Clinton acusa a Obama de pregonar un mensaje vac¨ªo
"Los discursos no dan de comer ni pagan las medicinas", dice la senadora
Animada por encuestas que le pronostican un c¨®modo triunfo en las pr¨®ximas grandes citas electorales, Hillary Clinton trata de recuperar la iniciativa con una dura campa?a de descalificaci¨®n de Barack Obama, a quien intenta presentar como un mero demagogo que no merece la confianza de los ciudadanos.
George H. Bush apoyar¨¢ a McCain como candidato republicano
"Mi oponente pronuncia muchos discursos, algunos de ellos bonitos discursos, pero los discursos no dan de comer ni llenan el dep¨®sito de gasolina ni pagan las medicinas", dec¨ªa Clinton el jueves en Ohio, uno de los Estados que votan en el nuevo supermartes del 4 de marzo. "Ustedes deciden: ?quieren discursos o quieren soluciones?", repiti¨® Bill Clinton en Wisconsin, donde hay elecciones el pr¨®ximo martes.
Obama est¨¢ empezando a sentir el peso de ser el favorito. Una de las cargas de ese t¨ªtulo es la de soportar la presi¨®n de los medios de comunicaci¨®n. Decenas de art¨ªculos se preguntaban ayer si el mensaje del senador de Illinois, hermoso en su forma, contiene suficiente sustancia. "?Puede cumplir lo que promete?", "?puede mantener la coalici¨®n que le apoya hasta el final?", se preguntaban diferentes analistas. "Vende esperanza como el que vende agua del grifo embotellada", dec¨ªa Charles Krauthammer.
"No convencer¨¢ a los esforzados trabajadores de mi Estado s¨®lo con bonitas palabras", advert¨ªa un ex gobernador de Ohio. Las encuestas recientes parecen darle la raz¨®n. Clinton est¨¢ delante de Obama por unos 16 puntos en Ohio. Algo similar ocurre en Tejas (m¨¢s de 15 puntos), donde tambi¨¦n se vota el d¨ªa 4, y en Pensilvania (cerca de 20 puntos).
Barack Obama ha avanzado sobre una ola de popularidad sin precedentes en la memoria reciente de EE UU. No es un candidato, es un fen¨®meno nacional. Pero todas las olas, por grandes que sean, se estrellan alg¨²n d¨ªa sobre la costa. Es posible que ese d¨ªa sea el 4 de marzo.
Pero es posible que no. Obama no s¨®lo recibi¨® ayer m¨²ltiples llamadas de atenci¨®n. Tambi¨¦n hubo buenas noticias. John Lewis, un congresista negro, veterano de la lucha por los derechos civiles y aliado de Clinton desde el comienzo de la campa?a, anunci¨® que se pasa al lado de Obama.
Adem¨¢s de lo que sirve en s¨ª mismo, este gesto puede influir en el criterio de otros congresistas negros, valiosos, adem¨¢s, por su condici¨®n de superdelegados. Ese t¨¦rmino se aplica a los cerca de 800 delegados que participar¨¢n en la convenci¨®n sin haber sido elegidos en las urnas. Ostentan la condici¨®n de superdelegados todos los cargos electos dem¨®cratas, as¨ª como l¨ªderes sindicales y otras figuras notables elegidas por la direcci¨®n del partido. Sus votos, que podr¨ªan acabar decidiendo la candidatura, est¨¢n libres de cualquier compromiso y pueden cambiar hasta el momento mismo de levantar la mano en la convenci¨®n. La decisi¨®n de Lewis puede tener, por tanto, un efecto pr¨¢ctico a favor de Obama. Pero tiene, sobre todo, un efecto pol¨ªtico: incrementa la credibilidad de su candidatura en un momento decisivo de la carrera.
[El ex presidente y padre del actual inquilino de la Casa Blanca, George H. Bush, anunciar¨¢ la pr¨®xima semana su apoyo a John McCain como candidato republicano, seg¨²n varios medios estadounidenses.]
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