Pa?uelo en Turqu¨ªa
Su uso en la universidad es comprensible: pone fin a una anomal¨ªa en la Europa democr¨¢tica
Turqu¨ªa era el ¨²nico pa¨ªs del Consejo de Europa que no permit¨ªa a sus ciudadanas llevar el pa?uelo isl¨¢mico en las universidades. Esta prohibici¨®n fue establecida en 1980, en el contexto de la interpretaci¨®n militar de la laicizaci¨®n impuesta por la revoluci¨®n de Atat¨¹rk en un pa¨ªs de mayor¨ªa musulmana. En la actual etapa, hab¨ªa dejado de tener sentido y mermaba la libertad religiosa y las posibilidades educativas de muchas mujeres.
Eran numerosas las hijas de familias medias musulmanas que, debido a la prohibici¨®n, iban a estudiar al extranjero (como las dos hijas del actual primer ministro Erdogan) o acud¨ªan a las aulas con pelucas para tapar el pa?uelo. La esposa del actual presidente de la Rep¨²blica, Abdul¨¢ G¨¹l, no estudi¨® en la universidad debido precisamente a esta prohibici¨®n.
La modificaci¨®n de la Constituci¨®n que dictaron los militares en 1980 ha sido posible gracias a los votos en el Parlamento del Partido de la Justicia y el Desarrollo (APK) de Erdogan, que arroll¨® en las ¨²ltimas elecciones, al que ha apoyado un peque?o partido ultranacionalista. El APK, conservador de ra¨ªces islamistas, ten¨ªa que hacer un gui?o a su electorado. Pero a nadie se le esconde que esta autorizaci¨®n puede ser un primer paso, un avance m¨¢s de la ola verde en el mundo, aunque el pa?uelo entre las universitarias turcas se hab¨ªa convertido m¨¢s en un signo de identidad que de sumisi¨®n al hombre. En realidad, es un gesto m¨ªnimo. No se autoriza llevar la cara tapada, y sigue vigente la prohibici¨®n para profesoras y en los ¨¢mbitos p¨²blicos del Estado, como en el Parlamento, lo que en su d¨ªa aval¨® el Tribunal de Estrasburgo.
La autorizaci¨®n del pa?uelo en las universidades es comprensible. M¨¢s discutible ser¨ªa si se aplicara a menores en los colegios (lo que est¨¢ prohibido en Francia, por ejemplo). Las universitarias suelen ser mayores de edad, capacitadas para decidir por s¨ª mismas y no s¨®lo responder a presiones familiares. Pero, en el fondo, Turqu¨ªa rompe as¨ª una anomal¨ªa, preservando el principio del Estado laico.
La batalla de los laicistas sigue y podr¨ªa acabar ante el Tribunal Constitucional. Lo que s¨ª ha quedado demostrado es que los militares kemalistas han perdido capacidad para imponer su voluntad a los gobernantes salidos de elecciones democr¨¢ticas. Era tambi¨¦n otra anomal¨ªa.
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