"Somos un reflejo del coste humano de la lucha que llevan a cabo los cubanos"
Los cuatro disidentes llegan a Madrid y aseguran que no olvidan a los dem¨¢s
En sus caras, la alegr¨ªa por volver a ser libres y por llegar a Espa?a gan¨® la batalla al cansancio de casi cinco a?os de cautiverio y m¨¢s de ocho horas de viaje desde La Habana hasta la base madrile?a de Torrej¨®n, adonde llegaron ayer en un avi¨®n del Ej¨¦rcito espa?ol a las tres de la tarde acompa?ados de 13 familiares.
"Fidel Castro sigue ah¨ª, es un fantasma pol¨ªtico que dirige el pa¨ªs"
Jos¨¦ Gabriel Ram¨®n Castillo, Omar Pernet Hern¨¢ndez, Alejandro Gonz¨¢lez y Pedro Pablo ?lvarez, cuatro de los disidentes cubanos miembros del Grupo de los 75 que dieron con sus huesos en prisi¨®n hace cuatro a?os y 11 meses y fueron liberados el pasado s¨¢bado, ocuparon la tarde atendiendo llamadas y concediendo entrevistas. Ni un segundo de respiro; pero felices de gozar de sus primeras horas en libertad y agradecidos por la mediaci¨®n del Gobierno espa?ol.
Sus experiencias en prisi¨®n parecen sacadas de otro siglo: torturas, incomunicaci¨®n, aislamiento, hambre y fr¨ªo... La lucha, aseguran, por lograr la democracia en Cuba no termina con su salida de la isla, una experiencia que definen como desgarradora, sino que est¨¢n decididos a seguir trabajando desde Espa?a con ese objetivo. Cayeron enfermos en las celdas oscuras y diminutas de c¨¢rceles de su pa¨ªs.
Acompa?ados por dos representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y de un nutrido grupo de sanitarios de Cruz Roja, cada cual va desgranando la historia de su vida y sus convicciones, que el objetivo que lograr que la democracia llegue a Cuba, y que los presos pol¨ªticos sean liberados. 55 de sus compa?eros siguen en prisi¨®n. Uno de los 75 arrestados en 2003 falleci¨® entre rejas.
El periodista Jos¨¦ Gabriel Ram¨®n Castillo, que ha consumido siete a?os de su vida encarcelado, atiende amable y paciente a sus colegas. Recuerda que, a pesar de que a¨²n malviven 300 presos de conciencia en Cuba, la ¨²ltimas liberaciones "podr¨ªan ser un peque?o paso", aunque "con muchas reservas", porque cree que lo que quiere [Castro] es quitarse la imagen de violador de derechos humanos". Y se lamenta: "No somos m¨¢s que un reflejo del coste humano de la lucha que estamos llevando a cabo los cubanos". Este disidente cree que Castro nunca ha dejado el poder, sino que "est¨¢ presente y es un fantasma que dirige el pa¨ªs. Va a salir nuevamente presidente el d¨ªa 24. Pero tenemos la esperanza de que alg¨²n cambio ocurra a largo plazo".
Pep¨ªn, como se le conoce, destaca que la disidencia est¨¢ evitando que Cuba caiga en una "espiral muy grande de violencia". Y como quien no hubiera estado nunca en prisi¨®n, pone por encima sus convicciones pol¨ªticas frente a sus experiencias personales. Las referencias a sus a?os de prisi¨®n las narra utilizando la met¨¢fora de un desierto. "Fueron terribles. Es como un desierto en el que a veces no hay agua, no hay alimentos, te torturan, hay malos tratos...". Enumera sus achaques arrancando con una pincelada de iron¨ªa: "Mi enfermedad no es secreta como la del comandante: hipertensi¨®n, una hepatopat¨ªa cr¨®nica, diabetes, trastornos neurol¨®gicos fuertes. Esas no son las mejores condiciones para estar en una c¨¢rcel cubana".
Omar Pernet, soldador, se ha pasado desde los 21 a?os, de forma intermitente, en las c¨¢rceles. En 2004, cuando cumpl¨ªa condena, fue trasladado de prisi¨®n y en el trayecto sufri¨® un grave accidente que le obliga a moverse con muletas. Dice que le metieron en la c¨¢rcel por "mercenario" y que los presos se sienten en Cuba como rehenes, que el r¨¦gimen va utilizando con cuentagotas "para quedar bien cuando le interesa".
Omar contrajo en prisi¨®n una enfermedad pulmonar obstructiva e hipertensi¨®n, le faltan ocho cent¨ªmetros de hueso de la pierna izquierda, y la clav¨ªcula soldada con unos huesos sobre otros.
En Cuba, comenta desde su silla de ruedas y visiblemente agotado, "hay mucho miedo", el mismo que en las c¨¢rceles. Abre los brazos e intenta describir la celda en la que se ha pasado, incomunicado, los ¨²ltimos a?os. Unos cuatro metros cuadrados, con una cama de cemento, y un agujero en el suelo que hace de water y lugar para coger agua. Omar, cuya condena se cumpl¨ªa en 2028, agradece emocionado la ayuda del Gobierno espa?ol.
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