La selva del arte
En Belo Horizonte, Brasil, hay un lugar paradisiaco donde un fabuloso jard¨ªn tropical enmarca el arte contempor¨¢neo
Inhotim conserva el arte en su estado m¨¢s salvaje. Y m¨¢s civilizado. Es un lugar en el que se integra la naturaleza en toda su fuerza con el arte contempor¨¢neo en sus expresiones m¨¢s extremas. Situado en Brumadinho, a 60 kil¨®metros de Belo Horizonte (capital del estado de Minas Gerais, Brasil), es un inmenso territorio de selva atl¨¢ntica tropical de 2.100 hect¨¢reas, de las que 35 son de jardines bot¨¢nicos dise?ados originalmente por el paisajista Roberto Burle Marx. El parque ambiental est¨¢ dedicado a la preservaci¨®n de la flora tropical atl¨¢ntica y del Cerrado (sabana brasile?a) y al rescate y mantenimiento de especies aut¨®ctonas, as¨ª como de colecciones de plantas tropicales de otras partes del mundo, a las que se aplica t¨¦cnicas de mantenimiento sostenibles. Hay tambi¨¦n cuatro lagos artificiales que suman otras 35 hect¨¢reas. En el parque se cultivan 1.800 especies bot¨¢nicas.
Inaugurado en 2004, en octubre de 2006 se abri¨® al p¨²blico con las infraestructuras completas. El hacedor de todo esto se llama Bernardo Paz (Minas Gerais, 1949), que empez¨® a coleccionar arte contempor¨¢neo a mediados de los a?os ochenta. S¨®lo le interesa el arte realizado a partir de 1960. Su colecci¨®n actual est¨¢ compuesta de unas 350 obras, de las que se exponen cerca de 80. Desde un principio quiso algo distinto a los habituales jardines con esculturas, aunque tambi¨¦n las hay en el recorrido. Bernardo Paz siempre intent¨® conocer a los artistas a los que compraba obra. Los invitaba a su propiedad, discut¨ªa el emplazamiento y finalmente se sinti¨® tentado a "producir" obras que transformaran el espacio. La idea que dio fruto fue la de integrar su amor al arte en combinaci¨®n con su otra gran pasi¨®n, la bot¨¢nica. Paz encarg¨® a varios arquitectos que dise?aran pabellones a la medida de algunas de las obras, entre ellos Paulo Orsini y, m¨¢s recientemente, Rodrigo Servinho Lopes. Hasta ahora hay nueve, cada una de cerca de mil metros cuadrados, de las que dos exhiben de forma permanente obras de Tunga y Cildo Meireles. Ahora est¨¢n a punto de inaugurar dos m¨¢s, la de la brasile?a Adriana Varej?o y la de la colombiana Doris Salcedo. Est¨¢n ya en marcha los proyectos espec¨ªficos para Inhotim de los artistas Doug Aitken, Matthew Barney, Rivane Neuenschwander, Pipilotti Rist y Carrol Durham. Para 2009 se abrir¨¢ un espacio para el fot¨®grafo Miguel Rio Branco.
"El arte es un medio, el fin es social. El prop¨®sito de todo esto es dar cultura. La gente disfruta y aprende. La mayor¨ªa viene a ver los jardines pero al encontrarse con el arte contempor¨¢neo, les permite acceder a un mundo que no conocen", comenta Bernardo Paz, a quien se le concede este a?o en Arco el premio al coleccionismo. Un galard¨®n que le incomoda hasta cierto punto. "Suena a algo muy elitista. Nuestro proyecto en Inhotim es sobre todo educativo", afirma. Su preferencia por el arte contempor¨¢neo es radical. "El arte del periodo moderno est¨¢ hecho para colgarlo en las paredes. Fue interesante s¨®lo a principios del siglo XX, cuando se rompi¨® con el arte cl¨¢sico, despu¨¦s ya no. Ese tipo de coleccionismo es para los que viven del pasado. Pienso que para que la gente se acerque al arte debe haber interacci¨®n". S¨®lo salva al Picasso hist¨®rico (el del Guernica) y a Gaud¨ª. "Me interesa la relaci¨®n con el artista vivo. Entender el proceso de su trabajo", dice.
