Cuando el horror tambi¨¦n conmueve
El director Philippe Claudel triunfa con 'Hace tanto tiempo que te quiero'
Resulta sorprendente la ausencia este a?o en la Berlinale de pel¨ªculas cuya ritual tem¨¢tica hable parcial o exclusivamente del Holocausto, ya que existe ancestralmente en este pa¨ªs una necesaria mala conciencia que se manifiesta en la continua rememorizaci¨®n de aquel espanto. Tampoco existen en esta edici¨®n argumentos centrados en el universo homosexual, tema al que el Festival de Berl¨ªn siempre ha dado exhaustivo y vocacional cobijo en su selecci¨®n. Independientemente de que esos argumentos estuvieran desarrollados con calidad art¨ªstica o carecieran de ella, siempre han gozado aqu¨ª de un mimo especial.
A cambio, en esta agotadora Berlinale ya hemos visto como cinco o seis pel¨ªculas que abordan el secuestro y la violencia practicada con la infancia. Alguien del comit¨¦ de selecci¨®n debe de andar obsesionado con tema tan abominable. Por ello, cuando me han llegado noticias de que la pel¨ªcula francesa Hace tanto tiempo que te quiero tambi¨¦n se centraba en una mujer que sale de la c¨¢rcel en la que ha estado 15 a?os por haber matado a su peque?o hijo, me he echado a temblar. A estas fatigosas alturas del festival, lo ¨²ltimo que deseas es que te sigan machacando con tan repetido y sombr¨ªo argumento.
Todo en el papel de la fascinante Kristin Scott Thomas es intenso y misterioso
Pero al poco tiempo de comenzar lo que imagino temible, siento que esta historia no me va a agredir, sino a conmover, que el director Philippe Claudel posee tacto, sensibilidad y comprensi¨®n notables hacia esa mujer hundida que ha purgado en prisi¨®n su aparentemente monstruoso crimen y a la que una hermana le ofrece refugio f¨ªsico y ambiental pero tambi¨¦n o¨ªdos para su imborrable tragedia. Claudel logra que los espectadores comprendamos el calvario interior de esta mujer, que admiremos los ¨¦picos intentos de este cad¨¢ver ambulante por sobrevivir a la dur¨ªsima realidad del mundo exterior, que percibamos la complejidad que puede tener algo tan transparentemente injustificable e inhumano.
El director controla con inteligencia y capacidad de sugerencia un material escabroso que pod¨ªa caer f¨¢cilmente en el melodrama desaforado o en el esperpento llor¨®n. La evoluci¨®n de esta persona rota, acosada por el recuerdo y los insufribles fantasmas que imponen una decisi¨®n atroz e irreversible, su desesperada convicci¨®n de que va a ser rechazada social y sentimentalmente por cualquiera que descubra su pasado, est¨¢ descrito con cine del bueno, el que te hace compartir las sensaciones que atraviesa su tr¨¢gica protagonista.
Claudel construye su defensa del diablo, su explicaci¨®n de que a veces los horrores son m¨¢s profundos de lo que parecen, con la inestimable ayuda de esa fascinante se?ora y actriz inmejorable llamada Kristin Scott Thomas. Su creaci¨®n sutil, intensa, misteriosa, emocionante y veraz de esa persona condenada y acorralada est¨¢ m¨¢s all¨¢ del elogio, todo en ella es memorable.
La israel¨ª Retless, dirigida por Amos Kollek, tambi¨¦n habla de compulsivos reencuentros familiares, pero aqu¨ª me dar¨ªa igual que padre e hijo no llegaran nunca a momento tan trascendente. Todo es s¨®rdido, mon¨®tono, in¨²tilmente nihilista en las andanzas de un jud¨ªo emigrado a Nueva York que tiene aspiraciones po¨¦ticas, de ese imitador de Bukowski sin gracia y supuestamente transgresor que se desangra mentalmente, seduce a mujeres endurecidas sin que podamos comprender las razones, ejerce de buscavidas cochambroso y siente tormento ante el hijo que abandon¨® en Israel, convertido en tirador de ¨¦lite y especializado en asesinatos selectivos, que tambi¨¦n entra en crisis existencial al recordar la huida de su golfo y l¨ªrico padre. Retless pretende ser volc¨¢nica y naturalista, pero casi todo lo que cuenta es grotesco.
Babelia
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