Un precedente contra la limpieza ¨¦tnica
Ante la inminente declaraci¨®n de independencia de Kosovo, asistimos a una carrera para ver qui¨¦n dice m¨¢s alto y m¨¢s claro que el caso kosovar no constituye un precedente. Pero Kosovo es un precedente, o al menos deber¨ªa serlo, para todos aquellos Gobiernos (o grupos) que se planteen, desde el nacionalismo exacerbado, practicar la limpieza ¨¦tnica, violar masivamente los derechos humanos, amparar cr¨ªmenes de guerra o negarse a asumir responsabilidades por conflictos que hayan causado decenas de miles de muertos.
En contraste con lo ocurrido en otros lugares del globo (pi¨¦nsese en Darfur), EE UU y la Uni¨®n Europea estuvieron a la altura de las circunstancias en Kosovo. Que aquellos que sistem¨¢ticamente ignoran las m¨¢s elementales normas de conducta democr¨¢tica, desprecian la legalidad internacional o violan los derechos de las minor¨ªas se refugien ahora en argumentos de derecho internacional, no deber¨ªa impresionarnos tanto. De la misma manera, que los kosovares no deseen formar parte de una Serbia donde los nacionalistas m¨¢s radicales todav¨ªa disfrutan de un enorme apoyo popular o en la que el general Mladic todav¨ªa encuentra refugio no debe causar extra?eza. Por ello, aunque sea evidente que la creaci¨®n de nuevos Estados no es la soluci¨®n para los problemas de convivencia, y por cierto que sea que Kosovo dif¨ªcilmente ser¨¢ viable sin una masiva ayuda internacional, la responsabilidad ¨²ltima de su independencia hay que buscarla en el nacionalismo serbio, no en las capitales europeas, ni tampoco en Washington.
La responsabilidad ¨²ltima de la independencia es del nacionalismo serbio
Extra?amente, ante una posici¨®n impecable, que deber¨ªa defenderse con firmeza, Gobierno (y oposici¨®n, por cierto, para que no se diga que no hay consenso en pol¨ªtica exterior) ofrecen un discurso dif¨ªcil de entender: por un lado, niegan vehementemente que Kosovo sea un precedente; pero por otro, en lugar de alinearse con los que sostienen que no lo es (Francia, Alemania, Reino Unido, etc¨¦tera) se sit¨²an al lado de aquellos (Grecia, Chipre, Malta y Eslovaquia) que sostienen que s¨ª lo es, poniendo en cuesti¨®n m¨¢s de una d¨¦cada de compromiso activo en los Balcanes. No es extra?o que el presidente Putin aproveche esta contradicci¨®n para incordiar a Espa?a en sus ruedas de prensa: "Cuando el r¨ªo suena, agua lleva", deben pensar en Mosc¨².
Una vez m¨¢s, Mosc¨², adem¨¢s de disfrutar con las divisiones de los europeos, refuerza su posici¨®n, mientras que la UE, en vez de defender con firmeza su pol¨ªtica, se enreda en sus propios matices. Para Espa?a, como para la propia UE, el problema no es la declaraci¨®n de independencia de Kosovo, que tiene capacidad de sobra para manejar, sino su incapacidad de actuar coordinadamente, que s¨ª que ser¨¢ vista como un precedente por Rusia, China o Sud¨¢n.
Jos¨¦ Ignacio Torreblanca es director de la oficina en Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. www.ecfr.eu.
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