Voto emigrante
La semana pasada, el Consello da Cultura Galega organiz¨® un seminario sobre el voto en el extranjero. La iniciativa, que corri¨® a cargo de Xos¨¦ Manoel N¨²?ez Seixas y Anxo Lugilde, bien apoyados por Ram¨®n Villares, resulta muy oportuna. Adem¨¢s, demuestra que el Consello puede ser no s¨®lo referencia para el mundo de la cultura gallega en el sentido que se le suele dar a este concepto, sino tambi¨¦n punto de encuentro de historiadores y cient¨ªficos sociales en pos del an¨¢lisis de dilemas a los que se enfrenta hoy la sociedad gallega.
De lo que all¨ª se expuso y de la lectura de los correspondientes papeles, se llega a la conclusi¨®n de que hay tantas soluciones como pa¨ªses en el mundo que contemplan este derecho. Y que la discusi¨®n sobre el voto emigrante es un t¨®pico que va a incrementar su relevancia por la confluencia de dos tendencias imparables: la globalizaci¨®n y la democratizaci¨®n. La primera genera flujos migratorios de trabajadores por encima de fronteras nacionales, ensanchando por ello la base de potenciales electores lejanos. La segunda presiona para la ampliaci¨®n de este derecho a pa¨ªses que no lo contemplan o aquellos otros que lo hacen de forma cicatera.
Es dif¨ªcil de comprender que vote el nieto de un emigrante gallego y no un argelino que vive aqu¨ª
Dicho lo anterior, en la actualidad existen pocos ejemplos como el gallego en t¨¦rminos de relevancia sustantiva del voto emigrante. A ello contribuyen varios factores. En primer lugar, una legislaci¨®n electoral de las m¨¢s inclusivas del mundo, que incluso permite votar a descendientes de espa?oles en todo tipo de consultas. En segundo lugar, un volumen de emigrantes significativo y muy por encima de la media espa?ola. Galicia es, con diferencia, la comunidad aut¨®noma con mayores valores absolutos y relativos en el llamado censo de residentes ausentes. En tercer lugar, el voto de los residentes ausentes est¨¢ sujeto a menores exigencias legales y facilita fen¨®menos paranormales como el sufragio desde el m¨¢s all¨¢. En cuarto lugar, en Espa?a no se contempla la existencia de circunscripciones particulares para los votantes en el extranjero. Eso hace que en Galicia el voto emigrante pueda llegar a decidir (al menos) el ¨²ltimo esca?o en las cuatro provincias. Por ¨²ltimo, el hecho de que los m¨¢rgenes en los que nos hemos movido en las ¨²ltimas consultas auton¨®micas convierte en relevantes a todos los votos.
Es cierto que los gallegos estamos atados por la legislaci¨®n estatal y que, como ocurre con otras cosas, el resto de Espa?a no tiene el mismo inter¨¦s y urgencia en afrontar el asunto. Pero s¨ª creo que las fuerzas pol¨ªticas con representaci¨®n en el H¨®rreo deber¨ªan ser capaces de ponerse de acuerdo sobre unos principios para plantear en Madrid. Bien es verdad, como demuestra la hemeroteca manejada por Anxo Lugilde, que las posiciones de los partidos tienden a moverse al comp¨¢s de los resultados electorales; evidencia emp¨ªrica de que la hip¨®tesis de uso electoralista de recursos p¨²blicos no es descartable. Pero la cuesti¨®n merece un esfuerzo.
Algunas sugerencias para ese debate. Primero, plantearlo desde una definici¨®n plausible del concepto de ciudadan¨ªa, que no colisione frontalmente con todo lo que fil¨®sofos pol¨ªticos, economistas, o juristas han escrito al respecto. Personalmente, encuentro dif¨ªcil de comprender que vote el nieto argentino de un gallego y no lo haga el argelino que lleva viviendo diez a?os aqu¨ª, paga impuestos, habla gallego, lleva a sus hijos a los colegios p¨²blicos y utiliza el autob¨²s. Las comparaciones internacionales muestran que lo normal no es esto. En segundo lugar, las urnas son un invento maravilloso. Y m¨¢s robustas a los mencionados fen¨®menos paranormales. En tercer lugar, la circunscripci¨®n especial para los emigrantes da m¨¢s transparencia al proceso y permite recoger mejor los intereses de quienes residen fuera. Es verdad que un esca?o escogido por estos puede decantar una elecci¨®n en la que haya empate (a 37 con el n¨²mero actual en el Parlamento gallego). Pero al menos evitamos andar pendientes de las cuatro provincias la noche electoral.
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