"Hay resistencia a la ordenaci¨®n urban¨ªstica, se ve como una traba"
A Manuel Gonz¨¢lez Fustegueras (50 a?os) parece que le va la marcha. El redactor del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana (PGOU) de Sevilla tiene encomendados planes tan conflictivos como los de Marbella, Chiclana, Barbate y Ronda, o el territorial (POT) de la aglomeraci¨®n urbana de M¨¢laga. "Yo me dedico a la planificaci¨®n y uno no puede eludir ning¨²n tipo de toro, hay que lidiar tambi¨¦n los morlacos", dice con naturalidad. Territorio y Ciudad, el estudio que dirige este arquitecto sevillano afincado en Jerez, cuenta con 32 trabajadores y varios equipos de colaboradores que actualmente trabajan en 18 planes. Gonz¨¢lez Fustegueras, que pese a haber sido cuatro a?os diputado auton¨®mico con el PA (1990-94) y ocho concejal de Jerez nunca se ha considerado un pol¨ªtico, niega ser el urbanista favorito de la Junta y asegura que hay muy pocos equipos dedicados espec¨ªficamente a la ordenaci¨®n. "Trabajamos con todo tipo de ayuntamientos y normalmente los planes se ganan por concurso", afirma.
"Los cambios normativos han provocado algo de desconcierto"
"No soy partidario de fijar l¨ªmites al crecimiento en una norma ¨²nica"
"La soluci¨®n m¨¢s justa y razonable para Marbella son las compensaciones"
Pregunta. ?Qu¨¦ diagn¨®stico hace de la planificaci¨®n urban¨ªstica en Andaluc¨ªa?
Respuesta. Las ciudades son todas distintas, cada una tiene sus peculiaridades y s¨®lo es modelo de s¨ª misma. Ahora bien, s¨ª puede advertirse que hay una falta de confianza en el urbanismo. Hay una cierta resistencia porque se ve la ordenaci¨®n urban¨ªstica como una traba para hacer cosas. No se valoran suficientemente las capacidades que tiene hacer una buena ordenaci¨®n incluso para la econom¨ªa. Hay cierto descre¨ªmiento en general en la clase pol¨ªtica hacia la planificaci¨®n.
P. ?Comparte con algunos de sus colegas que hay un galimat¨ªas normativo?
R. Ha habido lo que pod¨ªamos llamar una d¨¦cada efervescente, y adem¨¢s con normas que ten¨ªan muy poco plazo en vigor. La LOUA, por ejemplo, se ha reformado antes de ver cu¨¢l era su verdadera raz¨®n de ser porque no hubo adaptaciones de los planes; o la Ley de Medidas de Vivienda Protegida y Suelo y el POTA. Eso ha provocado cierto desconcierto, porque se han empezado planes con una normativa que se ha cambiado en medio del procedimiento, no ha habido transitoriedad. Pero tambi¨¦n hay que decir que en general la normativa ha avanzado en determinados principios, con independencia de que haya habido errores.
P. ?Cu¨¢les son esos avances?
R. Hay una apuesta importante por la ciudad compacta, empieza a ser necesario que los planes contemplen los temas de movilidad que tradicionalmente han estado ajenos a la planificaci¨®n urban¨ªstica, la protecci¨®n ambiental, las necesidades de suelo para vivienda protegida, la mixtura de usos. Son avances importantes que entroncan con las pol¨ªticas territoriales europeas.
P. ?Le parece adecuado fijar l¨ªmite num¨¦rico al crecimiento?
R. No me parece una buena medida. Las ciudades crecen o decrecen y los planes tienen que hacer las proyecciones en cada caso. Los l¨ªmites provocan problemas en municipios que est¨¢n a media entre tur¨ªsticos y residenciales o en otros que no han crecido hasta ahora pero que las nuevas condiciones de contorno los pueden hacer crecer con porcentajes mayores. Sobre todo no soy partidario de poner l¨ªmites en una ley o en una norma, s¨ª me parecer¨ªa razonable que los planes subregionales de ordenaci¨®n pudieran establecer normas de crecimiento que no tendr¨ªan por qu¨¦ ser igual siquiera para todos los municipios.
