nervios y la alegr¨ªa, el circo, se contagia al p¨²blico. Es la noche perroflauta.
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