Cuando el juez es un peligro
Un juez que no habla por la boca de la ley sino por la de sus creencias u opiniones morales representa un peligro p¨²blico. Y no en abstracto, sino de manera muy concreta para aquellos ciudadanos que tienen la desgracia de estar bajo su jurisdicci¨®n. Que se lo digan si no a la mujer, lesbiana, que intent¨® adoptar a la hija de su pareja, o a la madre que solicit¨® la custodia de sus hijos, y a las que el juez de familia de Murcia Fernando Ferr¨ªn Calamita les deneg¨® ese derecho, no en virtud de argumentos derivados de la ley, sino de consideraciones sobre la homosexualidad o lo que es o no normal en la familia.
La Comisi¨®n Permanente del Consejo del Poder Judicial ha suspendido cautelarmente en sus funciones a este juez. Pero lo ha hecho -y no por unanimidad- forzada por las circunstancias: la pareja a la que se le deneg¨® la adopci¨®n se querell¨® contra el juez y la ley contempla la suspensi¨®n mientras se tramita el procedimiento. Al Consejo Judicial la conducta del juez Ferr¨ªn s¨®lo le merece una multa de 1.000 euros. Es al menos lo que hace unos d¨ªas propuso el instructor del expediente disciplinario.
El caso del juez Ferr¨ªn es extremo, pero, por ello mismo, choca la benevolencia mostrada por el Consejo Judicial con este juez. Y m¨¢s todav¨ªa si algunos vocales no han ocultado sus dudas sobre su capacitaci¨®n para ejercer. ?Por qu¨¦, entonces, a un juez con serias dudas sobre su predisposici¨®n a aplicar la ley al margen de sus creencias se le destina a un juzgado de familia, donde sus prejuicios hom¨®fobos encuentran campo abonado?
Ferr¨ªn ya dio a entender al poco de ingresar en la carrera, y tras ordenar detener a dos j¨®venes en top less en una playa gaditana, que su forma de ejercer la jurisdicci¨®n estar¨ªa basada, tanto o m¨¢s que en los c¨®digos, en la Biblia y Camino, sus dos libros de cabecera, seg¨²n confes¨®. Esa declaraci¨®n debi¨® alertar al Consejo del Poder Judicial para tomar medidas y no dejar el campo libre a un juez predispuesto a confundir la ley con sus prejuicios, lesionando gravemente los derechos del ciudadano que busca amparo y protecci¨®n en la justicia.
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