P. ?Por qu¨¦ los planes territoriales (POT) levantan tantos recelos de todo color pol¨ªtico?
R. Son instrumentos nuevos y los ayuntamientos los ven como una invasi¨®n de sus competencias. Hay ayuntamientos que los han entendido como una represi¨®n a su posibilidad de decidir, y sin embargo las compensaciones que pod¨ªan tener, como las inversiones en dotaciones, tardan en llegar. Pero tengo la sensaci¨®n de que ya son demandados incluso por los sectores econ¨®micos y la sociedad en general. En M¨¢laga se ha planificado el territorio por los planes municipales y por las pol¨ªticas sectoriales, pero eso no puede seguir as¨ª porque entonces construimos un territorio que no va a responder a las demandas de los ciudadanos. Desde las pol¨ªticas sectoriales tampoco se est¨¢ de acuerdo con la ordenaci¨®n territorial porque tambi¨¦n las disciplina.
P. Las ilegalidades han sido t¨®nica com¨²n en ciudades en las que trabaja, como Marbella, Chiclana o Barbate.
R. No podemos comparar Marbella con el resto de los sitios. En el resto se ha construido de forma ilegal sin licencia, se ha ocupado el territorio, ha podido haber dejaci¨®n incluso en el convencimiento de que era bueno econ¨®micamente. En Marbella los gobiernos GIL fueron parte activa de la ilegalidad con las licencias y con repercusiones para el Ayuntamiento. Cada ciudad es distinta, yo siempre digo que Chiclana es producto de la crisis de Astilleros, era un territorio microparcelado y se vendieron muchas parcelas con los dineros de las jubilaciones anticipadas. En Carmona era la ilusi¨®n de las viviendas jard¨ªn... Se han producido fen¨®menos indeseables que ahora hay que abordar y es lo que est¨¢n haciendo los planes, y sobre todo intentar que no se vuelvan a repetir. Y para eso son necesarias dos cosas, planificaci¨®n adecuada acorde a las necesidades de la gente y disciplina, cuando esos fen¨®menos se convierten en masivos son muy dif¨ªciles de frenar, hay que atajarlos desde el principio.
P. En el caso de Marbella, ?no hay otra salida que la normalizaci¨®n con el sistema de compensaciones que ha propuesto?
R. Es lo m¨¢s razonable. Es un fen¨®meno que afecta a mucha gente, 18.000 viviendas. Lo que no puede es pagarlo la ciudad, a la que hay que reequipar porque esas construcciones han producido una p¨¦rdida de equipamientos. Nos parece que es la soluci¨®n m¨¢s justa porque va a servir para poner en situaci¨®n regular a muchas construcciones ilegales sobre las que pesa la espada de Damocles de una demolici¨®n, las ¨²ltimas sentencias judiciales dicen que se paralizan mientras la regularizaci¨®n prevista en el PGOU alcanza la aprobaci¨®n definitiva, si no pueden ser demolidas. Un plan no puede legalizar por legalizar, tiene que dibujar una ciudad coherente y si en ese modelo encajan las construcciones, se pueden legalizar, y si no encajan, no.
P. ?El turismo ha sido pernicioso para la ordenaci¨®n?
R. No siempre ha sido as¨ª. El turismo hay que saber aprovecharlo, cuando se ha desmadrado se ha producido el desorden y no se ha sabido acotar. El turismo va a seguir siendo motor importante, pero los paradigmas del turismo han cambiado, lo que la demanda tur¨ªstica valora ahora es otra cosa de lo que valoraba hace 25 a?os y si no lo entendemos nos quedaremos atr¨¢s y habr¨¢ otros territorios que compitan mejor.
P. ?La recesi¨®n en la construcci¨®n va a venir bien para la planificaci¨®n urban¨ªstica?
R. Siempre ha ocurrido as¨ª, con la recesi¨®n econ¨®mica se atemperan las cosas, las presiones son menores y se trabaja m¨¢s relajado. Los tiempos en la producci¨®n de ciudad tambi¨¦n son importantes y producir mucho en poco tiempo no es bueno.
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