La gallega que venci¨® en Suiza
La colonia espa?ola homenajea a la presidenta del Parlamento de Ginebra
Son d¨ªas de fiesta para la nutrida comunidad espa?ola de Suiza, que celebra la elecci¨®n a la presidencia del Gran Consejo (Parlamento) de Ginebra de la gallega Dolores Loly Bolay, "primera ciudadana del Cant¨®n", como ella misma se ocupa de recordar con un deje ir¨®nico. Nacida en Corme (A Coru?a), la persona que ocupa el m¨¢s alto puesto de la peque?a y rica rep¨²blica lleg¨® a Suiza a los 17 a?os huyendo de un destino de "hija de rojos" (su padre fue un maestro republicano represaliado). Ayer recibi¨® la visita de una representaci¨®n del Parlamento gallego encabezada por su presidenta, Dolores Villarino.
"Su ¨¦xito es la prueba palpable de que la integraci¨®n es posible y como ex emigrante me identifico mucho con ella", explic¨® en su discurso la vicepresidenta primera de la C¨¢mara gallega, Tereixa Paz. Un discurso que tuvo lugar en los venerables muros del Ayuntamiento de Ginebra, donde se encuentra igualmente la sede del Parlamento del Cant¨®n y Rep¨²blica desde la que Calvino lanz¨® la Reforma protestante. Fue una jornada cargada de actividades, que comenz¨® con una visita a la sede de las Naciones Unidas y un recorrido por sus laber¨ªnticos pasillos.
"Su ¨¦xito es una prueba palpable de que la integraci¨®n es posible"
La Mesa de la C¨¢mara gallega se ha sumado a la celebraci¨®n
"La elecci¨®n de Loly caus¨® cierta sorpresa en Galicia, pues Suiza no es exactamente percibida como un ejemplo de apertura", coment¨® Dolores Villarino. "Lo bueno en su caso es que se trata de alguien que est¨¢ realmente muy vinculado a Galicia y que habla la lengua, no como otras personalidades del extranjero que apenas pueden alegar lejanos antepasados gallegos".
La vicepresidente Tereixa Paz aprovech¨® para recordar que ella misma se educ¨® en Lucerna, como demostr¨® con su impecable suizo alem¨¢n. "Creo que me hubiera integrado bien de haberme quedado aqu¨ª", aventur¨® Paz. "Pero no hay que olvidar que en este pa¨ªs las mujeres no tuvieron derecho de voto hasta mediados los a?os 70". "?Y nosotros nos quejamos de tener una democracia joven!", apostill¨® Villarino con iron¨ªas.
El triunfo de Loly Bolay es un s¨ªmbolo del valor de una inmigraci¨®n (m¨¢s de 120.000 espa?oles, seg¨²n estad¨ªsticas oficiales) que ha sabido adaptarse y llegar con el tiempo a ocupar los m¨¢s altos puestos de la administraci¨®n, los negocios, las artes y la universidad. Muy atr¨¢s parecen haber quedado los tiempos en que inmigrante espa?ol era sin¨®nimo de trabajador no cualificado que hac¨ªa los trabajos m¨¢s penosos de Suiza.
Tras la visita a la ONU, Bolay mostr¨® el libro de visitas del Parlamento, en el que los visitantes descubrieron entre risas incr¨¦dulas las firmas de Reagan, Gorbachov, Miterrand o Juan Pablo II. Bolay tambi¨¦n ense?¨® a sus colegas de Santiago las salas del Parlamento y las tres mujeres se sentaron en los puestos reservados al presidente y los altos cargos mientras los miembros de la delegaci¨®n hac¨ªan fotos antes de la recepci¨®n en la que un grupo de miembros prominentes de la comunidad espa?ola de Ginebra ("casi todos gallegos", precis¨® Bolay con un gui?o) brindaron e intercambiaron regalos con la flamante presidenta.
A Bolay y Villarino les espera hoy una comida en el Centro de la Hermandad Gallega de Ginebra y la gran fiesta final: una comida para varios cientos de invitados en el emblem¨¢tico B?timent des Forces Motrices de Ginebra. Un edificio magn¨ªfico construido en pleno Lago L¨¦man y que en su ¨¦poca sirvi¨® como planta el¨¦ctrica de la ciudad. Entre tanto buen humor y parabienes, Villarino tuvo un momento para recordar que la integraci¨®n de Bolay deber¨ªa ser un ejemplo para Espa?a, "sobretodo en estos momentos en los que recibimos una inmigraci¨®n masiva, a la que no siempre sabemos recibir con los brazos abiertos", agreg¨®.
Antes de partir para la cena protocolaria, Villarino invit¨® a Bolay a visitar el Parlamento de Galicia. La presidenta de Ginebra le advirti¨® de que s¨®lo vuelve a Espa?a para pasar las vacaciones de agosto. Pero Villarino le replic¨®: "Pues de ser necesario, abriremos tu casa en agosto para que la pr¨®xima vez puedas ser nuestra invitada".
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