Bruma al otro lado del canal
Europa es cada vez m¨¢s brit¨¢nica, pero los brit¨¢nicos no son cada vez m¨¢s europe¨ªstas
Casi el 60% del comercio brit¨¢nico va a Europa. M¨¢s de 700.000 compa?¨ªas brit¨¢nicas tienen v¨ªnculos comerciales con Europa. M¨¢s de 3,5 millones de empleos brit¨¢nicos dependen de Europa. En los ¨²ltimos a?os se ha impuesto de manera arrolladora el modelo de construcci¨®n europea defendido por el Reino Unido, siempre a favor de la ampliaci¨®n frente a quienes, como Felipe Gonz¨¢lez, abogaban en su d¨ªa por profundizar primero y ampliar despu¨¦s. El eje franco-alem¨¢n, que durante a?os tir¨® del federalismo europeo, est¨¢ en el limbo e incluso la lengua inglesa ha arrollado sin piedad al franc¨¦s, tradicional veh¨ªculo de expresi¨®n europe¨ªsta. Europa es cada vez m¨¢s brit¨¢nica y, sin embargo, los brit¨¢nicos no son cada vez m¨¢s europe¨ªstas. M¨¢s bien al contrario.
Las divisiones por Europa que sacudieron al Partido Conservador en los ¨²ltimos a?os del thatcherismo han desaparecido: los tories son ahora en su conjunto un partido antieuropeo y la fracci¨®n europe¨ªsta est¨¢ arrinconada. Tambi¨¦n los laboristas se han movido hacia el escepticismo. Tony Blair hizo todo lo que ten¨ªa que hacer en sus primeros a?os de primer ministro y luego redujo su europe¨ªsmo a las buenas palabras: renunci¨® a dar la batalla por el euro, escogi¨® a Washington en perjuicio de la postura com¨²n de Bruselas en el conflicto de Irak, adopt¨® posiciones puramente nacionalistas en la negociaci¨®n de la Constituci¨®n y posterior renegociaci¨®n.
Gordon Brown ni siquiera se ha tomado la molestia de intentar parecer un entusiasta de la idea europea. En parte por sus propias convicciones m¨¢s bien tibias y en parte por razones t¨¢cticas. Su empe?o en quitar importancia al nuevo Tratado de Lisboa para no tener que convocar un refer¨¦ndum para ratificarlo le han llevado a encadenar una serie de feos a la UE. Primero dej¨® vac¨ªa su silla en la cumbre euro-africana de Lisboa porque hab¨ªa sido invitado Robert Mugabe, el l¨ªder de Zimbabue, con el que Londres tiene tensas relaciones desde hace a?os. Luego decidi¨® no participar en la firma conjunta del Tratado de Lisboa alegando problemas de agenda. La semana pasada convoc¨® a sus colegas de Alemania, Francia e Italia para discutir la crisis financiera global, haciendo un feo a los dem¨¢s.
El desapego brit¨¢nico hacia Europa, su relaci¨®n de amor y odio, puede explicarse desde muchos prismas. Sin duda influye la geograf¨ªa, la insularidad brit¨¢nica y su posici¨®n en el extremo occidental de Europa. Tambi¨¦n la historia, lo mismo la antigua como la reciente. El hecho de que el Reino Unido no llegara a ser invadido por Hitler probablemente le hace sentir menos necesaria una instituci¨®n supranacional que le blinde de potenciales conflictos con sus vecinos. Y el nacionalismo ingl¨¦s y la a?oranza del imperio. Los bulos publicados por los tabloides contra la UE son de una fantas¨ªa espectacular. Veamos algunos: los pl¨¢tanos y los pepinos tendr¨¢n que ser rectos; Bruselas prohibir¨¢ las tiendas de chucher¨ªas, las manzanas inglesas de m¨¢s de 55 mil¨ªmetros, la tradicional barra de pan ingl¨¦s, los quesos cheddar, cheshire y lancashire, la leche de soja, alimentar a los cisnes con mendrugos de pan, los dardos en los pubs y los autobuses de dos pisos; la informaci¨®n sobre productos que lleven frutos secos tendr¨¢ que escribirse en lat¨ªn; las botellas cuadradas de ginebra tendr¨¢n que ser redondas; el marisco que sea transportado m¨¢s de 50 kil¨®metros deber¨¢ tener paradas de descanso y duchas refrescantes; Bruselas va a imponer una talla ¨²nica de condones inferior a la media requerida por los varones ingleses; se unificar¨¢n los d¨ªas festivos; los m¨¦dicos no podr¨¢n atender urgencias de noche en las islas del norte de Escocia; los camioneros no podr¨¢n llevar gafas...
A juicio del liberal-dem¨®crata lord Wallace de Saltaire, uno de los problemas es que los brit¨¢nicos no analizan con el mismo rasero las relaciones con EE UU y las relaciones con Europa: "Creemos que los americanos no son una amenaza y los europeos s¨ª".
La excepci¨®n brit¨¢nica
- Winston Churchill (1944): "Cada vez que tengamos que escoger entre Europa y el mar abierto, deber¨ªamos escoger el mar abierto"
- Winston Churchill (1946): "Estamos con Europa, pero no en ella. Estamos ligados, pero no comprometidos"
- Margaret Thatcher (2002): Durante toda mi vida, la mayor¨ªa de los problemas del mundo han venido de una forma u otra de la Europa continental, y las soluciones, de fuera del continente"
- Tony Blair (2007): "Si hay algo que hemos aprendido en los ¨²ltimos 50 a?os, es que Europa s¨®lo puede ser cada vez m¨¢s importante para nosotros"
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