Los pabellones de exposici¨®n temporal albergan esculturas, instalaciones, v¨ªdeos, pinturas y fotograf¨ªas, como la sobrecogedora instalaci¨®n sonora de Janet Cardiff Forty part motet, con 40 canales de audio para las voces individuales del coro de la catedral de Salysbury. Tambi¨¦n hay pinturas de Albert Oehlen, piezas de Paul McCarthy, o fotograf¨ªas de Larry Clark -con sus famosas series Teenage Lust (1983) y Tulsa (1972)-.
Los artistas brasile?os tienen una gran presencia en la colecci¨®n, entre ellos Waltercio Caldas, Laura Lima, Jos¨¦ Damasceno e incluso la recreaci¨®n de una revolucionaria instalaci¨®n en su momento de H¨¦lio Oiticica junto con el cineasta Neville D'Almeida, Cosmococa 5-Hendrix War (1973), que consiste en una gran sala con hamacas cruzadas por todo el espacio con proyecciones y m¨²sica de Jimi Hendrix en las paredes. Tambi¨¦n hay esculturas en los jardines, como un igl¨² de Olafur Eliasson dentro del cual hay un chorro continuo de agua paralizado por el efecto de una luz estrobosc¨®pica.
La galer¨ªa Cildo Meireles es una de las m¨¢s impactantes. A la instalaci¨®n Desvio para o vermelho hay que entrar descalzo. Es una habitaci¨®n amueblada con todos los elementos en rojo, la mayor¨ªa realizados a su vez por otros artistas. En la otra gran sala la instalaci¨®n Atrav¨¦s crea un espacio con suelo de cristales rotos y todo tipo de vallas, rejas y alambradas.
Adriana Varej?o, una de las m¨¢s internacionales artistas brasile?as, casada con Bernardo Paz, ha estado trabajando sin descanso en el enorme pabell¨®n que inaugurar¨¢ en marzo. Una de las salas est¨¢ recubierta en sus tres muros por su recreaci¨®n pict¨®rica de azulejos de las iglesias barrocas. "Trabajo en una l¨ªnea conceptual-hist¨®rica", explica. Desde que se concibi¨® el proyecto ha trabajado muy estrechamente con el arquitecto para que la obra quede integrada perfectamente en el edificio.
Inhotim surgi¨® de las largas conversaciones en ese mismo lugar de Bernardo Paz con el c¨¦lebre paisajista brasile?o Roberto Burle Marx (1909-1994). So?aban despiertos hasta que Paz -perteneciente a una familia acaudalada, due?a de minas en la regi¨®n- tom¨® la determinaci¨®n de hacerlo por su cuenta. "En un pa¨ªs de tanta pobreza es dif¨ªcil que el Gobierno o las instituciones entiendan un proyecto como ¨¦ste. Pero una vez que lo han visto realizado han empezado a interesarse y ahora ya se pueden sumar", explica.
En Inhotim todo parece previsto. Hay parag¨¹eros en varios puntos a lo largo del paseo, para que los usen, y los deje el p¨²blico si se ven sorprendidos por los s¨²bitos chubascos tropicales. Varios restaurantes y cafeter¨ªas de distintos precios y categor¨ªas (pocos, los indispensables), servicios, bancos y tumbonas para detenerse y aspirar el aire limp¨ªsimo de este parque de ensue?o y observar tranquilamente los ¨¢rboles, plantas y aves alrededor. Medio centenar de jardineros se esfuerzan por mantener todo impecable, sin una hoja seca o una brizna o ramas crecidas donde no corresponde. Es un lugar que apacigua, exalta, sorprende y satisface. Uno de esos sitios para los que vale la pena cruzar medio mundo. -
www.inhotim.org.br
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