Europa se instala en el espacio
El 'Columbus' acaba con la hegemon¨ªa de EE UU y Rusia en la base internacional
A primera hora de la tarde de ayer, el astronauta franc¨¦s Leopold Eyharts, como representante oficial de la Agencia Europea del Espacio (ESA), abri¨® la escotilla de acceso al m¨®dulo Columbus que dos colegas de la tripulaci¨®n hab¨ªan terminado de conectar durante un paseo espacial el d¨ªa anterior a la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS). Eyharts entr¨® con la comandante Peggy Wilson e inspeccion¨® el interior del nuevo laboratorio para comprobar si hab¨ªa alg¨²n desperfecto peligroso. Poco despu¨¦s el m¨®dulo, que hab¨ªa sido puesto en su sitio por el brazo rob¨®tico de la estaci¨®n qued¨® abierto al resto de los astronautas que est¨¢n actualmente en la ISS (10).
El discutido programa espacial ha costado 100.000 millones de euros
M¨¢s que el propio laboratorio importa la experiencia de la vida en el espacio
Siete empresas espa?olas han participado en el proyecto
Columbus no s¨®lo es una nueva dependencia que ampl¨ªa la base orbital internacional, sino que es un m¨®dulo europeo, el primero -y el ¨²nico hasta que llegue, dentro de unos meses, el Kibo japon¨¦s-, que no pertenece a Estados Unidos o a Rusia. Para la ESA, que nunca ha tenido una instalaci¨®n tripulada permanente en el espacio, es todo un hito que le ha costado 880 millones de euros, pagados, fundamentalmente, por Alemania (51%), Italia (23%) y Francia (18%).
"La inspecci¨®n visual es positiva; no se aprecian residuos ni condensaci¨®n y parece que el aire es de buena calidad", fueron las primeras palabras de Eyharts ayer, al asomarse al laboratorio. Iba vestido con pantal¨®n corto azul, polo rojo y calcetines blancos -?qui¨¦n necesita zapatos cuando est¨¢ flotando en microgravedad?-. El tambi¨¦n nuevo centro de control de Columbus (cerca de M¨²nich, Alemania) estuvo en todo momento pendiente de las operaciones, que se desarrollaban a unos 380 kil¨®metros de altura sobre la superficie terrestre, en la estaci¨®n, que da una vuelta completa a la Tierra cada hora y media.
Doce d¨ªas va a durar la actual misi¨®n del transbordador Atlantis, que ha llevado el Columbus a la ISS y cuya tripulaci¨®n tiene encomendada la tarea de activarlo y ponerlo en funcionamiento. Eyharts empezar¨¢ enseguida a realizar experimentos.
Para los defensores de la base orbital empieza una fase emocionante que han esperado durante a?os; mientras tanto, los cr¨ªticos observan con bastante indiferencia este programa internacional que, con un coste de unos 100.000 millones de euros, es uno de los m¨¢s ambiciosos jam¨¢s emprendidos.
"Es muy importante para Europa tener un laboratorio permanente all¨¢ arriba, pero Columbus es m¨¢s que un laboratorio cient¨ªfico, es un banco tecnol¨®gico que proporcionar¨¢ a Europa experiencia de vida en el espacio", ha explicado Martin Zell, responsable de investigaci¨®n en microgravedad de la ESA.
Columbus se configur¨® hace m¨¢s de 20 a?os, cuando EE UU y Rusia debat¨ªan y redise?aban una y otra vez una futura estaci¨®n espacial que sustituir¨ªa a la c¨¦lebre Mir rusa y que contar¨ªa con la participaci¨®n de las dem¨¢s potencias espaciales, sobre todo Europa, Jap¨®n y Canad¨¢. La ESA plane¨® tres grandes aportaciones: el m¨®dulo Columbus, la nave autom¨¢tica de transporte ATV (cuyo primer lanzamiento est¨¢ previsto para el pr¨®ximo 7 de marzo) y el peque?o transbordador espacial Hermes, que lideraba Francia y que acab¨® cancel¨¢ndose.
El m¨®dulo europeo recibi¨® luz verde oficial en 1995 (deb¨ªa estar listo en 2002) como un programa opcional para los pa¨ªses miembros de la ESA, es decir, una iniciativa en la que cada uno decide si quiere participar y con qu¨¦ financiaci¨®n. Espa?a se apunt¨® con una muy modesta aportaci¨®n algo inferior al 3%, considerando que el Columbus tendr¨ªa menos equipos de alta tecnolog¨ªa que otros programas de la ESA interesantes para la industria espa?ola. Adem¨¢s, se consider¨® que la utilizaci¨®n cient¨ªfica por parte de los investigadores espa?oles ser¨ªa limitada. Siete empresas espa?olas han trabajado en el m¨®dulo con contratos por un valor total de 28 millones de euros.
La primera tanda de experimentos a realizar ahora en el Columbus se seleccion¨® entre 1996 y 2001, informa la ESA. La segunda convocatoria, en 2004, recibi¨® 159 propuestas y se eligieron 126 por su calidad, inter¨¦s y viabilidad. "La distribuci¨®n de los experimentos se hace en base a su contenido cient¨ªfico y a sus requisitos operacionales, sin una distribuci¨®n basada en la nacionalidad de los investigadores", explica el cient¨ªfico de misi¨®n Eric Istasse, de la ESA.
Quienes quieren ensayar procesos f¨ªsicos en condiciones de microgravedad, estudiar desarrollos biol¨®gicos o nuevos materiales, defienden las enormes capacidades que de la ISS y del Columbus. Para otros investigadores, el alto coste del programa no justifica los resultados esperados.
A diferencia de la ESA que mantiene abierto todo el abanico de investigaciones posibles en el espacio, la NASA ha reenfocado su programa en la estaci¨®n hacia el estudio de las condiciones de vida en el espacio, orientando el esfuerzo hacia futuros viajes a la Luna y, tal vez, a Marte dentro de 25 o 30 a?os.
Desde luego, la ISS es un paso imprescindible para quienes tienen una visi¨®n de la exploraci¨®n espacial en la que la presencia humana es clave desde el principio. En lo que casi todos los expertos espaciales est¨¢n de acuerdo es en el inter¨¦s tecnol¨®gico de la estaci¨®n y en su papel como plataforma de cooperaci¨®n al aglutinar los esfuerzos internacionales despu¨¦s de la guerra fr¨ªa.
La idea de regresar a la Luna anunciada por el presidente Bush pill¨® a la NASA en un momento dif¨ªcil de la ISS, tras el accidente del Columbia (2003), que paraliz¨® los vuelos de los transbordadores durante tres a?os y oblig¨® a poner una fecha de caducidad (2010) a estas naves tan complejas. Quedan menos de cuatro a?os para terminar el montaje en ¨®rbita de la estaci¨®n. Despu¨¦s habr¨¢ un periodo an¨®malo para los astronautas de la NASA, que no tendr¨¢ sus nuevos veh¨ªculos espaciales hasta 2015. Durante cinco a?os, s¨®lo podr¨¢n ir y volver a la estaci¨®n en las naves rusas Soyuz y quiz¨¢s en las europeas ATV.
Eyharts, que se quedar¨¢ en la ISS, y su colega alem¨¢n Hans Schlegelstienen previstos dos nuevos paseos espaciales para acabar de montar el nuevo m¨®dulo.
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