?Realidad o fantas¨ªa?
En los ¨²ltimos a?os han aparecido algunos trabajos anglosajones sobre la cuesti¨®n del abuso sexual a personas inconscientes e intoxicadas. La irrupci¨®n del tema apenas ha producido algunos comentarios en nuestro pa¨ªs. Para muchos profesionales se trata de una fantas¨ªa que no debemos alentar (las famosas pastillas que deb¨ªan evitar las chicas para no comportarse mal), mientras que otros piensan que es una pr¨¢ctica emergente sobre la cual se deber¨ªan tomar medidas. Se van conociendo casos, referidos la mayor¨ªa a adolescentes, aunque a falta de estudios desconocemos su verdadero alcance. Se trata de un tema oculto que raramente llega siquiera a los padres, porque no es f¨¢cil de explicar, por parte de la v¨ªctima, que ha bebido y se ha drogado en edades donde esto representa una transgresi¨®n grave de las normas familiares.
Tambi¨¦n se relatan casos en adultos, que se diferencian de los m¨¢s grupales y festivos de los adolescentes (aunque el abuso lo cometa uno solo) porque parecen m¨¢s premeditados e individualizados. Existe adem¨¢s un mayor riesgo para el agresor porque la persona agredida puede denunciarlo, aunque tampoco est¨¢ claro cu¨¢l iba a ser la actitud de la justicia ante tales actos.
Asimismo, hay que reconocer que no es algo totalmente novedoso, ya que tradicionalmente se ha utilizado en nuestro pa¨ªs el alcohol, en fiestas juveniles, para conseguir la desinhibici¨®n que favoreciera una posible relaci¨®n sexual. Aunque en el pasado una borrachera con p¨¦rdida de conciencia retra¨ªa la posible pr¨¢ctica de abusos, ya que el grupo de amigos no habr¨ªa aceptado tal comportamiento. Pero puede que esta barrera social y cultural se est¨¦ deteriorando. El creciente uso de sustancias cuya ¨²nica finalidad es la p¨¦rdida de conciencia es un indicador de que algo est¨¢ cambiando. Los pocos casos conocidos parecen indicar que en este momento, y en esta sociedad, comienzan a asumirse formas de conducta que en el pasado provocaban un rechazo casi un¨¢nime. El "abuso qu¨ªmico" no es com¨²n, ni parece que vaya a serlo a corto plazo, pero no debemos menospreciar la capacidad de influencia de la cultura norteamericana, en especial en todo lo relativo a los comportamientos de los adolescentes. Habr¨¢ que estar atento, pero sin caer en una excesiva dramatizaci¨®n.
Domingo Comas es soci¨®logo y presidente de la Fundaci¨®n Atenea.
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